En California hay una casa con más de 150 habitaciones y 5.000 puertas y ventanas. Una casa que creció como crece un trastorno mental y como crece una obsesión.
Nuestra historia comienza una noche noviembre de 1881 en una pequeña mansión de New Haven, Connecticut.
En un dormitorio apenas iluminado por un candil de aceite, el medium Adam Coons (también conocido como Koombs) practicaba una sesión de espiritismo junto a la dueña de la casa, una viuda de apenas 42 años.
El nombre de soltera de la mujer era Sarah Lockwood Pardee, pero su apellido de casada resonaba como un rifle:
Sarah Winchester.
(El de la derecha es Jimmy Stewart en la peli "Winchester 73")
Sarah Winchester había convocado al medium para tratar de entender las desgracias que habían plagado su vida en los últimos años: la muerte de su única hija siendo apenas un bebé, la muerte de su suegro y, finalmente, la muerte de su marido por tuberculosis con solo 43 años.
Tras varias sesiones anteriores, esa noche de noviembre de 1881, Coons puso en contacto a la viuda con el espíritu de su esposo recién fallecido.
El espíritu le dijo que la familia estaba maldita y que solo podría librarse de la condena si se mudaba al otro lado del país y construía una casa capaz de mantener a raya a todos los muertos de los que la familia había sido responsable.
A todos.
Si el espíritu tenía razón, el problema era muy grave, porque se trataba de William Wirt Winchester, el fundador de la Winchester Repeating Arms Company, fabricante del Winchester 73, "el rifle que conquistó el oeste".
Tras la revelación sobrenatural, Sarah Winchester se mudó a una gran casa de 8 habitaciones en San José, California. Prácticamente de inmediato comenzó a remodelarla y a ampliarla. Pasillo tras pasillo, pared tras pared, sala tras sala, ventana tras ventana y puerta tras puerta.
La casa crecía y crecía como crecía la obsesión de la señora Winchester por mantener a raya a los fantasmas que había provocado las armas que fabricaba su compañía.
Cada vez más dormitorios, cada vez más escaleras, cada vez más baños y cocinas.
Pero todas esas salas y todas esas fachadas no eran suficientes para aplacar la venganza que los muertos por el Winchester 73 podrían lanzar desde el más allá. Porque el Winchester 73 había matado a miles de personas y mataría a varias decenas de miles más en los años venideros.
En la obra trabajaban de forma continua docenas de personas entre albañiles, carpinteros, fontaneros y electricistas. Siempre bajo la supervisión de la dueña de la casa. Siempre sin ningún arquitecto responsable porque Sarah Winchester era la única responsable.
Esta cuadrilla.
Seis meses después de mudarse, la nueva mansión Winchester había triplicado su superficie y contaba con veintiséis habitaciones entre dormitorios, salones y corredores, además de catorce escaleras, nueve chimeneas, cuatro cuartos de baño y tres cocinas.
Pero como cada día, casi cada hora habría una víctima más del rifle capaz de disparar quince balas en diez segundos, la casa siguió haciéndose más y más grande.
Con escaleras que viajaban a ninguna parte.
Con puertas abrían a otras puertas que abrían al vacío.
Con salas y salones, y dormitorios y torreones oscuros.
Con pasillos rotos y escaleras sin fin.
La casa Winchester siguió creciendo durante 38 años, desde que Sarah Wincheter se mudó hasta su muerte el 5 de septiembre de 1922.
En el momento de su muerte, la casa Winchester contaba con 150 departamentos en una amalgama estilística de 40 dormitorios, 40 escaleras, 3 ascensores, 17 cuartos de baño, 6 cocinas, 47 chimeneas y más de 5.000 puertas y ventanas.
En la imagen satelital se aprecia el monstruo.
En todo ese tiempo, la mujer vivió prácticamente recluida en una mansión que crecía como un cáncer. Dibujando las plantas, planteando las nuevas escaleras, escalando cada ventana. Tomando decisiones a cada minuto.
