Se está hablando mucho de los modelos de relación. Lo que me llama la atención es que aún no he visto a nadie hablar de la ausencia de modelos como modelo deseable. Como comunistas, aspiramos a relaciones sinceras, profundas y libres.
Lo revolucionario sería tratar a nuestros compañeros como iguales, sujetos sintientes en toda su dimensión. Sería revolucionario cuidar genuinamente de los demás, ser sinceros, asegurar que todas las interacciones se producen en estricta libertad.
Tener unas categorías preestablecidas donde encajar nuestras relaciones sociales (desde amigo a pareja, monógama o no, pasando por los rollos, follamigos...) es arbitrario, limitante, artificial, y a menudo nos lleva a situaciones problemáticas.
Sería también revolucionario -e iría aparejado a lo anterior- desligar el sexo de su dimensión sociocultural impuesta. Por poner un ejemplo, el hecho de que suponga una "línea roja" de las relaciones, la barrera que hace cambiar de nombre a la relación.
Por poner otro, la arbitrariedad del pacto de exclusividad sexual en las parejas monógamas (y en muchas poliamorosas). Y no salgamos con la perogrullada de los pactos libres, porque están muy bien, pero no he visto a ninguna pareja pactando exclusividad para ir al cine.
Tanto la relación monógama como la abierta y la poliamorosa comparten (por lo general) el ser un pacto, un contrato entre partes, que trata al sexo (y a otros cuidados considerados "íntimos") como entidad diferenciada del resto de actividades y relaciones humanas, >
sobre la cual, a diferencia de sobre las demás, la pareja tiene voz y voto.
Por favor, tampoco me vengáis con que lo que propongo es falta de compromiso, porque es todo lo contrario: compromiso absoluto y genuino con toda la humanidad (o al menos, en este caso, con todas las personas con las que se interaccione directamente).
Sé, e insisto rotundamente en ello, que sería tramposo pretender tener tales relaciones en la sociedad capitalista, con sus lógicas mercantilistas y sus imposiciones culturales en materia de relaciones, de las que nadie escapa por completo.
No es ningún secreto: no hay relaciones revolucionarias sin revolución. Y que la gente acuerde explícitamente la categoría preestablecida en que encajar su relación es perfectamente comprensible, y lícito, y hasta tal vez necesario en una sociedad donde, >
a falta de pacto explícito, se asume un pacto implícito arbitrario. Así que no, no estoy criticando ni a quienes tienen relaciones monógamas, ni poliamorosas, ni abiertas, ni amistades, ni nada de eso. Yo también tengo algunas de ellas.
¿Sabéis lo que *no* es revolucionario? Señalar a las personas que tienen relaciones bajo modelos que no nos gustan y llamarlas reaccionarias. >
Escrutar la vida de nuestros compañeros, que, con unas dificultades impuestas que compartimos todos, intentan vivir sus relaciones con sinceridad y compromiso.
Tanto pensar en las relaciones románticas y a lo mejor nos hace falta pensar en las de camaradería.
Tanto pensar en las relaciones románticas y a lo mejor nos hace falta pensar en las de camaradería.
