¿Sabían que tras los sucesos de la Armada Invencible los ingleses enviaron una gran armada a atacar las costas hispanas? ¿Que se llamó la Invencible Inglesa? ¿Que fueron repelidos por María Pita en Coruña? Uno de los mayores desastres navales de la historia de Inglaterra. Hilo.
Tras los desafortunados hechos de la Grande y Felicísima Armada española, Isabel I de Inglaterra quería aprovechar la ventaja estratégica obtenida sobre España tras el fracaso de la escuadra enviada por Felipe II el año anterior, 1588, para devolver el golpe a la corona hispánica
Para ello organizó una gran fuerza naval de invasión con tres objetivos claros. El primero era destruir el grueso de los restos de la Grande y Felicísima Armada, que se encontraban en reparación en los puertos de la costa cantábrica española, principalmente en Santander.
El segundo era tomar Lisboa y entronizar al prior de Crato, Antonio de Crato, pretendiente a la Corona portuguesa y primo de Felipe II, que viajaba con la expedición. Crato había firmado con Isabel I de Inglaterra unas cláusulas secretas.
Por ellas, a cambio de la ayuda inglesa, le ofrecía 5 millones de ducados de oro y un tributo anual de 300.000 ducados. También le ofrecía entregar a Inglaterra los principales castillos portugueses y mantener una importante guarnición inglesa en la costa de Portugal.
Asimismo prometía darle 15 pagas a la infantería inglesa y permitir que Lisboa fuera saqueada durante 12 días, siempre que se respetasen las haciendas y vidas de los portugueses y se limitase el saqueo a la población y hacienda de otros hispanos. Felonía de grandes proporciones.
Además de esto, se daba vía libre para la entrada inglesa en Brasil y en el resto de las posesiones coloniales portuguesas. De facto, estas cláusulas convertían a Portugal en un vasallo de Inglaterra y brindaban a Isabel I la posibilidad de tener su propio imperio ultramarino.
Finalmente, se tomarían las islas Azores y capturaría la flota de Indias. Esto último permitiría a Inglaterra tener una base permanente en el Atlántico desde la que atacar y saquear los convoyes españoles procedentes de América, básicamente desde donde piratear.
Todo supondría un avance significativo hacia el objetivo más a largo plazo de arrebatar a España el control de las rutas comerciales hacia el Nuevo Mundo. El objetivo básico de Isabel I era aprovechar la debilidad de la Armada de España tras el fracaso de la Gran Armada de 1588.
De esta forma asestaría un golpe definitivo a Felipe II, obligándole a aceptar los términos de paz que Inglaterra impusiese. El primer punto del plan: destruir los restos de la Armada, mientras estaban sometidos a reparaciones en sus bases de La Coruña, San Sebastián y Santander.
Posteriormente, se desembarcaría en Lisboa. De este modo, y una vez asegurado el control sobre Portugal, Inglaterra se adueñaría de alguna de las Azores para disponer así de una base permanente en el Atlántico desde la que atacar a las flotas comerciales españolas.
Todo el plan se construyó como si de una operación comercial se tratase. La expedición fue financiada por una compañía con acciones cuyo capital era de 80.000 libras. Del capital, 1/4 lo pagó la reina, 1/8 el gobierno holandés y el resto varios nobles.
Este criterio organizativo, basado en un conjunto de intereses económicos particulares, se había mostrado efectivo hasta aquel momento para promocionar expediciones piratas y corsarias, basadas fundamentalmente en ataques por sorpresa y golpes de mano.
Los ingleses no tenían en aquel momento ninguna experiencia en la organización de grandes campañas navales, por lo que la logística fue muy deficiente, dada la enormidad de los objetivos estratégicos y la duración de la campaña frente a un enemigo alerta, como el Imperio Español.
Se otorgó el mando de la escuadra a Francis Drake, que había obtenido éxitos actuando como corsario y pirata, aunque muchos de ellos màs pírricos que decisivos, además de su dudosa utilidad en la defensa de Inglaterra frente a la Gran Armada, a pesar que gozar de toda su fama.