Tan recluida que esta es su única foto conocida, circa 1920
Un momento.
Un momento. Aquí hay algo que me suena....
He escrito sobre la señora Winchester, que se pasó la vida "dibujando las plantas, planteando las nuevas escaleras, escalando cada ventana. Tomando decisiones a cada minuto".
Eso tiene un nombre.
Eso se llama ser arquitecta.
Porque, por mucho que nos gusten las casas encantadas, la leyenda del marido muerto y los fantasmas del Winchester 73 es exactamente eso, una leyenda.
Una leyenda alimentada por el silencio y la reclusión de la mujer pero, sobre todo, propagada por John H. Brown, quien compró la casa en 1923 y la abrió al público como un espectáculo para ser visitado.
La llamó Winchester Mystery House.
Brown añadió unas fábulas más, como la del número 13 que se repetía en puertas, ventanas y hasta en escaleras interrumpidas en el decimotercer escalón, y dejó que la imaginación de la gente hiciese el resto, convirtiendo a la mansión en un epítome de la circense casa encantada.
La Winchester Mystery House se puede visitar en el 525 de Winchester Boulevard Sur, en San Jose, previa compra del correspondiente ticket, claro.
De hecho, la casa está incluida en el Registro de Lugares Históricos de los Estados Unidos y fue protagonista de la película "Winchester", protagonizada por Helen Mirren, y que incorpora aún más elementos sobrenaturales al relato.
(Por cierto, que la caracterización de Mirren es sensacional)
Claro, las leyendas nacen para dar explicaciones, reales o falsas, a las anomalías. Y esta del marido muerto y los cien mil fantasmas atormentantes era muy jugosa. Todavía más a finales del XIX, principios del XX, cuando el mundo de lo paranormal vivió su gran explosión.
Sin embargo, hay una hipótesis menos voluptuosa pero bastante más interesante. La recoge la historiadora Mary Jo Ignoffo en su libro "Captive of the Labyrinth": Sarah Winchester era la última responsable de la obra; dibujaba, replanteaba y tomaba las decisiones.
En una época donde apenas había arquitectas, Sarah Winchester fue arquitecta, aunque no tuviese título.
De hecho, es lo que figura si la buscas en Google.
La casa es un edificio muy malo, construido y proyectado sin ninguna planificación, porque Sarah Winchester no era una buena arquitecta. Pero era arquitecta.
Quizá usó la mansión como manera de canalizar un trastorno, quizá fue para aplacar espíritus o por construir —por crear— con el dinero de una compañía que había destruido tanto. Quizá fue solo por gastar dinero.
Quizá fue por el deseo de hacer arquitectura
Y con estas cuatro fotos que resumen muy bien el episodio de hoy, vamos a despedirnos de la Casa Winchester, del misterio y los fantasmas y de #LaBrasaTorrijos de hoy.
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(Es la hora de pasar la gorra!)
Nos vemos en un nuevo capítulo el próximo jueves a la misma hora.
Si queréis conocer más territorios improbables, todos los episodios de #LaBrasaTorrijos están archivados en mi tuit fijado, que es este hilo de hilos de hilos:
Winchester Mystery House, Universal, CBS Films, History Museums of San Jose, VisitCalifornia, Christine McConell, Californiathrougmylens y Dolores Carreño (que las hizo expresas para el episodio, muchas gracias!)
(Fin del HILO 👻👻👻🏠)
(Y en el episodio de la semana que viene vamos a conocer la historia de un rascacielos que nació como símbolo del lujo y ha terminado siendo el símbolo de...otra cosa)
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Junto a los acantilados de Mar del Plata hay un edificio en ruinas que parece llegado del futuro.
No muchos argentinos lo conocen pero es una OBRA MAESTRA (en mayúscula) de la arquitectura mundial.
En #LaBrasaTorrijos de hoy, la extraña historia del Parador Ariston.
