Thread by @Guille_Nicieza

El papa Martín IV había declarado una cruzada contra la Corona de Aragón y un gran ejército francés invadía Cataluña. Pero aparecería el almirante de Aragón, Roger de Lauria, para defender Barcelona, expulsar a los franceses e incluso derrotar a su famosa caballería pesada. Hilo.

En 1284, el papa Martín IV, que era francés, declaró la Cruzada contra la Corona de Aragón y el rey Pedro III de Aragón, el Grande, por haber intervenido éste en los asuntos sicilianos en contra de la voluntad papal, que era la de Francia.

Esto dio inicio a una serie de episodios bélicos a lo largo de la frontera navarro-aragonesa entre Francia y Aragón, aunque la mayor parte del conflicto se desarrolló en las tierras catalanas de la Corona de Aragón.

Ese mismo año, el rey Felipe III de Francia, llamado el Atrevido, decidió cruzar la frontera con un gran ejército para invadir Cataluña, dándoles el papa Martín IV la consideración de cruzados. La intención de Felipe III no era otra que coronar a su propio hijo, Carlos de Valois.

Y al mismo tiempo apoyar a su primo, Carlos de Anjou, en su pugna con los aragoneses por el trono de Sicilia, que por cuestiones dinásticas estaba asociado matrimonialmente a la Corona Aragonesa por la vía de los Hohenstaufen.

Dos años antes, Pedro el Grande había apoyado a sus aliados sicilianos en las Vísperas Sicilianas, arrebatando Sicilia al usurpador Carlos de Anjou, en favor de Constanza de Hohenstaufen, esposa de Pedro III, y por lo tanto de Aragón.

El que era rey de Mallorca, Jaime II, a pesar de ser hermano de Pedro III apoyó a los Capeto de Francia, pues también era conde del Rosellón. En Cataluña, también existían opositores al rey Pedro, puesto que éste había ejercido la autoridad real de forma férrea.

Esto no gustó a los señores catalanes, que si bien no le retiraron su apoyo tampoco se mostraron mucho entusiasmo por combatir al ejército invasor. Sin embargo, durante el asedio de Elna y Gerona los franceses cometieron atrocidades contra la población civil.

Estas acciones provocaron una animadversión de las clases populares de las ciudades y el campo contra el invasor, sumando señores a la causa de Pedro III. El ejército invasor francés avanzaba en territorio catalán pero muy lentamente, ya que las ciudades presentaban defensa.

Debiendo ser rendidas una por una tras asedios de desgaste. Sin embargo, los invasores contaban con el auxilio y las vituallas de varias escuadras francesas que anclaban cerca de la costa e iban y venían con suministros desde Narbona y Aigües-Mortes.

Las líneas de suministro francesas eran buenas pero frágiles puesto que dependían totalmente de la flota francesa. Pedro de Aragón, estratega notorio, se dio cuenta de este hecho y supuso que la interrupción de las líneas de suministro forzaría a los franceses a retirarse.

Sin embargo, este plan exigía un sacrificio: arriesgar Sicilia, aunque fuera provisionalmente. Sopesando los pros y los contras, decidió el rey de Aragón llamar a las puertas de su casa a la potente flota aragonesa, al mando de la que estaba Roger de Lauria.

Alcanzó la escuadra aragonesa Barcelona el 24 de agosto, con el almirante Roger de Lauria al frente de 40 galeras de guerra. Desde la costa le dieron novedades los espías aragoneses de la disposición de los franceses, cosa que confirmó mediante un reconocimiento por mar.

La flota francesa estaba posicionada muy estirada, con un centro muy amplio y por lo tanto frágil a ser embestido y roto, lo que aislaría las alas que podría ser atacadas de forma independiente. Para dotar de mayor efectividad a su plan, Lauria urdió una entratagema.

Ordenó colocar dos fanales encendidos en cada galera, lo más separados posible, en vez de uno, de forma que en la oscuridad de la noche su flota parecería ser el doble de grande. La flota francesa, era un combinado de entre 10 y 16 galeras genovesas.

