Una serie de reflexiones sobre Arabia Saudí y la Supercopa que no le interesan a nadie pero que igualmente os voy a dejar por aquí, porque yo también quiero dar mi turra.
A mí no me gusta que se celebre el torneo en Arabia. No me importa el cambio de formato, creo que mejora la competición, ni las fechas, que también, pero creo que el lugar no es el adecuado. Es uno de los regímenes más crueles del mundo y no compro que con esto vaya a mejorar.
Dicho eso, no me gustó la posición al principio de Rubiales en la que venía a decir que mandaba el fútbol a Arabia para democratizarlo. Palabrería. Como ha contado estos días, y es la verdad, el motivo principal es el dinero, un dinero que irá a parar al fútbol español.
Hay sectores de la sociedad que consideran el comercio y el dinero como algo sucio y execrable, no es mi caso. Veo natural que las empresas/instituciones lo busquen para mejorar. Por eso mismo me vale que la RFEF también lo haga.
Ahora bien, por una serie de motivos que no vienen al caso, esta vez se ha hostigado a la RFEF por esto. No críticas a Nadal cuando se anunció que jugaría una exhibición allí. Casi nadie rebotó ni investigó la relación Liga-Arabia (elconfidencial.com/deportes/futbo…)
¿Por qué cuando lo hace Rubiales es pecado y si lo hace LaLiga es solo negocio? Tengo mis teorías al respecto. Otro día.
Y luego, la sociedad civil. Estos días he leído políticos (empezando por @gonzalezpons) indignados por la celebración del partido en Jedda. A ver, que esto es España.
Vendemos corbetas a los saudíes, que están en guerra con Yemen. Hemos construido el AVE, una de sus mayores infraestructuras. Nuestro penúltimo Jefe de Estado era su valedor en occidente. Si queremos indignarnos hagámoslo con lo nuclear, no con lo superficial. Motivos no faltan.
Y, aunque Arabia sea comparativamente peor, me suena extraño que haya tanta virulencia en este caso y no se diga casi nada sobre Qatar o Emiratos Árabes Unidos, países en los que se celebra mucho deporte anualmente y que no son precisamente Suecia.
Ya por último. Los poquitos pasos adelante que se han conseguido en este caso, como que las mujeres vayan al estadio, no justifican todo lo demás, pero es mejor que existan a que no.
