Thread by @Guille_Nicieza

¿Qué tienen que ver las nuevas fragatas F110, la Reconquista de Sevilla y los escudos de Santander, Comillas, Santoña, Laredo y Avilés? Ramón de Bonifaz, primer almirante de Castilla y creador de la Marina Real de Castilla. El primer gran marino de nuestra Historia. Hilo.

El origen de Ramón de Bonifaz es controvertido aunque podría haber nacido en 1196 en Burgos, donde llegaría a ser alcalde en varios momentos, como afirma la Crónica General de Alfonso X. Sin embargo, se cree que aprendería el oficio de la mar en Camargo, Cantabria.

Por aquel entonces Cantabria era llamado el puerto de Castilla, y esto tendría sentido ya que la Armada de Castilla se reunía y anclaba sobre todo en la costa cántabra. Burgos había perdido la consistencia de capital pero seguía siendo una importante urbe administrativa.

Si bien la buena situación de la ciudad permitía comunicar el interior de la península con las zonas costeras septentrionales. Tras varias décadas como hábil marino y administrador, se presentó al rey Fernando III el Santo, aprovechando la estancia del rey en Burgos en 1245.

Los consejeros reales informaron a Fernando III de los grandes conocimientos navales de Bonifaz, y el rey le encargó, hacia 1247, que se aprestase a organizar una gran flota en los puertos de Vizcaya, que habría de coordinarse con el ejército para la reconquista de Sevilla.

Con este encargo, Bonifaz entregó las reales cartas a los consejeros de las provincias del norte y desarrolló los astilleros de Vizcaya, Guipúzcoa y las Cuatro Villas de la Costa: Laredo, CastroUrdiales, Santander y San Vicente de la Barquera.

Las dotaciones vizcaínas y cántabras fueron reforzadas con la recluta de marineros y navegantes en Asturias y posteriormente en Galicia. A lo largo del año logró reunir una flota de 13 naves de vela y 5 galeras, estas últimas se habían construido en los astilleros de Santander.

Las galeras de guerra habían sido financiadas directamente por la Corona, y en total era un flota de razonable tamaño para aquella época. La escuadra de Bonifaz se hizo a la mar con rumbo al sur, reclutando nuevos buques y tripulantes en los puertos por los que pasaba.

Tras una navegación dificultosa repleta de temporales y tormentas marinas, a principios de agosto de 1247 se presentó Bonifaz con su armada en la desembocadura del Guadalquivir. Consiguió allí interceptar una flota mora que traía refuerzos desde el norte de África a Sevilla.

Y derrotó a otra escuadra de saetías y zabras moras mandada por Abu Qabl que le había salido al paso. Posteriormente remontó el Guadalquivir apoyado desde tierra con vituallas por la caballería castellana, desde la margen izquierda donde operaba el ala del rey.

A la altura de Alcalá del Río, Fernando III había ordenado cabalgar en paralelo y contactar con la flota para evitar que los musulmanes les hostigaran desde el río y desde tierra, poniendo en fuga a la infantería y caballería ligera mora.

Una vez dominado el curso del Guadalquivir, la flota avanzó hacia Sevilla por el sur, dando paso franco a la margen derecha a las fuerzas cristianas y por tanto permitiendo el ataque al importante arrabal fortificado de Triana.

A su vez, permitía salvaguardar su flanco y retaguardia, y evitar que acudiesen en auxilio las tropas de Su'ayb ibn Muhammad ibn Mahfuz, rey moro de Niebla. La flota se vio bloqueada por un puente-barrera fortificado que unía a Sevilla con Triana.

El puente era el principal obstáculo que impedía a los buques cristianos remontar el río hasta la ciudad y estaba formado por barcas amarradas con gruesas cadenas. También molestaba a tropas de Fernando III para completar el cerco de Sevilla-Triana.

Esto era porque Fernando III no tenía hombres suficientes para cerrar el cerco a pesar de los refuerzos cristianos enviados por Jaime I, rey de Aragón, que ya guerreaba con los moros en el sur de Valencia y Murcia. Bonifaz proyectó una operación anfibia, desde el río y tierra.

