Thread by @BoixRichter

Uno de los mayores misterios de la evolución humana es entender porque empezamos a caminar sobre dos piernas en lugar de movernos a cuatro patas como el resto de los grandes simios. Pero, qué es ancestral, ser bípedos o cuadrúpedos.

Durante décadas llevamos asumiendo que entre los primates, los antepasados de los grandes simios, incluidos nosotros, eran cuadrúpedos y que nuestra línea es la excepción que se levantó sobre sus dos patas posteriores.

Nuevas evidencias sugieren que los primeros grandes simios se movieron sobre dos patas, con unos movimientos parecidos a los nuestros, lo que da la vuelta a la cuestión:

El verdadero misterio no es saber por qué somos bípedos, sino por qué nosotros seguimos con este movimiento mecánico mientras que el resto de grandes simios volvieron a desplazarse a cuatro patas.

En la actualidad encontramos cuatro formas principales de grandes simios: los humanos, los chimpancés y los bonobos, los gorilas y los orangutanes. Menos nosotros, el resto hace uso de sus cuatro patas cuando se mueven por el suelo.

Los investigadores siempre han pensado que caminar a cuatro patas es la condición primitiva, y que los homínidos fueron los únicos grandes simios que evolucionaron para caminar sobre sus dos piernas.

Pero el estudio de los fósiles de los simios que habitaron la Tierra en los últimos 20 millones de años está cambiando esta percepción, tanto, que los grandes simios a cuatro patas actuales parecen ser lo inusual.

Por ejemplo, hace 10 millones de años, en lo que hoy es Hungría, habitaba un gran simio denominado ‘Rudapithecus’. La pelvis descubierta en 2006 tiene un aspecto sorprendentemente parecido al nuestro.

Su anatomía implica que ‘Rudapithecus’ tenía una espalda baja y flexible como la nuestra. La forma en que nuestra columna vertebral se flexiona bajo la caja torácica permite curvar la espalda baja y llevar el peso de nuestro torso sobre nuestras caderas, caminando verticalmente.

La bióloga Carol Ward sospecha que ‘Rudapithecus’ podía erguirse en una posición similar, lo que indicaría que sería capaz de caminar sobre sus dos piernas.

Los grandes simios actuales tienen pelvis más grandes que confieren a la espalda baja mucha rigidez. Esto hace que caminar sobre dos patas resulte incómodo.

En ‘Ardipithecus’ de 4,4 millones de años, ya se observa una pelvis corta que favorecía el bipedismo, pero ‘Rudapithecus’ resulta revelador por ser mucho más antiguo que Ardipithecus y cualquier otro homínido.

Esto sugiere que la pelvis corta de los Ardipithecus no es un carácter que apareció por primera vez en los homínidos, sino mucho más antiguo, remontándose a los primeros grandes simios que vivieron hace 10 millones de años.

De ser así, la pregunta que llevan haciéndose los científicos sobre nuestro método de locomoción sería equivocada. El verdadero rompecabezas no es porqué caminamos sobre dos patas, sino porque nuestros premios simios no lo hacen.

Carol Ward plantea que la respuesta puede deberse al tamaño de las especies. ‘Rudapithecus’ era un simio más pequeño que un chimpancé, que posiblemente pasaba gran parte del tiempo en los árboles, manteniendo la espalda verticalmente cuando caminaba y se colgaba.

En animales más grandes y pesados estos hábitos suponían un riesgo de dañar sus espaldas, de manera que con el tiempo se fueron seleccionando aquellos individuos con unas pelvis más altas que diesen mayor rigidez a las espaldas.

De esta manera, los chimpancés, los gorilas y los orangutanes pudieron de manera independiente haber desarrollado sus pelvis altas actuales que protegen parte de la columna vertebral.

La línea que dio lugar a los homínidos se adaptó primero a pasar menos tiempo en los árboles, reduciendo así el riesgo de dañarse la espalda, de manera que se mantuvo la pelvis corta a pesar del aumento de tamaño en los homínidos.

Esta hipótesis propone que el bipedismo apareció primero en especies arborícolas y posteriormente fue aprovechada por animales que dejaron las ramas de los árboles para desplazarse por el suelo. Lejos de la idea de que el bipedismo evolucionó en los espacios abiertos de África.

El misterio del bipedismo humano se ira esclareciendo a medida que aparezcan nuevos fósiles de primates y entendamos la evolución de las estructuras que lo permiten.
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