Que todavía haya papas o zanahorias de los Andes, aunque falten semillas, fertilizantes, fumigantes, combustible y seguridad, es un hito impresionante.
Tenemos que trabajar para que más gente pueda poner comida en su mesa sin ser extorsionada ni estafada por el Estado.
Por eso cualquier iniciativa de la revolución en materia productiva fracasó. Prefieren importar con sobreprecios y hacer esclava a la gente.
Sin agua, electricidad ni gasolina es más difícil.
A eso los condena quienes diseñaron esta crisis.
El socialismo hizo de Venezuela uno de los países más desiguales del continente, con niveles de miseria que expulsan a miles de personas a campos de refugiados en las fronteras.
Quebraron a la gente.
Toca hacer mucho.
No el gallinero vertical, ni la misión conejo, el fraude de la agricultura urbana, la piscicultura cubana, el plan quinchoncho, ni el millón de hectáreas de maíz que nunca sembraron...