Al mando de los genoveses estaba Giovanni d’Orreo, y al de unas 15 a 20 francesas, a las órdenes de Henri de Mari. La fuerza: unas 30 en total. En la noche del 28 de agosto, Roger de Lauria ordenó a su flota lanzarse a toda vela sobre el centro de la escuadra franco-genovesa.

El combate se trabó un punto cerca de las islas Formigues, frente a la costa de Palamós. El despliegue aragonés rodeó las líneas enemigas y, al ver la fuerza naval dirigiéndose hacia ellos, los genoveses se retiraron del combate, mientras que los franceses se vieron sobrepasados.

La escuadra de Lauria embistió con sus espolones de proa los flancos de las galeras francesas, partiéndolas, mientras que sus ballestas de cubierta barrieron las dotaciones enemigas. Finalmente, se dio el asalto general a las naves franceses, pasando a cuchillo a todo enemigo.

La victoria fue total y decisiva. A continuación, Roger de Lauria puso rumbo a la bahía de Rosas, donde anclaba una flota francesa de carga, con más de 50 barcos llenos de vituallas y armas. Decidió Lauria urdir un plan para capturar la flota de carga, sin necesidad de hundirla.

Esto era porque les vendrían muy bien tales mercancías. Bajo los pabellones franceses que había capturado en las Formigues se aproximó la escuadra aragonesa. A día 4 de septiembre, toda la flota francesa había sido capturada o hundida y los restos daban la vela en mar abierto.

A continuación, los refuerzos venidos de Barcelona y el desembarco de la escuadra de Lauria tomaron la plaza con todos los suministros franceses, que pasaron a manos aragonesas. Al poco tiempo, Pedro III derrotaba a los franceses en la batalla del collado de las Panizas.

Con su ejército invasor fue obligando Felipe III de Francia a retirarse a Perpiñán, donde moría cuatro días más tarde. El mismo año de 1285, Pedro envía una gran flota a las islas Baleares contra su hermano Jaime II de Mallorca, se encontraba con el ejército francés en Perpiñán.

La ciudad de Mallorca se rendía sin combatir, y las islas eran tomadas. Posteriormente, como venganza por la invasión francesa, el recién coronado rey Alfonso III de Aragón, hijo mayor de Pedro III, ordena a Roger de Lauria mandar una expedición de castigo al Languedoc francés.

En el mes de febrero de 1286, la fuerza aragonesa de 100 caballeros, 2000 almogávares y una flota de galeras de guerra y transporte, desembarca en las playas de Valras, saqueando y quemando la ciudad y remontando a pie con los almogávares el río Orb hasta llegar a Sérignan.

En Béziers, alertados por la llegada de los aragoneses, los franceses levantan un ejército de 30.000 hombres y 300 caballeros pesados, la flor y nata de la caballería europea, preparándose para salir a la batalla en campo abierto aprovechando sus números y sus cargas.

Sin embargo, a pesar de la inferioridad numérica, los ballesteros almogávares desataron una lluvia de saetas sobre la caballería pesada francesa provocando una estampida al desbocarse sus monturas. Los franceses son incapaces de articular una carga, e intentan reorganizarse.

Pero son perseguidos y acometidos por los caballeros aragoneses antes de llegar a su retaguardia, poniéndolos en fuga hasta llegar a media legua de Béziers. Tras esta soberbia acción, ordenada Roger de Lauria la retirada general a la playa de Valras, allí anclaban sus las galeras

Saquean por el camino la ciudad de Sérignan, incluyendo su castillo, pero dejan intacta la iglesia de la Virgen de la Gracia. Atacó también Agde y Aigues-Mortes antes de dirigirse a Barcelona con un impresionante botín.

La II Bandera “Roger de Lauria” de la Brigada Paracaidista del Ejército de Tierra “Almogávares” ya lleva su nombre en homenaje a esta famosa acción y al valor y entereza de los almogávares de Lauria al derrotar a la caballería pesada francesa.

Fin del hilo de hoy, como preludio a hilo sobre Roger de Lauria.

Cuadros de época; láminas de Giusseppe Rava y Angus McBride. Soy conciente que en algún cuadro sale Roger de Flor, otro líder almogávar.

Datos en la obra de Fernández Duro.

Gracias por leer.