El ÁRBOL DE NAVIDAD, tal y como lo conocemos, es una costumbre que se remonta a la Alemania renacentista del siglo XVI, y su primera representación la hallamos en Alsacia, hoy Francia, en el año 1576. La costumbre se origino entre los protestantes germanos que traían 
fresnos o pinos a su casa para decorarlos con manzanas dulces, nueces y frutos secos. Se registran precedentes en la Livonia (actuales Estonia y Letonia) y Portugal del Bajo Medievo. En Portugal, por ejemplo, una regla de la orden monacal cisterciense dice así:
"Nota de como has de poer o ramo de natal ("navidad"), scilicet: Em vespera de natal, buscarás hun grande Ramo de loureiro ("laurel") verde, e colherás muitas laranjas vermelhas e poer lhas has metidas pelos ramos que dele ("del ramo") procedem ("salen")
specificadamente segundo já viste. E em cada hua laranja, poeras hua candea. E pendurarás ("colgarás") o dicto Ramo per hua corda na polee ("en una polea") que ha de star acerca da lampada do altar moor ("altar mayor").
Se especula con que el Árbol pueda tener su origen en el Árbol de Paraíso del relato bíblico o en el fresno que los paganos nórdicos solían decorar con motivo del solsticio de invierno y que simbolizaba al Yggdrasil, el "árbol del universo" que simbolizaba su visión del mundo.
Una tradición cristiana su origen en el año 723, en el que el obispo San Bonifacio taló el famoso árbol de Thor o de Donar, un roble que los paganos francos del Norte del Reino Franco adoraban. Para sustituirlo, dícese que el obispo plantón un fresno perenne para simbolizar el
amor eterno hacia el dios cristiano.