Para la ruptura del puente-barrera supuso que lo mejor sería aprovechar un día de viento y con marea favorable que facilitara la labor y no supusiera una pérdida de hombres, que ya escaseaban. El 3 de mayo de 1248, en la víspera de la Invención de la Santa Cruz dio la orden.

Con marea de cara y viento, Bonifaz ordenó que sus dos naves más gruesas, posiblemente carracas de carga, reforzadas con gruesas tablas sujetas con pernos, se lanzasen a la embestida contra el puente. La primera embistió con violencia el puente, aunque resistió.

Pero en la segunda, en la que iba Bonifaz, lo echó abajo. Los cristianos dieron asalto general a Sevilla y a Triana, aunque fueron rechazados en un primer momento por los moros, sin embargo, con el río tomado era cuestión de tiempo que se rindiesen al no poder recibir refuerzos.

Se cerró el cerco y posteriormente el rey musulmán Axataf, al sentirse cercado y sin opción de socorro, rindió la ciudad a los cristianos el 23 de noviembre de 1248. Fernando III fue consciente de la necesidad de tener una fuerza naval en el sur, y le encargó a Bonifaz el asunto.

El objetivo era la construcción de unas atarazanas o astilleros a orillas del Guadalquivir, en Sevilla, cosa que desembocaría en el reinado de Alfonso X, en 1254, en la construcción en el barrio del Arenal de las Reales Atarazanas de Sevilla.

Posteriormente, Bonifaz al mando de una escuadra se encargó de limpiar el río de obstáculos y resistencia mora, dejando paso seguro a las mercantes genovesas, pisanas y aragonesas a entrar en el puerto de Sevilla y desarrollando un comercio muy lucrativo para la ciudad.

Se considera que la escuadra de Bonifaz es la primera de todas las flotas ibéricas que se rigió por ordenanzas militares navales sentando un precedente de lo que serían las Reales Ordenanzas de la Armada, ya que los códigos anteriores, v.g. Ordinationes Ripariae, eran mercantes.

En el año de 1250, el rey Fernando III recompensa a Bonifaz por su servicio a la Corona nombrándole almirante de Castilla, continuando éste al mando de la armada castellana en el reinado de Alfonso X el Sabio, hijo de Fernando III.

Ya anciano, Ramón de Bonifaz, “sabidor de las cosas de mar”, abatido físicamente tras sus grandes esfuerzos en la tarea de organizar la Marina Real de Castilla, la primera marina de guerra, solicita al rey retirarse a su tierra, fundando allí el monasterio de San Francisco.

Fallecería en el retiro en la ciudad de Burgos en el año 1256, recibiendo sepultura en el propio monasterio bajo el epitafio: “Aquí yace el muy noble y esforzado caballero don Ramón Bonifaz, primer almirante de Castilla que ganó Sevilla”.

En el sepulcro se hallaba una estatua yacente de don Ramón con su espada y a sus pies un perro, símbolo de la fidelidad que profesó a su rey y su patria. La fragata F111 recibirá su nombre, así como la clase propia de las fragatas F110 de la Armada Española, al ser la primera.

La destrucción del puente en Sevilla por Bonifaz permitió su reconquista y quedó reflejado para la posteridad en los escudos de Santander, Comillas, Santoña, Laredo y Avilés, donde se pueden apreciar la Torre del Oro y una nave rompiendo las cadenas del Guadalquivir.

La razón de esto es que muchas naves se habían construido en estos puertos y astilleros, y de ahí procedían muchos de los hombres de las dotaciones que llevaron a cabo la acción, ganando para Castilla y Fernando III tan preciada ciudad.

Fin del hilo de hoy, continuaré con el de Roger de Lauria, que da nombre a la fragata F112.

La mayoría son láminas y cuadros de época, lámina del libro Las Navas de Tolosa 1212, la información la pueden encontrar en Cesáreo Fernández Duro.

Gracias por leer.

Cabe recordar que su sepultura y restos ya no existen al ser destruido el monasterio de San Francisco de Burgos durante la Guerra de Independencia por las tropas francesas, y finalmente demolido en 1837.