Bienvenidos a la Ciudad del Miedo, donde más mexicanos sienten pavor de salir a las calles. La urbe que @INEGI_INFORMA puso hasta arriba de una encuesta nacional sobre percepción de inseguridad.
En el horizonte, sobre la calle Matamoros, los bomberos vieron una llamarada.
Daban tumbos buscando aquel fogón, porque una llamada anónima les había alertado que un comando armado había incendiado una casa y que el fuego se extendía por la comunidad Estación San José.
Los bomberos acudieron a la dirección que les dio esa voz temblorosa y siguieron el protocolo que se instauró desde hace varios años en el municipio de Fresnillo, Zacatecas: a donde vayan los bomberos deben ir escoltados por la policía.
Porque el fuego en esta ciudad de 148 mil habitantes casi nunca es un accidente. Es la manera en que el narco firma sus crímenes.
Vulcanos y policías aceleraron hacia las llamas, únicamente para encontrar que no era una, ni dos, sino tres casas las que ardían.
Y enfrente de ellas había seis cuerpos de personas recién asesinadas.
Un policía municipal de Fresnillo ató cabos rápidamente: algún comando armado entró a las casas, sacó a esas personas, las asesinó a tiros y quemó sus casas para que ni eso pudieran quedarse sus familias.
Ese día, 26 de febrero pasado, 13 personas fueron asesinadas en Fresnillo, una ciudad que recibía la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador con un clamor desesperado:
por favor, hagan algo por nosotros, nos están matando.
Fresnillo, Zacatecas, antes un pueblo minero de vida tranquila, casi aburrida, es el nuevo epicentro del dolor nacional.
Los homicidios han crecido a un enloquecido ritmo de 300% en el último año y no hay quien se salve.
En los últimos días han asesinado a policías, trabajadores del municipio, profesionistas, estudiantes, obreros, niñas y hasta un capacitador del @INEMexico que buscaba reclutar funcionarios de casilla para las elecciones.
El crimen organizado no da un respiro: un día quema casas, otro día abandona cuerpos en las calles, instala narcolaboratorios y extorsiona incluso a joyerías que viven de la venta de plata y hasta locales que venden artículos religiosos del Santo Niño de Atocha.
La razón para que Fresnillo hoy sea un campo de guerra es la misma historia que se repite con frecuencia desde hace varios años: en 2018, el Cártel Jalisco Nueva Generación se metió a la ciudad, la quiso reclamar como suya y la sangre comenzó a correr.
Hoy, Zacatecas está atravesada por los pistoleros de "El Mencho", quienes quieren arrebatar el control del estado al Cártel de Sinaloa, quienes se sienten dueños históricos de esa región clave para mover droga hacia Estados Unidos y el Golfo y Pacífico mexicano.
Desde que ambos cárteles han chocado, Fresnillo perdió su brillo.
De la vibrante ciudad que tenía un gran corredor de minería, manufactura automotriz y agroindustria poco ha quedado: cuando el sol se oculta, también la gente.
Una especie de confinamiento forzoso contra la epidemia de asesinatos, que ha destrozado la economía local y para la cual todavía los políticos no encuentran cura.
Un informe del gabinete de seguridad del gobierno retrata el drama en Zacatecas: más de la mitad de los 58 presidentes municipales están amenazados por el crimen organizado, pagan extorsiones a criminales o desconfían hasta de su propia policía.
¡Más de la mitad!
Y la otra mitad —dicen en una macabra broma— tiene tanto miedo que prefirieron mentir en la encuesta, porque en el estado el narco tiene orejas y ojos por todos lados.
Pero la situación es especialmente crítica en Fresnillo, el municipio donde la gente se siente más insegura en todo el país, según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), realizada por el INEGI.
Por arriba de Ecatepec, Ciudad Juárez o municipios en Michoacán.
Es un miedo que repta por las calles y que ha trastocado la vida: cualquier tronido hace temblar a la gente y cualquier llamarada, a lo lejos, es interpretada como que a alguien se le acabó la suerte, le quemaron la casa y probablemente su cuerpo yace en algún camino de tierra.
Así es la urbe con más pavor en México.
Fresnillo, la Ciudad del Miedo.
La que clama por ayuda, pero que pocos escuchan.
¿Alguien de aquí conoce a gente de Fresnillo? ¿Qué les cuentan de la vida en la Ciudad del Miedo? Me encantaría leerlos.
