Thread by @aitorehm

Con 19 ministros y 50 secretarios de Estado, el IIº Ejecutivo Costa destaca por ser el mayor de la historia democrática de Portugal. Tal y como se ha hecho desde 1978, esta mañana los miembros del nuevo Gobierno tomarán posesión de sus cargos en el palacio "maldito" de Lisboa...

El Palacio de Ajuda es un pastel neoclásico situado en una colina a las afueras de la capital lusa. Durante siglos el sitio donde se edificó era una especie de páramo, donde apenas habían unas quintas y una pequeña ermita.

Por aquel entonces la ciudad se extendía apenas desde la zona de Santos hasta Alfama en su parte fluvial, y hasta la actual zona de Rato, el Rossio, y Graça en el interior.

La Familia Real lusa había abandonado el medieval Castillo de São Jorge en el siglo XVI y pasado a vivir en el hermosísimo Paço da Ribeira, que se encontraba en el lado más occidental de lo que actualmente es la Praça do Comércio, frente al Tajo y la Bahía de Lisboa.

Durante la época de la Unión Ibérica (1580-1640) el Paço da Ribeira fue rediseñado y ennoblecido.

Apenas se estudia en España, pero Felipe II estaba obsesionado con Portugal, un amor que le llegaba de su madre, la Emperatriz Isabel de Avis, que le educó en portugués.

Cuando se hizo con el trono de Portugal ---que quedó vacante tras la desaparición / muerte sin descendientes de rey Sebastião y de su tío, el cardenal Henrique--- en 1580, Felipe II se tomó el cargo muy en serio y pasó largas épocas en el país vecino, y en Lisboa en particular.

Aunque apenas había fijado la capital de España en Madrid en 1561, cuando estableció su Corte ahí, la correspondencia del rey indica que después de 1580 planteó desplazarla a Lisboa por tener ahí el acceso directo al mar, y invirtió en tener un palacio digno en esa ciudad.

Al final Felipe cambió de idea y decidió mantener la Corte en el centro de su territorio peninsular, pero para facilitar sus desplazamientos ordenó hacer navegable el Tajo entre Toledo y Lisboa. Apenas se realizó el tramo hasta Talavera la Vieja. lamejortierradecastilla.com/117-2/

Si bien Felipe II se interesó en hacerse ver por Portugal y mantuvo su compromiso de ser rey de ese país con una administración completamente lusa, los siguientes Felipes mostraron menos deferencia hacia esa tierra.

Felipe III dejó que el Marqués de Denia reemplazase la administración con españoles. A diferencia de su padre, no hablaba la lengua de Camões y apenas visitó Lisboa una vez. Fue acogido con entusiasmo, pero insultó a los lusos al solo mezclarse con españoles durante la visita.

Su sucesor, Felipe IV, ya ni siquiera se molestó en visitar la ciudad, y limitó su interacción con la misma a la financiación de las fiestas para conmemorar la canonización de la Santa Isabel de Portugal ---más motivado por su fe católica que su afán por las cosas lusas---.

Aunque él no estaba, el Paço da Ribeira seguía siendo utilizado por los representantes de la corona. En 1640, estos eran la virreina de Portugal Margarita de Saboya ---la prima italiana del rey--- y el secretario de Estado Miguel de Vasconcelos, colaborador de la dinastía.

Los lusos se habían cansado de 60 años de dominio español en el que sus nobles gradualmente habían sido ninguneados a la vez que las riquezas de sus colonias eran redireccionadas a Madrid. Así que un grupo de aristócratas decidieron actuar para retomar el control del país.

El 1 de diciembre de 1640 asaltaron el Paço da Ribeira y mataron al colaborador Vasconcelos, lanzándolo por la ventana.

A la virreina la encerraron en sus estancias hasta la llegada de João, Duque de Bragança, que fue proclamado nuevo rey de los lusos en la plaza delante del Palacio el 15 de diciembre. Margarita fue reconducida a España, país que mantuvo una guerra con Portugal hasta 1668.

Anyway: los reyes de Portugal retoman el Paço da Ribeira y viven ahí con cierta felicidad, disfrutando de las vistas del Tajo y la Bahía, hasta la mañana del 1 de noviembre de 1755, cuando tiene lugar el peor desastre de la historia del país vecino: el Terremoto de Lisboa.