El mal tiempo retrasó la salida de la flota lo que causó que se consumiera 1/3 de las provisiones antes de salir del puerto (quedándoles solo para dos semanas de campaña), y solo había 1800 soldados veteranos frente a 19.000 voluntarios novatos e indisciplinados.
La flota inglesa partió de Plymouth el 13 de abril de 1589. Al salir, la flota consistía en 6 galeones reales, 60 buques mercantes ingleses, 60 urcas holandesas y unas 20 pinazas, además de docenas de barcazas y lanchas. En total, entre 170 y 200 naves.
Estos números la hacían más voluminosa que la Gran Armada española, que había estado compuesta por entre 121 y 137 barcos. Además de las tropas de tierra, embarcaron 4000 marineros y 1500 oficiales. El número total fue contabilizado antes de zarpar en 27.667 hombres.
Emulando la táctica utilizada el año anterior frente a los españoles, Drake dividió su flota en 5 escuadrones, mandados respectivamente por él (en el Revenge), Norreys (Nonpareil), el hermano de Norreys, Edward (Foresight), Thomas Fenner (Dreadnought) y Roger Williams (Swiftsure)
Junto con ellos, y en contra de las órdenes de la reina que había prohibido expresamente su asistencia a la campaña, navegaba el favorito de Isabel I: Robert Devereux, conde de Essex. Desde el primer momento, la indisciplina de las tripulaciones inglesas se hizo notar.
Antes de llegar a divisar la costa española, ya habían desertado varias naves. A ello se sumó la desobediencia de Drake, quien se negó a atacar Santander alegando vientos desfavorables y el temor a verse cercado por la flota española en el golfo de Vizcaya o a embarrancar.
En su lugar, Drake decidió poner rumbo a Coruña. No están claros los motivos, pero pudo haber dos razones fundamentales: en primer lugar el deseo de Drake de repetir su éxito cuando atacó Cádiz, pues corría el rumor de que en Coruña se custodiaba un fabuloso tesoro.
Se suponía valorado en millones de ducados, lo cual era falso, y por otra parte Coruña era base de partida de numerosas flotas españolas, por lo que poseía grandes reservas de víveres, aunque sus defensas eran bastante mejorables por no decir deficientes.
El primer avistamiento de las velas inglesas se produjo en Estaca de Bares, en la zona del Ortegal, de donde salieron avisos hacia la ciudad. Allí, tras conocer el peligro, se ordenó encender fuego en la torre de Hércules para avisar del riesgo a toda la comarca.
El gobernador de la ciudad, Juan Pacheco de Toledo, reuniendo a los pocos soldados de los que disponía, además de las milicias y los hidalgos tan solo podía contar con unos 1500 hombres. A pesar de todo, la población civil de la ciudad se dispuso a ayudar a la defensa.
En cuanto a la flota disponible, tan solo se contaba con el galeón San Juan, la nao San Bartolomé, la urca Sansón y el galeoncete San Bernardo, así como con dos galeras, la Princesa, mandada por el capitán Pantoja, y la Diana bajo mando del capitán Palomino.
El 4 de mayo, la flota inglesa se asomaba al puerto de la ciudad. El San Juan, la Princesa y la Diana se apostaron junto al fuerte de San Antón y batieron, apoyadas por las baterías del fuerte, a la flota inglesa a medida que esta se iba introduciendo en la bahía.
Unos 8000 ingleses desembarcaron al día siguiente en la playa de Santa María de Oza, en la orilla opuesta al fuerte, llevando a tierra varias piezas de artillería y batiendo desde allí a los barcos españoles que no podían cubrirse ni responder al fuego enemigo, solo aguantar.
Finalmente, los marinos españoles tomaron la decisión de incendiar el galeón San Juan y convertirlo en brulote a la deriva, y resguardar las galeras en el puerto de Betanzos, dejando a la mayor parte de las tripulaciones en la ciudad para unirse a la defensa.
