La historia de Raiza Ruiz, la médico venezolana que fue "enterrada" y conserva su certificado de defunción aún estando viva.
. ABRO HILO
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A sus 25 años, la Dra. Raiza se encontraba en Amazonas haciendo el rural, el cual es un requisito para optar por el título de médico cirujano.
Todo empezó el 01 de septiembre de 1981 cuando una avioneta despegó desde Maroa, Amazonas.
En su interior se encontraban el piloto Rómulo Ordoñez y 3 pasajeros: José Herrera, Salvador Mirabal y finalmente, la Dra. Raiza Ruiz.
El objetivo era encontrarse con otros médicos en San Carlos, para luego dirigirse a una protesta en Puerto Ayacucho para exigir mejores condiciones labolares.
Sin embargo, no se imaginaron que nunca llegarían a su destino. Las 9am era la hora de llegada a San Carlos, pero esto nunca sucedió.
Así empieza a surgir la preocupación entre los colegas que se encontraban esperando la avioneta, por lo que informan a las autoridades lo sucedido.
Inician entonces las operaciones de rescate, a los 2 días encuentran la avioneta estrellada. La escena era aterradora, “todos” muertos, el personal de rescate no era forense, así que se limitaron a recoger lo encontrado y llevarlo hasta San Carlos.
Ese mismo día sus padres son notificados de la muerte. Al día siguiente, mientras ella seguía caminando deshidratada por la selva amazónica, fue declarada muerta y "enterrada" en Caracas.
Efectivamente, la avioneta se había estrellado contra las copas de los árboles y los sobrevivientes (todos menos Salvador Mirabal) se vieron obligados a abandonarla ya que se estaba incendiando, por lo que no pudieron ser rescatados 2 días después cuando la localizaron.
El escenario era aterrador: los 3 sobrevivientes se encontraban en el medio de la selva amazónica, desorientados y con severas quemaduras y fracturas.
Con la esperanza de encontrar ayuda emprendieron camino. Encontraron un riachuelo y decidieron usarlo como sendero que los dirigiera a Río Negro, sin tener la certeza de que sería así.
Tras una larga caminata, el agotamiento físico vence al Dr. Herrera, quien decide permanecer en un sitio cerca del riachuelo.
Intentó convencer a los demás de que se quedaran a acompañarlo. Sin embargo, estos decidieron no hacerlo, sabían que sería una sentencia de muerte. Continuaron con la caminata bajo la promesa de regresar a auxiliarlo. Esto nunca ocurrió, pues el Dr. Herrera murió días después.
El viaje fue muy accidentado. Las quemaduras y fracturas empeoraban, no habían tomado agua ni mucho menos comido.
El primer día, pasaron la noche en un pantano que amenazaba con ahogarlos debido a las constantes lluvias, trataron de dormir agarrados a los troncos.
Tanto esfuerzo para nunca encontrar ayuda. Poco después la Dra. Raiza se queda sola, sin agua ni comida, con heridas y quemaduras muy severas en el medio de la selva.
Ante el temor de ingerir alguna planta venenosa no quiso comer casi nada. Alguna que otra hoja y frutas picadas por aves. Sus heridas estaban llenas de gusanos que literalmente se la comían viva.
Tras varios días de caminata sin rumbo se da por vencida, ya no tenía fuerza para seguir caminando.
No pasó mucho tiempo cuando creyó estar alucinando al escuchar unas voces, un grupo de niños pertencientes a la tribu indígena Baré la habían encontrado.
Al día siguiente, los niños regresaron con adultos, quienes la auxiliaron y transportaron a San Carlos. Tenían la esperanza de encontrar un equipo médico en el pueblo.
Pero la mayoría del personal médico se encontraba en Caracas por una razón: se encontraban en su propio "entierro".
La noticia llegó rápidamente a las autoridades de Puerto Ayacucho, desde donde fue enviada una avioneta para transportarla al hospital de la ciudad. Posteriormente la trasladaron a Caracas donde se reencontró con su familia.
Pero con su aparición se desató una ola de indignación en el país. Todo el mundo se preguntaba qué había en las urnas en las que supuestamente estaban sus restos...
El 10 de septiembre realizan la exhumación de los supuestos restos y aquí es donde todo se sale de control. Lo que había en la urna era: UN SACO DE CAL Y UNA BOLSA DE PLÁSTICO CON UNA COSTILLA Y UN FÉMUR (la primera de un venado y el segundo de una lapa).
Las autoridades asumieron que eso era lo poco que había quedado, por la cercanía de dichos restos a sus pertenencias materiales. Pero en verdad eran que si unos restos de carne que habían comprado los pasajeros para el viaje.
Aunque está viva, sigue estando "legalmente muerta" porque desde 1873 el Registro Civil establece que "ningún acta podrá ser rectificada ni adicionada después de extendida y firmada salvo que lo ordene una sentencia judicial"
Expresa que el hecho de haber sido médico no la ayudó, sino que la perjudicó, ya que era muy consciente de su terrible pronóstico de supervivencia.
La noticia salió en la prensa nacional. Todo el mundo hablaba del caso de los "resucitados" del Amazonas.
Afirmó que "uno no sobrevive para las grandes cosas sino para vivir la vida normal, ver a su familia, amigos, dormir en una cama limpia (...) ayudar a los otros... incluso para saber quién fue a tu entierro y quién lloró por tí."
. FIN DEL HILO.
. FIN DEL HILO.