HILO 👇
Mirando los mapas del sureste de Mar del Plata, a la altura de los Acantilados y Playa Serena apenas se distingue nada. Una tienda de churros, una farmacia, restaurantes para llevar...
...y un lugar que pone "Parador Ariston" y "CERRADO"
Pero si ponemos la vista satelital, vemos que ese Parador Ariston no es igual que los demás edificios.
El aceite de mi familia. Literalmente de un puñado de olivos que mi familia materna tiene en nuestro pueblo, Peraleda de San Román, provincia de Cáceres. @Juliaenlaonda
De hecho, hasta hace no mucho, las aceitunas las recogía mi familia (mi madre, mis tías, mi padre y mis tíos y hasta mi abuela, con 90 años se agachaba a recoger). Algunas veces también he ido yo a recoger la aceituna en diciembre con un frío de pelotas en el campo.
Recuerdo que, cuando mi abuelo vivía, más de una vez me ponía calzoncillos marianos suyos debajo de un mono de Agromán para combatir el frío. Porque la madre que me parió el frío que hacía, chachos.
Si sois fans de James Bond, quizá os acordéis de una escena en The World Is Not Enough en la que Pierce Brosnan y el flequillo de Pierce Brosnan conducían su BMW por una estrecha carretera marítima rodeada de torres petrolíferas.
¿No os acordáis? Pues os lo recuerdo.
Pues ese lugar por el que conducía Bond era el pueblo azerí de Neft Dashlari, una superextracción petrolífera compuesta por decenas de pequeñas plataformas, un sueño de Stalin y, además, uno de los asentamientos más improbables del mundo.
Seguidme que vamos a conocerlo.
Voy a inaugurar un hilo que iré haciendo poco a poco para recomendar los mejores podcasts que descubro y/o estoy escuchando, porque creo firmemente que es el futuro de la comunicación hablada.
EL HILO DE LOS PODCASTS (que rara se pronuncia la palabra podcasts) 👇
99% Invisible. Para mí, la madre y el padre de los podcasts de no ficción y entretenimiento. Un prodigio creado por Roman Mars para contar las historias que dan forma a los objetos que nos rodean.
Hubo un arquitecto que construyó una casa junto al infierno para engañar a la muerte. Y la engañó tocando la guitarra, tomando muchas drogas y grabando 2717 películas porno
Y siguió siendo arquitecto.
En #LaBrasaTorrijos de hoy, Fernando Higueras y el Rascainfiernos.
HILO 👇
Una mañana de 1972, Fernando Higueras comenzó a cavar en el patio trasero de su casa en la calle Maestro Lasalle, en el madrileño barrio de Chamartín. No lo hizo con pico y pala, lo hizo con un lápiz encima de un papel de su estudio.
Pero cavó. Cavó 600 m3 de espacio y extrajo 600 m3 de tierra a siete metros bajo tierra.
Dos años después, donde antes había un jardín convencional, ahora había una casa única. La llamó rascainfiernos.
Puso una hamaca y se tumbó a leer un periódico de hacía 13 años.
Hubo un hombre que diseñó coches, barcos, una nave espacial del tamaño de un planeta y estuvo a punto de construir una cúpula que cubriría medio Nueva York
Y todo eso lo hizo después de su "suicidio"
En #LaBrasaTorrijos de hoy, Bucky Fuller y la cúpula sobre Manhattan.
HILO 👇
El 27 de abril de 1967 se inauguró la Exposición Universal de Montreal. Entre los pabellones de la Expo estaba el de los Estados Unidos. Una monumental cúpula de acero y plástico acrílico que envolvía tanto el propio edificio como los árboles y la vegetación de alrededor.
Debajo de la cúpula paseaban el presidente de los USA, Lyndon B. Johnson y el diseñador de la misma, Richard Buckminster Fuller.
Estos dos señores. (El serio es Johnson y el sonriente es Fuller)