Durante los siguientes días, las tropas inglesas al mando de John Norreys atacaron la ciudad, tomando sin demasiada dificultad la parte baja de la misma, saqueando el barrio de La Pescadería y matando a unos 500 españoles, entre los cuales se contaban numerosos civiles.
Tras esto, los hombres de Norreys se lanzaron a por la parte alta de la ciudad, pero esta vez se estrellaron contra las murallas. Apostados tras ellas, la guarnición y la población de la villa, incluyendo a mujeres y niños, se defendió con total determinación del ataque inglés.
Llegaron a matar cerca de 1000 asaltantes ingleses. Fue durante esta acción donde se distinguió por su tremendo valor la que hoy en día sigue siendo considerada heroína de la ciudad de Coruña: doña María Mayor Fernández de la Cámara y Pita, más conocida como María Pita.
Muerto su marido en los combates, cuando un alférez inglés arengaba a sus tropas al pie de las murallas, doña María se fue sobre él con una pica y lo atravesó, arrebatándole además el estandarte, lo que provocó el derrumbe definitivo de la moral de los atacantes.
Doña María había gritado su arenga: “Quien tenga honra que me siga” y así lo había hecho la gente de Coruña. Fue nombrada por Felipe II Alférez Perpetuo, y el capitán Juan Varela fue premiado por su actuación al mando de las tropas y milicias coruñesas.
Finalmente, las tropas inglesas abandonaron la pretensión de tomar la ciudad y se retiraron para reembarcar el 18 de mayo, habiendo dejado tras de sí unos 1000 muertos españoles, incluidos mujeres y niños, y habiendo perdido por su parte unos 1300 hombres en el asedio.
Además los ingleses perdieron entre 2 y 3 buques y 4 barcazas de desembarco, todos ellos hundidos por los cañones del fuerte de San Antón y los barcos españoles. Tras hacerse a la mar, otros 10 buques de pequeño tamaño con unos 1000 hombres a bordo decidieron desertar.
El inesperado rechazo en la ciudad contribuyó al decaimiento de la moral y al aumento de la indisciplina entre los ingleses y el resto de la flota, a pesar de no haber conseguido aprovisionarse en La Coruña, prosiguió con el plan establecido y puso rumbo a Lisboa.
La operación acabó en una total derrota, sin precedentes para los ingleses, y constituyó un rotundo fracaso de dimensiones comparables a las de la Armada Invencible española. A raíz de este desastre, el que había sido héroe popular en Inglaterra, Francis Drake, cayó en desgracia.
Mañana la segunda expedición de la Invencible Inglesa, a Lisboa.
Láminas de Carlos Parrilla y variadas.
Cuadros y uniformes variados.
Y recuerden NUNCA llamar a la Grande y Felicísima Armada como la “Armada Invencible”, salvo que se refieran a la inglesa.
Gracias por leer.
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Francis Drake y su Contraarmada habían sido rechazados en Coruña, y habían puesto rumbo a Lisboa. Su flota no iba a tener grandes problemas en tomar la ciudad. Pero no contaban con la presencia de una guarnición española y una escuadra a las órdenes de un Bazán, don Alonso. Hilo.
El pretendiente portugués, el prior de Crato, no habiendo sido capaz de establecer un gobierno en el exilio, había pedido ayuda a Inglaterra para hacerse con la corona portuguesa. Isabel aceptó ayudarle con el objetivo de disminuir el poder de España en el mundo.
Otro de los objetivos ingleses era obtener una base permanente en las islas Azores desde la que atacar a los mercantes españoles y finalmente, arrebatar a España el control de las rutas comerciales a las Indias, además de usar Portugal como reino títere y vasallo a sus ambiciones
Felipe II acaba de ser confirmado rey de Portugal, pero las potencias europeas urden un plan para arrebatarle el trono. Una gran escuadra francesa tiene intención de invadir las Azores, pero don Álvaro de Bazán parte presto en su defensa. La batalla de la isla Tercera. Hilo.
