¿Cuáles son las bases neurobiológicas del aprendizaje? Esto es, ¿qué hace posible nuestra memoria a largo plazo? ¿Y qué hay de la memoria de trabajo? Aquí les dejo un breve hilo con un par de nociones básicas sobre neurobiología del aprendizaje (en clave divulgativa).
La memoria a largo plazo y la memoria de trabajo son dos constructos psicológicos muy relevantes para entender los procesos de aprendizaje. En mis hilos he hablado varias veces sobre ellos, pero siempre desde el ámbito de la psicología, sin apenas referirme a su base biológica.
Para situarnos, la memoria a largo plazo es la facultad para adaptar nuestra conducta al entorno y las circunstancias a partir de nuestras experiencias previas. En realidad, no existe una sola memoria a largo plazo, sino que este concepto engloba distintos tipos de memoria [1].
Así, podemos distinguir entre la memoria explícita, que es la que nos permite registrar la información que llega a través de nuestros sentidos y almacenarla en forma de recuerdos y conocimientos,...
...y la memoria implícita, que incluye la capacidad de desarrollar nuevas habilidades pero también de establecer respuestas automáticas, emocionales o no, ante determinados estímulos. Casi todo lo que sabemos y sabemos hacer es producto de la memoria a largo plazo.
Por otro lado, la memoria de trabajo puede interpretarse como el "espacio mental" en el que sostenemos la información a la que estamos prestando atención en cada momento, ya proceda esta de nuestros sentidos o de nuestra memoria a largo plazo [2].
Es decir, la memoria de trabajo es donde representamos mentalmente la información que estamos percibiendo pero también nuestros recuerdos y conocimientos. De hecho, gracias a la memoria de trabajo podemos manipular toda esa información para razonar e imaginar.
Por eso, la memoria de trabajo es la antesala de la memoria a largo plazo (para que la información llegue a la memoria a largo plazo debe "pasar" primero por la memoria de trabajo) pero también el mecanismo por el cual recuperamos la información que obtuvimos en el pasado.
¿Cómo casamos estos conceptos psicológicos con los hallazgos de la neurociencia? Bien, he indicado que, cuando se trata de obtener nuevos conocimientos, el individuo debe acceder a una información a través de los sentidos y representarla en su memoria de trabajo.
A este respecto, y simplificando mucho, se cree que cada experiencia sensorial activaría un conjunto específico de neuronas, y que el patrón exacto de neuronas activadas es lo que daría lugar a la representación mental de dicha experiencia [3].
Las neuronas activadas conjuntamente experimentarían entonces una serie de cambios que las conectarían de manera más íntima, lo que consolidaría el patrón neural y permitiría su reactivación posterior sin necesidad de que la información representada estuviera en el entorno.
Por lo tanto, el proceso de activación de conjuntos de neuronas que generan la representación mental de lo que estamos percibiendo o bien de lo que percibimos en el pasado correspondería a la memoria de trabajo [4].
Y el hecho de que los patrones de neuronas que fueron activados por una experiencia puedan ser reactivados a posteriori en ausencia del estímulo que los activó (solo a partir de un estímulo parcial u otro estímulo relacionado) sería la base de la memoria a largo plazo [3].
En resumen, las experiencias sensoriales activarían conjuntos concretos de neuronas y estas, al activarse simultáneamente, experimentarían cambios que facilitarían nuevamente su activación conjunta a partir de la estimulación de solo una parte de las mismas.
Los cambios que experimentan las neuronas como consecuencia de su activación conjunta tienen lugar, por tanto, en las conexiones que establecen entre ellas, conocidas como sinapsis. Las sinapsis permiten la transmisión de los impulsos eléctricos de una neurona a otra.
Al incrementar el número de sinapsis o bien mejorar la eficiencia de las sinapsis existentes, las neuronas fortalecen la comunicación entre ellas y se vuelven más propensas a activarse unas a otras para completar el patrón que la experiencia estableció.
Ramón y Cajal ya había especulado en 1894 que las sinapsis podrían ser la clave para explicar la plasticidad cerebral que daría lugar al aprendizaje, y la investigación en biología celular y molecular de las últimas décadas así lo ha corroborado [5].
Cuando aprendemos, por lo tanto, modificamos los patrones de conexiones entre nuestras neuronas, es decir, cambiamos la estructura de nuestro cerebro. Estos cambios determinan así lo que posteriormente seremos capaces de percibir, recordar, entender y hacer.
Esto es lo que Cajal, anticipándose a su tiempo, expresó así: «Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro»[6]. En efecto, cuando nos esforzamos por aprender algo, estamos dando forma a nuestro cerebro. FIN.
Referencias:
[1] Squire, L. R. (2004). Memory systems of the brain: a brief history and current perspective. Neurobiology of learning and memory, 82(3), 171-177.
[2] Gathercole, S. (2008). Working memory. In Byrne, J.H. (ed.) Learning and Memory: A Comprehensive Ref. 2, 33-51.
[3] Xue, G. (2018). The neural representations underlying human episodic memory. Trends in Cognitive Sciences, 22(6), 544-561.
[4] D'Esposito, M., & Postle, B. R. (2015). The cognitive neuroscience of working memory. Annual review of psychology, 66.
