Abro hilo sobre la Asamblea Constituyente (en adelante AC). Aclaro que todo lo que diré es solo mi opinión y no representa a nadie. Doy mi parecer como profesor de filosofía del derecho sin cargo ni militancia alguna. Obviamente tampoco pretende ser un hilo sistemático. Empezamos
La cuestión de la AC se vincula con uno de los problemas más complejos e importantes de una democracia representativa: ¿cómo sustentar la legitimidad del poder político que, constituido como Estado, monopoliza la fuerza y puede imponerla incluso a quienes no están de acuerdo?
La teoría estándar respondería que la legitimidad se funda en una ficción que depende de un test puramente ideal: el poder político tiene legitimidad si podemos concluir que contaría, si fuera posible, con el consentimiento de cada ciudadano (aguante la tradición contractualista)
Si la legitimidad pende de ese test, es clara la conexión con la AC. La AC, en principio, sería una de las formas más perfectas de justificar la legitimidad del poder. Pero para que eso sea cierto, la AC debe cumplir varias condiciones. Detallo las que me parecen cruciales
1.- Una mayoría significativa (al menos 2/3) de la AC debe ser escogida por voto popular con paridad de género. Los demás puestos podrían ser llenados por reservas de escaños por ejemplo para minorías sexuales, pueblos indígenas, inmigrantes, niños, niñas y adolescentes,
representantes gremiales y sindicatos, etc. El porcentaje restante podría ser completados por ciudadanos escogidos aleatoriamente, los que deberían participar en la AC como una carga legal. 2.- Me parece fundamental que no haya incumbentes en la AC, es decir, no debería poder
postular ni participar de la AC NADIE que al momento de ser convocada detente algún cargo público de elección popular ni de alta dirección pública o similares. Y, más importante, cada miembro de la AC debe tener prohibición total de presentarse a algún cargo en el período
electoral inmediatamente siguiente al fin de la AC. 3.- Constituida de este modo la AC, ésta debe autoconvocarse y decidir procedimiento bajo el cual operará, decisión que debe tomarse por mayoría absoluta de sus miembros. Una vez decidido el procedimiento, éste será vinculante
para la AC, incluido un plazo para completar su tarea. 4.- Cada miembro de la AC debe recibir una remuneración equivalente a la de un diputado (rebajada ya 😛) con prohibición de dedicarse a otra cosa 4.- En paralelo el país debe seguir funcionando por lo que la institucionalidad
vigente debe mantenerse mientras tanto. 5.- La AC es libre de convocar en sus sesiones a todas las personas, entidades, asociaciones, etc. que les parezca oportuno escuchar. Hay otras formas distintas a la AC que podrían funcionar como sucedáneos de la misma: convención
constituyente, un congreso constituyente y otras similares. Lo más importante es que si se llegará a optar por una fórmula como esa la regla de la incumbencia hacia el futuro debe cumplirse a cabalidad, o sea, todo el que participe en el proceso queda inhabilitado para
postular a cargos en el período siguiente. Como ven, la regla de la incumbencia a mi me parece absolutamente crucial. Terminada la tarea de la AC habrá que redactar la nueva Constitución en la que -les guste o no 😝- van a tener que entrar a jugar abogadas/os. Para ir terminando,
es muy importante no mentirle a la gente ni generar falsas expectativas. Una nueva constitución sustentada en un procedimiento genuinamente democrático y representativo no será ni una constitución de izquierda, ni una constitución de revancha, será tan solo la base para
que las coaliciones políticas que vengan puedan presentarle al país sus ideas sin que estén sometidas a lo que Fernando Atria llama, con especial acierto, las "trampas" de la constitución actual. En fin ¿por qué es importante una nueva constitución? Por todo lo que he dicho. La
actual carece de legitimidad de origen, pero, aun más importante (es cuestión de ver lo que está pasando ahora mismo), carece de legitimidad de ejercicio. Llegó el momento que chilenas y chilenos nos demos una nueva carta fundamental en la que fundar una democracia vigorosa.
Sobre la pregunta de cómo pasar de la institucionalidad actual a una que convoque una AC seré sincero: no hay leguleyada que lo soporte, claramente debería ser una salida política que rompe con el actual ordenamiento jurídico, pero por razones políticas y morales correctas. FIN
