Hoy les traigo mi obra Grandes Cagadas de la Humanidad. Saben que me dedico a temas de innovación. Hoy, de forma divertida, les voy a explicar cuándo un proyecto es un desastre, y sobre todo, cómo detectarlo y evitarlo. Y de paso, nos vamos a reír un rato, prometido. Dentro hilo
Hablemos de submarinos. España quería modernizar su flota. Así que, en lugar de comprar un diseño a Francia (como hacíamos antes), decidimos inventar uno propio. Así lo podríamos exportar. Suena bien, no? Salvo un pequeño detalle: no tenemos ni idea de hacer submarinos.
Corría el 1997, y se bautizó a esta brillante idea como la clase S80. La cosa ya empezó mal: un ingeniero se equivocó con un decimal, y el submarino pesaba demasiado. Resultado: no flotaba. No es broma, lean: elconfidencialdigital.com/articulo/defen…
Sigamos. En 2013, se contrata a expertos americanos y se decide que, para que flote, lo alargaremos 9 metros, y así hará más cámara de aire, pasando de 71 a 80 metros. Problema? Al alargarlo no cabía en puerto. En serio: elespanol.com/espana/2018071…
No pasa nada: haremos el muelle más grande. En 2016 el S80 es elegido para el programa “Grandes Fracasos de la Ingeniería”, del Discovery Channel. Cachondeo generalizado. Lo podéis ver aquí: elconfidencialdigital.com/articulo/defen…
2018: el proyecto ya lleva un sobrecoste de 2000 millones. Sobre un coste inicial de 2100 millones. Vamos, multiplicar por dos. Y el submarino, que debía entrar en funcionamiento en 2011, a día de hoy se espera para 2022, ONCE años de retraso. Un exitazo, vamos.
Resultado? Seguramente no se exportará: nacerá obsoleto. Y como este hay miles de ejemplos, como el portaaviones Príncipe de Asturias: 21 años de vida útil, ni una sóla entrada en combate, 260M de coste, vendido a Turquía como chatarra al peso por 2.4M. elchatarrero.com/vendido-como-c…
Pero no se queden con el ejemplo: lo que me interesa es que vean que podemos caracterizar este tipo de situaciones, detectarlas para intentar que no nos sucedan. Les cuento: todo desastre pasa por tres fases consecutivas: Ingenuidad, Impaciencia e Incompetencia.
En una primera fase, se toma una decisión importante de forma ingenua. Puede ser por poca criterio de quien toma la decisión, por poco análisis, por no entender la importancia de la decisión. En este punto ya estamos condenados, pero aún no nos hemos dado cuenta.
En el ejemplo, era ingenuo que España se pusiese a hacer submarinos. Seguramente una decisión política, tomada sin el menor conocimiento de las complejidades que conllevaría. Imagino al político de turno: “si sabemos hacer barcos, por qué no un submarino?”. Planazo.
Tras la ingenuidad, el proyecto sigue. Tenemos un cáncer dentro, pero nadie se ha dado cuenta. En general, los hitos se van desviando, los entregables no son correctos, pero la gente tiende a engañarse, a mantener la esperanza de que el problema se arreglará solo. Angelicos!
De repente pasamos a la segunda fase: impaciencia. Alguien pregunta: “cuánto queda?” o “no debería estar listo ya?”. Normalmente la impaciencia surge cuando los problemas derivados del error inicial se van haciendo grandes. “When the shit hits the fan”, que dirían en los USA.
La impaciencia no tiene arreglo: el submarino no va a aparecer mágicamente. La cagamos en su día, y sólo iremos a peor. Hasta que alguien haga la pregunta fatídica, que nos lleva de cabeza a la tercera fase, y a la apoteosis del desastre: “oye, esto quién lo decidió, y cuándo?”.
Aquí surge la incompetencia: descubrimos que se tomó una decisión incorrecta, por incompetentes, y que estamos de mierda hasta los ojos. Llegados a este punto, toca salir del agujero sea como sea: asumiendo que es lo que hay, cancelando el proyecto, o lo que sea.
Normalmente si hemos llegado a esta fase lo inteligente es hacer una tabla de opciones, costes y beneficios: qué pasa si cancelamos? Qué pasa si convivimos con el problema y le echamos paciencia? Qué pasa si inyectamos dinero para arreglar el problema de raíz antes?
Pero fijaos como el problema venía de antes. Esta es una diferencia que he notado trabajando con japoneses vs. españoles: aquí reaccionamos bien los problemas cuando suceden. Allí sencillamente no suceden, porque analizan las decisiones antes, y la cagan menos.
Os podría citar cientos de ejemplos. La reciente renovación de tarjetas de metro en Barcelona. La gestión de desastres como el del Prestige o el Metro de Valencia. La llegada del AVE a Barcelona, nada, con 20 años de retraso. La plataforma Castor. A que veis un patrón?
Qué patrón? La intervención de políticos. Cierto es que “decidir es cagarla”, o sea, que aquellos que tienen que decidir, es más fácil que se equivoquen. Pero no es menos cierto que con frecuencia los políticos deciden sobre temas de los que, sinceramente, no tienen ni idea.
También es cierto que el nivel de auditoría en la clase política es básicamente cero. Me explico: en una empresa, según qué cagadas te cuestan el cargo. Pero en política no es así. Probablemente cualquiera de los desastres que he citado antes acabarían con el responsable…
… en la calle si fuese una empresa privada. Pero claro, malgastar el dinero del contribuyente no es lo mismo que el de una empresa. He aquí una coincidencia peligrosa: gente con grandísima capacidad de gasto y decisión, y mínimo control y selección. La combinación ganadora.
Respecto a nosotros, pobres mortales, recuerden: Ingenuidad. Impaciencia. Incompetencia. La I al cubo. Ante una decisión, párense a reflexionar, y piensen: soy la persona adecuada para decidir esto? Tengo toda la información disponible? Necesito más? Me están metiendo prisa?
Les dejo dos reflexiones: el rendimiento de los países, las empresas y las familias se define mucho más por las decisiones que cagan que por las que aciertan. Y no digo de no cagarla: digo de cagarla un poquito menos. Que los japoneses no son perfectos, pero deciden mejor.
Segunda: la gente bien formada conoce este patrón, y consigue dos cosas: primero, cagarla un poco menos, al tomar mejores decisiones. Segundo, reaccionar antes, de forma que el tamaño del desastre sea más controlable. Recuerden: decidan bien, si fallan reaccionen rápido.
Les dejo, que hoy es Nochebuena y acabo de recordar que olvidé un regalo. Y es que, al final, cagarla la cagamos todos. No coman mucho, nos vemos en el próximo hilo y, si les gustó, RT/Like/Follow, y respondan con sus historias de desastres. Seguro que hay muchas y buenas!
