Ante la orden de Napoleón de salir a buscar a los británicos, el almirante Villeneuve convocó a consejo de guerra a los oficiales de ambas escuadras, franceses y españoles, para exponer sus planes. La reunión a bordo de su insignia, el navío Bucentaure, casi acaba en duelo.
En la reunión de oficiales, la opinión general de los españoles, argumentada de forma razonada por el sereno mayor general Escaño, se mostró contraria a la apresurada salida de la escuadra combinada francoespañola basándose en la mala mar y condiciones meteorológicas.
El comandante en jefe de la escuadra española, el teniente general Gravina escuchaba atento, y los brigadieres Churruca y Alcalá-Galiano asentían respetuosos, éste último como comandante del Cuerpo de Pilotos de la Real Armada y de los autores del informe que expresaba Escaño.
El contraalmirante francés Magon de Médine insinuó que esta negativa a salir de puerto era por cobardía. La respuesta de Alcalá a tal desaire del francés fue tan vehemente que casi termina en duelo, afirmando que si hay que salir se sale, que para arrestos los de los españoles.
Y así fue. Cada hombre en su puesto, a bordo de su Bahama, Alcalá-Galiano defendió su posición heroicamente contra hasta tres navíos ingleses y tras ser herido tres veces, negándose a abandonar el alcázar, halló la muerte súbitamente cuando una bala de cañón le decapitó.
Con todo, el contralmirante Magon a bordo de su navío de línea Algeciras tuvo un valeroso comportamiento en la batalla, muriendo en los combates, y se le recuerda como uno de los pocos oficiales franceses que se salvaron del bochorno.
De la reunión de oficiales, muchos otros murieron en el combate, tanto franceses como españoles, entre ellos el brigadier Churruca, en el combate, y el teniente general Gravina, más tarde de sus heridas. #MemoriaHistórica
¡Buen Martes!
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¿Sabían que la primera circunnavegación del mundo de la expedición de Magallanes-Elcano fue un hito tan importante en la navegación que sin él no podría haber avanzado la tecnología naval? Desde el punto de vista naval supuso un antes y un después en la navegación. ¿Pero por qué?
En el siglo XVI la navegación era eminentemente de litoral o costa, llamada de cabotaje, pues se seguía la costa como referencia para el rumbo. Esto era por varias razones: de posicionamiento y orientación; por logística, pues era posible aprovisionarse y realizar reparaciones;
Y por cuestión de seguridad, pues si asomaba marejada o tormenta era posible resguardarse en puerto o anclar en una bahía a la espera de mejoría del tiempo. Esto fue así hasta prácticamente mediados del siglo XIX, y sigue ocurriendo en la navegación a vela hoy en día.
Batalla del cabo Trafalgar. La división de vanguardia, mandada por el contralmirante francés Dumanoir, se alejaba sin trabar combate mientras varios navíos británicos batían a los buques insignia Santísima Trinidad y Buceantaure. El Neptuno vira en redondo y se dirige al combate.
Cuando el Neptuno de don Cayetano Valdés, estaba destinado en esta vanguardia, pasó por la banda del Formidable de Dumanoir, éste gritó al español:
-¡¿Adónde se dirige usted?!
~¡AL FUEGO! Contestó don Cayetano, alejándose de los navíos de su división.
“No estará en su puesto el capitán que no esté en el fuego”, habían sido las órdenes. Y así se lanzó Valdés contra los británicos, aunque no logró salvar al Santísima Trinidad ni al Bucentaure. Recibió una herida grave, negándose a abandonar su puesto y perdió el conocimiento.
¿Sabían que la bandera de España es de las pocas del mundo que proceden de un pabellón naval? ¿Que se hizo tan popular que empezó a utilizarse de forma oficiosa años antes de ser oficial? ¿Que agrupó a marinos, pescadores, campesinos y soldados durante la Guerra de Independencia?
Aunque podríamos considerar los vexilla romanos (singular: vexillum) de las legiones como las banderas más primigenias que llegaron a España, entonces provincia romana de Hispania, no fue hasta los visigodos cuando se utilizaron más allá del reconocimiento de una hueste militar.
Con la invasión islámica del a península se produjo una evolución de estos estandartes rígidos de paño y tomaron la forma y los tejidos que actualmente asociamos a las banderas, seguramente gracias a las ricas telas de Oriente como la seda y los bordados.
¿Sabían que en 1380 la flota de Castilla atacó los puertos de Portsmouth y Plymouth, y remontó el Támesis casi hasta la misma Londres? ¿Que los infantes y caballeros castellanos llegaron a desembarcar a menos de 20 millas de la Torre de Londres, poniéndola en jaque? Hilo.
Había estallado la Guerra de los Cien Años entre Francia e Inglaterra y Castilla se encontraba atada al tratado de Toledo del 20 de noviembre de 1368, por el que Enrique de Trastámara se comprometía a prestar ayuda militar naval a Carlos V de Francia.
Por ello, Castilla tuvo que pasar de neutral a beligerante contra Inglaterra. Tras una serie de treguas infructuosas, el rey francés reanudó las hostilidades en 1369 y exigió a Castilla que cumpliera sus compromisos. Los castellanos cumplieron fielmente a su palabra.
Inglaterra planeaba desembarcar en Lisboa y marchar con el apoyo de la hueste portuguesa sobre Castilla para deponer al rey Enrique II, pero la escuadra de Ambrosio Bocanegra se presentaba en el mar de Palha dispuesta a presentar batalla. La disciplinada marina castellana. Hilo.
Las Guerras Fernandinas fueron unos conflictos militares que asolaron a la Portugal de Fernando I y a la Castilla guerracivilista de los reyes de la Casa de Trastámara como pugna política y dinástica por el trono de Castilla, nacieron tras el asesinato de Pedro I.
Tras finalizar la Primera Guerra Fernandina, Fernando I de Portugal acordó, el 10 de julio de 1372, con Juan de Gante un tratado militar de ayuda mutua contra el pujante Reino de Castilla. Tras la rúbrica del acuerdo, el rey portugués ordenó iniciar la ofensiva.
“Señor, no sólo no pienso que galera u otro bajel intente navegar por el mar (Mediterráneo) sin salvoconducto del rey de Aragón, sino que no creo que pez alguno intente alzarse sobre el mar si no lleva un escudo con la enseña del rey de Aragón en la cola”. Roger de Lauria. Hilo.
Roger de Lauria, también de Loria, aunque quizás lo más correcto sería Ruggiero d’Amico di Lauria, nació el 17 de enero de 1245 en Scalea, Reino de Sicilia, siendo hijo de la nodriza de Constanza de Hohenstaufen, que sería esposa de Pedro III de Aragón, y padre desconocido.
A su vez era sobrino del conde Guglielmo d’Amico, barón de Ficarra, que poseía ricos feudos en Sicilia y Calabria, siendo en Lauria (a 37 km de Scalea) donde se crió Roger, adoptando este toponímico como sobrenombre, lo que era muy frecuente en la era medieval.