En 1580, tras la muerte sin sucesión del rey Sebastián I de Portugal en la batalla de Alcazarquivir, y el posterior fallecimiento de Enrique I el Cardenal, Felipe II de España fue reconocido como rey de Portugal, con el nombre de Felipe I de Portugal, por las Cortes de Tomar.
Este nombramiento no fue demasiado bien aceptado ni convenía a Francia ni a Inglaterra, por el poder que significaba para la casa de Austria, ya hegemónica en Europa. Por ello apoyaron la causa de don Antonio, prior de Crato, que también pretendía la Corona de Portugal.
Hoy es 12 de octubre, Día de la Hispanidad y todos conocemos su historia y el papel que jugó Cristóbal Colón, pero... ¿saben qué ruta siguió? ¿Qué mapas usó? ¿Qué instrumentos náuticos utilizó para orientarse? ¿Cuántos hombres o qué barcos llevó en su expedición? Lo cuento. Hilo.
El primer viaje de Cristóbal Colón, o Viaje del Descubrimiento, fue una expedición marítima capitaneada por Colón al servicio de los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, que partió el 3 de agosto de 1492 del Puerto de Palos de la Frontera, Huelva.
Asia era ruta de la seda. El producto más codiciado de Asia en Occidente eran las especias, para su uso en la cocina, y eran extremadamente caras. En el siglo XV la cocina europea consumía el azafrán, el jengibre, la canela y el clavo.
La hegemonía española en los mares empezó en los albores del siglo XVI, hasta dominar el orbe. ¿Pero qué clase de naves usaban? ¿Eran todas iguales? ¿Cómo se clasificaban? Desde el descubrimiento de América hasta Lepanto y la Grande y Felicísima Armada. Los barcos españoles. Hilo
La navegación casi tan vieja como el ser humano, y en España durante la Edad Media se desarrollaron barcos que permitirían a los ejércitos tanto castellanos como aragoneses desplazarse grandes distancias, llegando incluso hasta Italia y el Norte de África cruzando el Mediterráneo
La galera fue un barco ampliamente usado desde la antigüedad hasta el final de la edad de la vela. Era un barco impulsado por la fuerza de los remos, y en ocasiones por el viento; por eso poseía una o más velas; el eslabón entre la Navis longo romana y los dromones bizantinos.
Ayer, 7 de octubre, en el hilo conmemorábamos el aniversario de Lepanto. ¿Pero sabían que la batalla casi no se libra? ¿Que hubo un duelo sobre la cubierta de una galera? ¿Que los españoles estuvieron a punto de amotinarse? El día que don Álvaro sujetó el carácter español. Hilo.
La Liga Santa logró reunir un total de 91.000 hombres entre marineros, chusma y soldados, de ellos 34.000 eran gente de armas. Por la parte real hispana, eran 20.231 los soldados, de los cuales sólo 8.160 eran de los Tercios españoles, 5.000 eran italianos y 4.987 alemanes.
A causa de la escasez de gente de armas en las galeras venecianas, que sin embargo sí llevaban muchos marinos, Juan de Austria decidió embarcar en ellas 4.000 infantes españoles, para reforzar su guarnición. También embarcó a 500 arcabuceros españoles en cada galeaza de refuerzo
Chipre había caído en las manos del Turco, que ansiaba hacerse con todo el Mediterráneo. Enfrente, una coalición cristiana comandada por don Juan de Austria y sus letales Tercios Viejos españoles. Una gran batalla naval sin parangón y hasta una intervención divina. Lepanto. Hilón
Chipre, en manos venecianas desde hacía tiempo, era el último de los Estados Cruzados que permanecía latina en el Mediterráneo oriental, y el sultán Selim II, como rey de Jerusalén, reclamó su jurisdicción sobre la isla con la intención hacerla una base para sus conquistas.
Entre 1567 y 1570 la capital de Chipre, Nicosia, había sido completamente fortificada siguiendo el modelo italiano, con 11 bastiones muy bien proyectados. En el momento de su asedio por los otomanos, la ciudad contaba sólo con 12000 hombres que resultaban aptos para combatir.