Thread by @RafaelPoulain

Pongan atención que hoy les voy a contar la historia del secuestro del hijo de Lindbergh.

Para empezar les contaré brevemente quién fue Charles Lindbergh y eso nos servirá para entender todo lo que rodeó el caso.

Lindbergh era un hijo de inmigrantes suecos, él estudió ingeniería y se volvió un apasionado de los aviones, estudió en un programa especial en la escuela de vuelo y mecánica y así empezó su leyenda.

Trabajó un tiempo como piloto pero luego de conocer a un filántropo francés llamado, Raymond Orteig, Lindbergh le convenció de financiarle un vuelo legendario, su meta era volar de Nueva York a París, y eso era algo que jamás se había hecho.

Al menos sin escalas y mucho menos en un monoplano y su pequeño motor, pero Lindbergh modificó la aeronave y la bautizó como “El espíritu de San Luis” y pues el 20 de mayo de 1927 tras 33 horas ininterrumpidas de vuelo, Lindbergh logró lo imposible y aterrizó cerca de París.

A partir de ahí se volvió una leyenda y empezó a recorrer el mundo en su avión, de hecho en una parada en México conoció a la que sería su futura esposa, (Anne Morrow) algo curioso que pocos saben es que Lindbergh fue el primer piloto de la compañía “Mexicana de Aviación”.

Y a partir de ahí se volvió asesor de pilotos comerciales (Ademas su esposa era millonaria) y su felicidad alcanzó su punto más alto cuando nació su primer hijo “Charles Lindbergh Jr”.

Todo parecía perfecto en su vida Lindbergh pero la tragedia estaba a punto de golpearlo.

La noche del martes 1 de marzo de 1932 la nana del pequeño, Betty Gow encontró la cuna vacía, la ventana de la habitación del pequeño abierta y una nota que exigía el pago de 50,000 dólares.

Lindbergh avisó a la policía y empezó la cacería del misterioso perpetrador del crimen.

La prensa empezó a cubrir todos los detalles relacionados con el secuestro del bebé Lindbergh, pero eso rompió la paz del matrimonio, ya que afuera de su casa había campamentos de reporteros y decenas de curiosos que iban motivados por el morbo a ver a la dolida pareja.

El secuestrador se comunicaba a través de los anuncios de ocasión de los diarios pero las negociaciones se entorpecían cada vez más y más, finalmente fue un médico llamado John Condon el que se ofreció a liderar el asunto y él pactó con el secuestrador la entrega del dinero.

En un cementerio a la media noche el médico se encontró con el secuestrador que se llevó el dinero y le dijo que entregaría al niño en unos días para luego desaparecer entre las sombras, y nadie lo volvió a ver.

Pasaban los días y no había rastros del niño, de hecho se empezó a

Utilizar la frase “Más perdido que el hijo de Lindbergh”, haciendo alusión a lo difícil que estaba resultando el caso.

Hasta que un terrible personaje iba a ofrecer sus contactos y redes de informantes.

Prometió entregar al niño a cambio de su libertad.

Era Al Capone.

La policía no aceptó y empezó a seguir todas las pistas que encontraban pero ninguna los llevó a ningún lado, el rostro del niño tapizaba las calles en carteles de “Se busca” pero era imposible, parecía que el secuestrador era una mente criminal que tenía muy bien oculto al niño.

luego apareció un viejo amigo de Lindbergh y dio con la respuesta, el secuestrador era un marinero que tenía al bebé en un bote, él prometió rastrear al bebé y se volvió una celebridad, pero todo era mentira.
Sólo era un tipo ávido de fama y terminó preso por mentir sobre el caso

Y entonces el misterio se resolvió por accidente, cuando un conductor de trailers llamado William Allen, se detuvo a un lado de la carretera en busca de un árbol para hacer sus necesidades y en eso estaba cuando vio en el bosque al pequeño que era buscado por todo el país.

Pero el bebé Lindbergh estaba muerto.

De hecho el cadaver tenía un avanzado estado de descomposición y Lindbergh horas después llegó a reconocer el cadaver entre decenas de reporteros que lo acosaban.

Pasarían dos años para que la policia diera con el secuestrador y se descubriera el misterio.

Gracias a que el dinero del rescate estaba marcado, la policía pudo rastrear y atrapar a Bruno Hauptmann, él negó que fuera el autor del crimen pero tras registrar su casa encontraron la caja con el dinero y el resto de billetes marcados.

Y lo llevaron a juicio.

Durante el juicio se descubrió que el secuestrador había matado por accidente al niño desde el día uno.

Se le cayó de la escalera que usó para extraerlo de su habitación y a partir de ahí todo fue puro teatro para obtener dinero.

Pero esperen que viene lo bueno ...

Porque a pesar de que suplicó, lloró, y aseguró que era inocente se encontró el número de teléfono del doctor Condon guardado en el closet de Bruno, un testigo lo reconoció y sus tarjetas donde marcaba su entrada en el trabajo, mostraron que no fue el día del secuestro.

Bruno fue sentenciado a muerte y Lindbergh y su esposa tuvieron otro hijo y se refugiaron en Europa, ahí Lindberg, cambió. Odiaba a los inmigrantes y empezó a simpatizar con las ideas de los lideres de la época, en especial uno de ellos.

Adolf Hitler.

Lindbergh se volvió nazi.

No hubo final feliz para nadie, Lindbergh pasó de héroe a villano, y se volvió un ser lleno de odio y rencor.

Y entonces se supo la verdad acerca del juicio de Bruno Hauptmann.

Todo fue un invento del fiscal y los agentes para quedar bien con la opinión pública y con Lindbergh.

El testigo que lo reconoció como el hombre del cementerio resultó que era legalmente ciego, el teléfono que estaba escrito en su casa, lo escribió un reportero que entró con..

La policía, la tarjeta donde Bruno checaba en el trabajo, fue falsificada y se descubrió porque los compañeros de Bruno declararon que ese día sí estuvo con ellos en el trabajo, luego de supo que la policía le sacó a golpes la confesión y lo más triste es que ...

Al final eso de que el bebé se murió por accidente resultó ser un invento del fiscal para ganar el caso.

Pero era demasiado tarde, Bruno ya había sido condenado a morir electrocutado y a Lindbergh poco le importaba la justicia.

Jamás se supo con certeza la verdad, y...

A veces las personas que parecen culpables sólo son desafortunadas víctimas de las circunstancias, toda historia tiene dos lados y mientras los verdaderos culpables siguen su vida campantes, el resto del mundo se consume y se entrega al odio.

Por eso...

No dejen que el mal gane, no dejen que el enojo los ciegue y nunca confundan la justicia con la venganza o jamás encontrarán la verdad ni podrán encontrar la paz.

Fin.