¿Cómo fue el Terremoto de Lisboa? Muy, muy malo. Su magnitud fue de un nueve en la escala de momento, y su intensidad fue tal que hasta produjo daños en España, donde casi destruyó la Torre de Oro de Sevilla y dejó la Torre de la Higuera de Matalascañas en su estado actual.

Pilló a toda la ciudad en las misas del Día de Todos los Santos, y miles de personas quedaron aplastadas cuando comenzaron a colapsar las paredes de piedra. En la zona de la Baixa el suelo arenoso se liquificó y desaparecieron casas enteras.

Según las crónicas de la época, el denostado embajador del Reino de España, Bernardo Antonio de Boixadors, VIII Conde de Peralada, murió cuando el enorme escudo real tallado en piedra sobre la entrada de su palacete se desprendió y lo aplastó justo cuando intentaba huir.

Intentando escapar de los edificios que colapsaban, miles de lisboetas corrieron hacia la plaza abierta ante el Paço da Ribeira. Fue una decisión fatídica, pues poco después del terremoto se produjo un enorme tsunami que ahogó a todo quien se encontraba ahí.

Las partes que no quedaron inundadas quedaron calcinadas: de las ruinas de las iglesias ---donde miles habían encendido velas por los Santos Difuntos--- surgió un enorme incendio que ardió durante una semana. De la vieja Lisboa sólo quedaron escombros ennegrecidos por las llamas.

Como podéis imaginar, al igual que el resto de la ciudad, el Paço da Ribeira fue destruido, y con él se perdió una biblioteca real con más de 700.000 libros y una colección de arte con obras de Da Vinci, Miguel Ángel, Tiziano, Reubens y otros.

Pero, increíblemente, aunque se estima que murieron hasta 100.000 personas, la Familia Real sobrevivió. Por pura casualidad estaba de picnic en Belém cuando tuvo lugar el desastre, y desde una colina vieron la ciudad colapsar e incendiarse.

El rey José I entró en shock por lo que vio ese día y durante el resto de su vida tanto temió morir como sus conciudadanos que nunca más aceptó vivir bajo un techo firme. Por eso, durante los próximos 40 años la Familia Real lusa vivió en una serie de cabañas de madera. For real.

Entre 1755 y 1794 la Corte estuvo en la Real Barraca de Ajuda (en la imagen de la ribeira de Belém es el número 34). Era un complejo de edificios de Madera donde la Familia Real vivió como se estuviese de campamento perpetuo durante décadas.

La tontería se acabó en 1794, cuando los edificios se incendiaron (porque era cabañas de madera, WTF), y para aquel entonces el Marqués de Pombal ya había reedificado Lisboa, con su Baixa geométrica y la Praça do Comércio sustituyendo el desparecido Terreiro do Paço.

La Familia Real podría haber tomado la oportunidad para volver a Lisboa, pero ojo: estamos en 1794. Acaban de guillotinar a Louis XVI y Marie Antoinette. Lo de estar entre la plebe casi que no, ¿no? No. Mejor guardar distancias y quedarse lejitos de los tsunamis y las masas.

Así que en vez de volver a Lisboa, el príncipe-regente João VI decide proyectar un macro palacio en Ajuda (porque se había aprendido que las masas son peligrosas, pero lo de no ser ostentosos y gastar el oro del reino en proyectos faraónicos era una lección pendiente de asumir).

El amigo João piensa que a Portugal no se le toma en serio como un país serio y potente, y decide que quiere escenificar esa potencia con el mayor palacio de todos los tiempos. Quiere superar la Reggia di Caserta, la locura que Carlos III de España edificó en el sur de Italia.

La obra fue encargada a Manuel Caetano de Sousa, pero después de unos años João IV cambió de idea y decidió que no le gustaba su estilo y lo destituyó. Según cuenta la leyenda, Caetano de Sousa entró en furia y dijo que si él no completaba el Palacio, nadie lo haría.

Pues, bien: 227 años después, el Palacio de Ajuda sigue sin estar completado. Sucesivos arquitectos lo han intentado, y bancarrotas, invasiones, revoluciones y todo tipo de drama adicional han interrumpido el proyecto.