[5] DeFelipe, J. (2006). Brain plasticity and mental processes: Cajal again. Nature Reviews Neuroscience, 7(10), 811-817.
[6] Ramón y Cajal, S. (1940). Reglas y consejos sobre investigación científica: Los tónicos de la voluntad.
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@FECYT_Ciencia Vaya, creo que esto requiere de un hilo... Veamos. Los "conocimientos profundos" son aquellos que están bien organizados y conectados con otros conocimientos en nuestra memoria a largo plazo. #FECYTedu#coNprueba
@FECYT_Ciencia Además, están asociados a conocimientos sobre condiciones de "aplicabilidad", es decir, las situaciones y contextos en que son relevantes. #FECYTedu#coNprueba
@FECYT_Ciencia Esto implica que sean: significativos (dotados de significado), duraderos (no se olvidan fácilmente), transferibles (aplicables a nuevos contextos), funcionales (útiles para razonar, crear soluciones y resolver problemas) y productivos (útiles para obtener nuevos conocimientos).
Tan pronto como hemos aprendido algo ya hemos empezado a olvidarlo. Sin embargo, aunque el olvido es un proceso inevitable, lo que aprendemos puede olvidarse a ritmos muy distintos. Esto diferencia un aprendizaje duradero de uno efímero. ¿De qué depende, pues, la tasa de olvido?
En 1885 Hermann Ebbinghaus registró el que es considerado el primer estudio científico sobre la memoria (a pesar de sus limitaciones)[1]. Con sus experimentos, Ebbinghaus estableció la conocida "curva del olvido", gráfica que refleja precisamente el ritmo con que olvidamos.
Aquí tenéis la curva del olvido idealizada, en este caso mostrando el % de información retenida en relación al paso del tiempo. Pero se puede representar de otras formas, como el tiempo ahorrado en reaprender algo q aprendimos en función del tiempo transcurrido desde entonces.
Es curioso que, siendo tan obvio como parece ser, muchos estudiantes no aprecien la importancia que tiene dormir para aprender y para rendir mejor ante un reto académico. ¿Por qué es tan crucial dormir para el aprendizaje? ¿Y por qué no es recomendable tomar cafeína? Abro hilo.
El sueño no solo nos proporciona el descanso necesario para "recargar" nuestros recursos cognitivos, imprescindibles para realizar cualquier tipo de tarea mental, sino que es fundamental para aposentar y consolidar lo aprendido durante el día anterior [1].
Cuando dejamos de prestar atención a algo sobre lo que hemos estado aprendiendo, nuestro cerebro sigue trabajando para consolidarlo en la memoria a largo plazo. Aunque este proceso se pone en marcha desde q codificamos la información, es durante el sueño cuando más eficiente es.
¿Aprender latín contribuye a mejorar nuestra memoria y razonamiento? ¿Aprender programación o ajedrez nos hace mejores resolviendo problemas? ¿Y aprender música mejora nuestras habilidades cognitivas en general? Veamos qué nos dice la investigación. Hilo va.
No es nueva la noción de que el aprendizaje de determinadas disciplinas tiene efectos beneficiosos q transcienden dichas disciplinas y repercuten en el desarrollo de habilidades generales como la atención, el razonamiento, la creatividad, la resolución de problemas o la memoria.
Por ejemplo, a principios del siglo XX se asumía que algunas asignaturas escolares, como el latín o el griego, eran fundamentales para la educación porque supuestamente ayudaban a «disciplinar la mente» y mejorar así el desempeño de los estudiantes en cualquier otra asignatura.
Hay una enorme diferencia entre creer que hemos aprendido algo y haberlo aprendido realmente. Es más, algunas formas de aprender nos engañan, pues son más eficaces haciéndonos creer que hemos aprendido que ayudándonos a aprender de verdad. Dentro hilo.
¿Cómo sabemos cuánto sabemos sobre algo? ¿Cómo podemos estar seguros que recordaremos mañana lo que aprendimos hoy? Y como docentes, ¿cómo estimamos cuán efectiva ha sido una actividad en clase? Porque... ¿a qué nos referimos cuando decimos que un método "nos funciona"?
En primer lugar, ser capaz de estimar nuestro propio aprendizaje es una de las habilidades metacognitivas que peor se nos da. Nuestras intuiciones sobre el aprendizaje logrado tras una lección, una actividad o una sesión de estudio suelen ser poco acertadas.
Ramón y Cajal decía q no se puede enseñar bien aquello a lo que uno no se dedica, es decir, si no se tienen conocimientos profundos sobre ello. Y no iba errado. Pero, curiosamente, tener un gran conocimiento sobre algo también puede dificultarnos la tarea de enseñarlo. Abro hilo.
Nuestros conocimientos modelan la forma en que percibimos e interpretamos nuestro entorno, y determinan el modo en que razonamos, imaginamos, aprendemos y recordamos. En definitiva, son el sustrato con el que operan nuestras habilidades cognitivas.
Podemos apreciar cómo la adquisición de conocimientos significativos modifica nuestras facultades cognitivas si analizamos el proceso que lleva a una persona de ser principiante a experta en cualquier disciplina o campo del saber.