,
12 tweets,
2 min read
Read on Twitter
(1/12) Voy a compartir algunos apuntes acerca de la campaña contra la fantasiosa guerra convencional gringa, el ataque moral inquiriendo si uno es bélico y en qué batallón ya se está inscrito, y la postura de víctima de quienes no esgrimen razones sino vacuo sentimentalismo.
(2/12) Lo que se huele es intriga y una contienda de dimes y diretes, que no apunta a un debate honesto sino a inquina pura. Existe un diapositivo de periodistas, intelectuales, artistas y académicos (unos encubriéndose en arquetipos demócratas)
(3/12) que tristemente no llegan a persuadir y toman el camino de bajezas y de señalamientos para estúpidos. Eso es altamente preocupante por las implicaciones del trabajo simbólico de las narrativas y la venta de ideas e imaginarios peligrosos.
(4/12) Lo simbólico instituye un tipo de sociedad que tiene la opción de dirigirse a lo autómata o que más bien sea activa axiológica y políticamente. Que se interrogue, que dude, que cuestione y que no se reduzca a ser un número censitario.
(5/12) No induzco a la ingenuidad de pensar que las grandes decisiones (una guerra, un programa económico, una postura geopolítica) serán impactadas por las voces ciudadanas, y sí que los ciudadanos no seamos presas directas de tanta mafia y engaño.
(6/12) Tergiversar frases, alterar las palabras, descontextualizar hechos históricos, impulsar personajes del pasado de manera arquetípica como totems intocables, subestima a los ciudadanos que no se conforman con la tapa de un frasco vacío.
(7/12) Mi llamado es a que tengamos conciencia de una contienda, la más cruenta de todas: la simbólica, que no dispara balas ni muestra sangre pero que pretende el aniquilamiento moral para cancelar la crítica ciudadana y la exigencia política de no ser cómplices del crimen.
(8/12) Emplear la violencia de manera ramplona, despachar hechos y evidencias analizables, montarse en su desplazamiento a través de los imaginarios sobre guerra tradicional, incluso centrándola en el marxismo como ideología monopolizadora, es realmente de poca monta intelectual.
(9/12) Reaccionar frente a la crítica como una víctima acosada, dando lástima para ocultar una incapacidad intelectual y una debilidad moral de no tener una postura política autónoma, es también parte de este mismo dispositivo para impedir la comprensión y el juicio razonable.
(10/12) Como ciudadana no me conformo con llamados de fe (ignorando incluso qué significa esa noción) ni de paciencia impoluta, pues soy más que una venezolana que sufre la biopolítica totalitaria del chavismo,
(11/12) que no se resigna a que te incrusten el miedo paralizante y más bien busca comprender qué nos trajo hasta aquí y nos mantiene sumidos en una forma política de complicidades frente al mal radical.
(12/12) No me esfuerzo en convencer a quien ya decidió de qué lado estar, mi propósito es compartir reflexiones y conocimiento con quien desea comprender y batallar contra la oscuridad.