Apenas 12 años después de que inició su construcción, la invasión de las tropas napoleónicas obligó la huida de la Familia Real lusa a Brasil. Spoiler alert: a los portugueses les flipa Rio de Janeiro y cuando cayó Napoleón en 1815 el rey no le moló la idea de volver a Portugal.

El amigo João sólo lo hace en 1821 bajo intensa presión de los ingleses, que básicamente habían estado gobernando el país desde que se lo arrebataron a los franceses en 1808. Vuelve cabreado, pero con intención de completar su palazón. Pero de pronto -BAM- Brasil se independiza.

Bajo presión de la aristocracia brasileña ---que no acepta volver a pasar a ser gobernada desde Lisboa---, el hijo de João, Pedro, se declara emperador de Brasil. ¡Adios, base de riqueza de Portugal!

La falta de financiación y la devastación general de Portugal después de las Guerras Napoleónicas frena la construcción. En 1826 apenas hay una ala construida, en la que malvive la Familia Real. Se decide reducir el proyecto a una cuarta parte de lo programado.

Pero aun en esas condiciones, la cosa queda parada con las Guerras Liberales, y nuevamente cuando la reina María decide que prefiere el Palacio de las Necesidades. Pedro VI apenas usa el Palacio de Ajuda para celebrar su coronación y la boda real.

La mala fortuna del Palacio cambia en 1861, cuando un drama mayor se interpone en la historia: una epidemia de tifus afecta Lisboa y alcanza el Palacio de las Necesidades en Estrela. Caen infantes como moscas, y muere el rey Pedro V. Su sucesor, Luís I, se refugia en Ajuda.

Durante los próximos 30 años avanzan las obras, si bien se tiene que empezar de nuevo en muchas partes porque los gustos van cambiando. Su hijo, Carlos I, continúa con ellas, y acoge al Kaiser, Alfonso XIII y Eduardo VII de Inglaterra durante sus visitas reales a Lisboa.

Pero el país está de capa caída y los lusos se van cansando de la monarquía. Cuando Carlos vuelve de sus vacaciones en 1908, justo en el momento que cruza la Praça do Comércio (donde antes estaba el Paço da Ribeira), tiene lugar el Regicidio de Lisboa.

El rey y su heredero, Luís Filipe, mueren en el acto. Con apenas 19 años de edad, Manuel II asume el trono. Dura poco: en cuestión de dos años se proclama la República Portuguesa.

Sin Familia Real, el Palacio de Ajuda deja de tener sentido. Se cierra, y durante los próximos 25 años es saqueado por vecinos de la zona. En 1938 el dictador António de Oliveira Salazar autoriza su re-apertura como museo, pero al estar alejado del centro es poco popular.

Durante este periodo el edificio cuenta con apenas tres de las cuatro alas del proyecto reducido edificadas. En los años 40 se edifica una fachada para la ala fantasma, que no soluciona su aspecto arruinado.

La gestión interna del Palacio era bastante mala también, y en 1974 el estado ruinoso de la infraestructura eléctrica llevó a un incendio que acabó con 500 obras de la colección real. En fin...

arquivos.rtp.pt/conteudos/ince…

Con la llegada de la democracia se intentó promover el uso del edificio. Aunque la tomada de posesión del primer Gobierno democrático se realizó en el Palacio de Belém, desde 1978 todos los Ejecutivos lusos han prometido cumplir con sus obligaciones ahí. arquivos.rtp.pt/conteudos/toma…

Durante el primer Gobierno del actual primer ministro, António Costa, el Ayuntamiento de Lisboa y Patrimonio Cultural se pusieron de acuerdo para acabar la construcción del Palacio definitivamente.
elmundo.es/papel/cultura/…

El año que viene se terminará la construcción del remate moderno del edificio. Es polémico, pero pondrá fin a un proyecto que ya dura más de dos siglos. Esta zona acogerá el Museo de las Joyas Reales de Portugal.

Lo que se exhibirá será reducido, porque piezas claves de la colección desaparecieron hace 17 años cuando unos ladrones las robaron de una exhibición en La Haya, pero esa historia queda para otro día.