La escuadra inglesa de Thomas Howard apareció en las Azores para saquear las riquezas del convoy español de Indias, sin embargo, al verse con don Alonso de Bazán y sus naves, tuvieron que largar velas y huir. La batalla que marcó el resurgimiento del poder naval español. Hilo.
La Gran Armada de 1588 no había cumplido su función y la Empresa de Inglaterra de Felipe II había sido un rotundo fracaso. Para impedir una recuperación naval española, John Hawkins, afamado corsario inglés, propuso un bloqueo naval de la provisión del tesoro de Indias.
Del Imperio español en las Américas llegaban regularmente a la península convoyes cargados de minerales preciosos y ricos materiales, muy codiciados en Europa. Por ello, Hawkins consideró formar una patrulla naval constante diseñada para interceptar estos barcos españoles.
El objetivo no era otro que hacerse con su carga y llevarla a Inglaterra, engrosando así las arcas de la reina Isabel I y los bolsillos propios de los piratas y corsarios participantes en la empresa. A este fin se encargó a Hawkins organizar una fuerza naval inglesa de 22 barcos.
La flota estaría bajo el mando del almirante Thomas Howard, conde de Suffolk, con Sir Richard Grenville como segundo a bordo del famoso galeón inglés de 46 cañones, Revenge, la flor y nata de la escuadra naval inglesa. La fuerza, bien pertrechada, partió el verano de 1591.
El plan como lo habían concebido Hawkins, Howard y Grenville era patrullar la zona norte de las islas Azores, donde siempre se avituallaban las naves españolas que volvían de las Indias, y tenderle allí una embocada al convoy anual de las Indias.
La Revenge patrullaba con una pequeña escolta las aguas costeras entre las islas de Flores y Corvo mientras la flota de Howard realizaba reparaciones, con la mayoría de las tripulaciones, muchas de las cuales sufrían una epidemia de fiebre, descansando en tierra firme.
Mientras tanto, el servicio de espionaje de Felipe II había descubierto la expedición inglesa y los españoles habían despachado una flota de unos 55 barcos al mando de Alonso de Bazán, teniendo bajo sus órdenes a los generales Martín de Bertendona y Marcos de Aramburu.
Don Alonso de Bazán se enteró de que los ingleses estaban patrullando alrededor de las Azores del norte y a finales de agosto, habiendo sido acompañado por 8 naves portuguesas de Luís Coutinho, la flota española llegó a dónde se encontraban los ingleses.
Don Alonso de Bazán intentó sorprender a la flota inglesa anclada, pero el segundo buque insignia, de Sancho Pardo, perdió su bauprés, y obligó a retrasar el ataque. No fue hasta las 5 de la tarde cuando los barcos de Bazán bajaron el canal entre las islas de Flores y Corvo.
Howard, alertado de la llegada de los españoles, logró hacerse al mar. Un intercambio de disparos tuvo lugar entre ambas flotas antes de que se separaran, con los ingleses en fuga. Grenville, sin embargo, prefirió luchar contra los españoles, que se acercaban desde el este.
Mientras que el Defiance, buque insignia de Howard, recibió fuertes disparos de fuego del San Cristóbal, de Aramburu, antes de retirarse de la batalla, el Revenge se quedó atrás debido al viento y fue directamente comprometido por el San Felipe, de Claudio de Viamonte.
Viamonte se embarcó con sus hombres en el asalto del galeón inglés, sufriendo la desgracia de la separación del gancho de agarre después de haber pasado a bordo con 10 hombres. Poco después, el San Bernabé, de Martín de Bertendona, hizo lo mismo, esta vez con éxito.
Martín de Bertendona con su gesto logró rescatar a 7 sobrevivientes de la partida de abordaje del San Felipe, incluido su capitán. Mientras tanto, el San Bernabé barría a quemarropa el Revenge, al perder el buque inglés la ventaja de sus cañones navales de largo alcance.
El pesado fuego de mosquetería de la infantería española obligó a los artilleros ingleses a abandonar su puesto para repeler el ataque y al anochecer, después de dispersar la mayor parte de la flota inglesa, el San Cristóbal embistió al Revenge por debajo de su castillo de popa.
Los soldados españoles llegaron hasta el palo mayor antes de ser obligados a retirarse debido al pesado fuego de mosquetería inglesa hecha desde el castillo de popa. El arco del San Cristóbal se había roto por la embestida y tuvo que pedir refuerzos para no hundirse.
El Asunción de Antonio Manrique y la lancha La Serena de Luís Coutinho atacaron entonces al mismo tiempo, aumentando el número de barcos que rodeaban al Revenge. Ya eran las cinco, y todavía estaba el Revenge atrapado por los galeones San Bernabé y el dañado San Cristóbal.
Grenville los contuvo con disparos de cañones y mosquetes hasta que resultando gravemente herido y el Revenge severamente dañado, completamente desmantelado, se lanzó al asalto a bordo del barco inglés una segunda partida de infantes españoles. El cuerpo a cuerpo fue duro.
Con 150 hombres muertos o incapaces de luchar, el Revenge que arrió sus colores. Durante esa noche, los barcos de Manrique y Coutinho se hundieron después de chocar entre sí al no poder desasirse del Revenge, aunque sus tripulaciones se salvaron mayoritariamente.
A pesar del daño que Grenville había infligido, los españoles trataron a los sobrevivientes del Revenge con honor y Grenville fue llevado a bordo del buque insignia de Bazán, a ser asistido por su físico, aunque murió dos días después a causa de sus heridas.
La Flota del Tesoro de España se reunió con Bazán poco después, y la flota combinada navegó rumbo a España. Sin embargo, fueron superados por una tormenta de una semana de duración en la que se perdieron el Revenge capturado y 15 buques de guerra y buques mercantes españoles.
El Revenge se hundió con un grupo mixto de tripulación de 70 españoles y los prisioneros ingleses supervivientes, cerca de la isla de Terceira, en las Azores. La posición es 38° 46'9"N 27° 22'42"O. Thomas Howard y el resto de su flota, evadiéndose del combate, llegaron a puerto.
La batalla marcó el resurgimiento del poder naval español tras la catástrofe de la Gran Armada y demostró que las posibilidades inglesas de atrapar y saquear a una flota del Tesoro español, bien defendida, eran más bien remotas, como confirmó la Historia en sucesivas ocasiones.
En total los ingleses perdieron unos 250 hombres incluido Grenville, y el Revenge fue capturado. Por parte española unos 100 hombres entre el naufragio y la batalla.
Hasta aquí el hilo de hoy.
Láminas, cuadros y uniformes variados.
Gracias por leer.
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