Un breve hilo sobre Kramer. Lo demás lo conversaremos en el podcast de La Cosa Nostra que haremos mañana. Avanzo a partir de una matriz de análisis sobre la cultura que es simmeliana.
Un fenómeno social de gran envergadura tiene como ley interna (propia del fenómeno) su propia forma. Pero el peso del fenómeno puede convertir esa ley interna en externa. El genio es el que comprende esa forma y es capaz de reproducirla. Eso vale en política, arte o ciencia.
Lo que hizo Kramer anoche fue sublime en tanto tal. No es una rutina. Los burócratas o mercaderes del templo no pueden entenderlo. Lo que hizo fue un segundo estallido. Lo replicó, le volvió a dar vida a la energía primigenia.
Con ello convocó los procesos de significación primigenios y se saltó el proceso de disolución que ha intentado construir el gobierno y sectores que temen que esta crisis no tenga contención.
El hito es el más importante desde la primera semana de estallido y la primera marcha. El estallido fue la expansión de todos los contenidos y la construcción de un universo de equivalencias entre lo quemado, destruido, vilipendiado y los pecados de las elites.
Esa red de equivalencias tomó forma de espectáculo callejero. Ayer por primera vez llegó al corazón de la sociedad del espectáculo: la televisión, un festival rodeado de farándula.
La economía de disfraces y puesta en escena habla de una austeridad que intenta coincidir con las herramientas del pueblo para dar a oír su voz. haber nombrado todos los tabúes limpió la escena y tranquilizó a las personas. Romper el límite es la ley de una crisis.
Pero esta crisis está llena de remilgos, de dudas, de esto sí pero no. Kramer dijo: yo apruebo todo. Y se expuso. Y todos saben el costo que implica en Chile. Su acción abre el ventarrón y deja al gobierno sin posibilidad de seguir jugueteando con la agenda social.
La foto de Piñera con todo su gabinete emol.com/noticias/Nacio…
es una señal penosa de haber acusado el golpe y el intento de dar una señal de fortaleza, que es por completo ridícula. El gobierno no sabe hablar con el todo, Kramer sí.
es una señal penosa de haber acusado el golpe y el intento de dar una señal de fortaleza, que es por completo ridícula. El gobierno no sabe hablar con el todo, Kramer sí.