Sobre la masacre de ayer en #CoatepecHarinas, abro HILO con lo que sabemos hasta el momento.
Es una historia de venganza, de alevosía y de un capo que el gobierno creó, alimentó y luego soltó en una de las zonas más olvidadas del país.
Va:
El 16 de marzo pasado, agentes mexiquenses hicieron un operativo en Zacualpan, Estado de México, donde decomisaron tres vehículos y obtuvieron documentos con información importante sobre líderes criminales, casas de seguridad y puntos de venta de droga.
Dos días después, 18 de marzo, ayer, policías y personal de la fiscalía mexiquense se dirigían a esa zona para continuar con su investigación, pero fueron emboscados por pistoleros en Coatepec Harinas.
Era una venganza. Y el objetivo era impedir que siguieran con su trabajo.
Hay una nueva pista sobre la conexión cárteles mexicanos-mafia rumana. Un caso global con preguntas cuyas respuestas aún nos deben varios políticos mexicanos.
El Puerto de Constanza es uno de los más grandes de Europa. También, de los más peligrosos del mundo.
Está ubicado en la orilla del Mar Negro, en la ciudad que se lleva su nombre, en Rumania. Por ahí salen y entran mercancías legales, como alimentos o material de construcción.
Pero también es un gran receptáculo de bienes clandestinos. Por ahí, la mafia rumana importa y exporta explosivos, narcóticos y armas. Es un lugar estratégico: el crimen organizado puede enviar drogas a Alemania y Francia y también rifles de asalto a Kosovo o bombas a Ucrania.
Abro HILO con la historia sobre el presunto #Vacunagate en México, es decir, las dudas sobre si altos funcionarios cercanos a @m_ebrard usaron sus cargos para vacunarse contra #COVID19 antes que el personal médico.
Les cuento y leo sus comentarios:
Este es el libro de visitas que estuvo durante la segunda semana de diciembre de 2020 en la recepción del edificio de la empresa médica EpicResearch (ER).
En ER están las oficinas de los representantes de la vacuna CanSino Biologics en México.
En la libreta se pueden leer los nombres de altos funcionarios de la @SRE_mx; entre ellos, cuatro familiares del escolta preferido de Marcelo Ebrard, Héctor Adolfo Trigueros González, quien es amigo cercano del canciller desde 2006 y hasta le presta su Jeep.
Hoy publiqué en @emeequis una entrevista a @rojasdiazduran sobre las pruebas que él ha entregado a la FGR contra Cabeza de Vaca.
Abro HILO con una historia de terror que el morenista me contó y que ejemplificaría la talla criminal del gobierno en Tamaulipas.
(Esta es una narración sin nombres —me lo pidió el senador suplente por Morena— porque entre la sociedad tamaulipeca no hacen falta para saber quiénes son los protagonistas. Es una historia local muy conocida, pero silenciada por el miedo a Cabeza de Vaca).
Un día, "Rector" de Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) recibió una comunicación del gobernador @fgcabezadevaca para solicitarle que hiciera las gestiones necesarias para que "Contacto" se convirtiera en el nuevo secretario de Administración de la casa de estudios estatal.
El Cártel Jalisco Nueva Generación ya se instaló en el oriente de CDMX, tanto así que ha comenzado a vender droga con su logotipo en Tláhuac e Iztapalapa.
Hace un par de semanas una fuente que conoce bien los rincones de la alcaldía Tláhuac, especialmente la frontera con Iztapalapa, me dijo que a su barrio le había llegado nueva mercancía desde hace aproximadamente un mes.
Con la nueva mercancía llegaron nuevos jefes que se identificaron como gente de Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación, quienes entraron al barrio con pistolas en las manos amenazando con secuestrar a quienes se opusieran a ellos.
Detrás de los apagones en 26 estados de México también está el crimen organizado, específicamente dos cárteles. Ellos son corresponsables de esta crisis energética. #Apagón
La tarde del 22 de enero, un grupo de militares llegó hasta el poblado mexicano de Santa Anita, a 20 kilómetros de la frontera con Texas, para encontrarse con una camioneta humeante.
Dentro de la batea había 15 cuerpos calcinados, además de dos cadáveres carbonizados en la cabina y dos más cerca del vehículo, como si hubieran querido huir de la masacre. En total, 19 cuerpos.