Thread by @sexsibaritas

Doy un sorbo a mi whiskey y compruebo que el mesero nuevamente se ha equivocado. Le había pedido un Jack Daniel's Honey y me ha servido otra vez uno normal. Estoy a punto de hacerle alguna seña para que me cambie la bebida cuando Ivonne, sin dejar de hablar con su acompañante...

...recarga suavemente su mano en mi pierna. Me acerco y le pregunto al oído si quiere que pida la cuenta.
- "Sí, pero pídeme una más por favor"
Lo ha dicho dedicándome una breve mirada y con la sonrisa en los labios que lleva puesta ya desde hace más de una hora...

Un par de días antes, en una reunión con varias parejas de amigos nos descubrimos el uno al otro aburridos apenas terminada la cena. Las mismas pláticas de siempre, las mismas bromas y los mismos chismes simplemente nos tenían un poco hartos. Bastó una mirada entre...

...nosotros para decirnos todo esto y decidir dar las gracias e irnos.
- "Tengo una propuesta indecorosa para ti"
- "¿Tiene que ver con unas copas que alguien quedó de invitarme?"
Ese "alguien" no soy yo. Pero los dos nos sorprendemos (aunque quizá no tanto) de haber pensado...

...exactamente lo mismo: un single con el que Ivonne tiene marcada preferencia había extendido la invitación y la cita aún no se había concretado.
Por eso su sonrisa y por eso una nueva ronda de bebidas. Ivonne está disfrutando mucho la velada y yo me siento feliz de verla así...

Decido dejar pasar el error en mi whiskey y me dedico mejor a observar los hipnotizantes labios de mi mujer. ¿No tengo acaso ya bastante dulzura con ellos? La cuenta llega y con ella la pregunta obligada: ¿seguiremos la velada en algún otro lugar?

CONTINUARÁ

Ni Ivonne ni su acompañante parecen tener prisa. Nos han traído una ronda más a cada quién y comienza a invadirme una sensación de inquietud por demás inesperada. Me bebo el whiskey de un sólo trago y, disculpándome, los dejo solos para salir a la terraza del bar y tomar...

...un poco de aire. ¿De verdad estoy seguro de todo esto? ¿Estoy dispuesto a....? El mesero pasa a mi lado y le pido una botella de agua helada. "Llévamela a la mesa por favor". Me dirijo hacia ella yo también, ya un poco más sosegado. "Tranquilo cabrón, ya estuvo"...

Ivonne percibe inmediatamente algo en mí y me pregunta si todo está bien.
- "Sí amor, ¿qué dicen? ¿nos vamos?"
La respuesta no es de ella sino de su acompañante
- "Lo que diga ella. Ella decide"
Con una sonrisa tímida Ivonne da su aprobación y dejamos el lugar para dirigirnos...

...hacia nuestro carro. No le abro a Ivonne la puerta del copiloto y, en cambio, les abro a los dos la puerta trasera. Su acompañante ha entendido perfectamente mi invitación y ayuda Ivonne a subirse al automóvil. No he llegado si quiera al asiento del conductor cuando...

...ellos ya se encuentran enfrascados en un torrente de besos por lo que enciendo el motor y ni siquiera les pregunto por nuestro destino. La erección que siento crecer en ese instante es monumental, aunada al alcohol que circula por mis venas, me obliga a concentrarme aún...

... más en el camino que tengo por delante. Eso no impide que acomode el espejo retrovisor para tratar de observar en ese pequeño reflejo todo lo que mi mirada y mi deseo puedan abarcar. Las calles están vacías y las circulo lo más lento que puedo. Por favor, ¡un semáforo!

No resisto más y me giro para poder verlos y la imagen que se presenta ante mí resulta de ensueño. Percibo de reojo que el semáforo se ha puesto en verde y arranco de nuevo. Ivonne con su pie toca mi codo. No necesita hablar. Mi mano empieza a recorrer la piel desnuda de su...

... pierna encaminándose hacia donde, adivino ya, me toparé con una humedad desbordante. Al llegar al cálido destino Ivonne no me decepciona y mis dedos la sienten palpitar intensamente. Unas cuantas cuadras más adelante diviso el motel hacia el que nos dirigimos y así se los..

...hago saber. Sin embargo, parecen no inmutarse ante mi comentario pues ellos siguen en lo suyo. El empleado que nos recibe no disimula en lo absoluto, pues me cobra sin desviar la vista del espectáculo que está teniendo lugar en el asiento trasero. "Ya llegamos", insisto.

El cuarto que nos recibe es pequeño, pero eso apenas importa. Ivonne y su acompañante han comenzado a despojarse de sus ropas sin dejar de besarse. Yo me doy a la tarea de encontrar un lugar cómodo donde situarme.

Hoy, con los nervios a flor de piel y una excitación que me recorre por completo todo el cuerpo, he decido ser sólo un espectador en primera fila. Y planeo disfrutar cada segundo siéndolo.

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