Si en estos días escucharon o participaron de una conversación como la de la imagen, entonces este #Epistemología101 con @ValeArvejita es para ustedes: ignoratio elenchi, también conocido como “no saltés que no hay charquito”.
Hay una serie de falacias en que las premisas ofrecidas son irrelevantes para la conclusión que se extrae. Por caso, que un futbolista diga que conviene consumir yogur no es realmente un argumento legítimo para el valor nutricional del yogur: es una falacia de autoridad.
¿Puede haber OTRO TIPO de falacia informal?
Sí: uno en que ciertas premisas FUNCIONEN para justificar una conclusión, pero sea LA CONCLUSIÓN MISMA la que resulte totalmente irrelevante en el contexto general de la conversación puesto que nunca fue ella la que estuvo en discusión
Volvamos a nuestro ejemplo: si una persona A argumenta a favor de la virtualidad para limitar la circulación del virus y otra, B, dice: “La presencialidad es esencial” (conclusión) porque “La no-presencialidad tiene resultados psíquicos dañinos” (premisa), se puede contestar…
…que al CAMBIAR EL EJE desde lo que se estaba discutiendo (“¿Es la presencialidad responsable del aumento de casos?”) a otra cuestión muy diferente (“¿Es esencial la educación presencial?”) B logra fácilmente “anotarse un poroto” contra A… pero de manera ilegítima.
En la _Introducción a la lógica_ de Irving Copi se nos brinda un ejemplo análogo: para predisponer a un jurado a condenar por homicidio a una persona, un fiscal ofrece premisas sobre por qué el homicidio es un crimen horrendo y debería ser castigado.
El argumento del fiscal sugiere que su adversario tendría que estar NEGANDO una conclusión elemental como “El homicidio es horrendo”, y ofrece una serie de premisas para sustentar ESA conclusión.
Sin embargo, quien defienda a la persona acusada podrá, naturalmente, decir que lo que está en discusión NO ES si el homicidio es o no un crimen horrendo sino, específicamente, si la persona acusada es o no culpable del crimen, lo cual es un problema muy distinto.
De manera similar, podríamos decir: sería curioso pensar que quien dice “se deben cerrar las escuelas” DISCREPE con una conclusión como “La presencialidad es esencial para las infancias” y necesite, en consecuencia, que se le ofrezcan premisas para sustentarla.
Naturalmente, puede haber argumentos no falaces a favor de volver a las aulas, pero tienen que ser argumentos que ataquen lo que está sosteniendo el interlocutor; por caso, decir “Es seguro volver a las aulas PORQUE los datos muestran que la incidencia en los contagios es mínima”
Desde ya, podemos discrepar con la premisa de un argumento así, pero no podríamos negar que el argumento efectivamente se enfocaría en LO QUE DE HECHO ESTÁ EN DISCUSIÓN.
Por eso, antes de argumentar en defensa de una proposición p para discutir con alguien, preguntémonos si efectivamente, dada la posición que está sosteniendo esa otra persona, ella tendría alguna razón en absoluto para NEGAR p. Si no es el caso, entonces estamos errando el blanco
Nada de esto pretende zanjar la discusión sobre la presencialidad, sino simplemente contribuir a delimitar qué argumentos serían PERTINENTES para ese debate.
En el último #ArgumentosEnUnaBaldosa con @ValeArvejita dejamos pendiente la pregunta: ¿existe algún “lugar” de enunciación que sea “privilegiado” para conocer la realidad? En particular, ¿es verdad que la posición de las personas oprimidas les proporciona una ventaja cognitiva?
La tesis del presunto “privilegio epistémico” del “punto de vista” de los sectores oprimidos es asociada a la filosofía de Lukács y su “heredera” es la vertiente conocida como “teoría del punto de vista” dentro de la epistemología FEMINISTA.
Un clásico de esta transición de Lukács al feminismo fue escrito en 1982 por Nancy Hartsock quien parte de interpretar la obra de Marx como apoyada en adoptar el “punto de vista del proletariado” y asume que, análogamente, cabe hablar de un “punto de vista feminista” en ciencia.
Ante el anuncio de despido por parte del Sr. Burns, Homero muere de un infarto, pero su “alma” se queda lo suficientemente cerca de su cuerpo como para oír a su ex empleador solicitarle a Smithers que le envíe un jamón a la viuda.
Es también el Sr. Burns quien, al matar a Bart atropellándolo, genera que el alma de este se separe de su cuerpo y emprenda una travesía ascendiendo al cielo, bajando al infierno y volviendo a subir.
¿Es igual decir “Los Simpson predijo la presidencia de Trump” que decir “la astronomía predice con éxito la órbita de cometas”?
¿Acaso no se trata, en ambos casos, de que alguien dijo que algo iba a pasar y pasó?
Empecemos por preguntarnos algo que parecería ser básico: ¿Qué es el CONOCIMIENTO? ¿Qué quiere decir que SABEMOS algo? Según la caracterización tradicional, SABER algo es tener una CREENCIA VERDADERA y JUSTIFICADA sobre ese algo.
Esto es, para poder decir que CONOCEMOS algo tienen que darse las tres condiciones: creencia, verdad y justificación.
Para decir “Lisa SABE que un cometa caerá sobre Springfield” (y por eso se protege en el refugio de Flanders), tiene que darse que Lisa de hecho CREA que caerá.
-Los humanos razonamos; somos animales superiores.
-Eso no es lo importante sino la capacidad de sentir dolor.
¿No es contradictorio ponderar sensibilidad por sobre racionalidad para argumentar a favor del veganismo, pero usar argumentos racionales para defender esta posición?
Cuando afirmamos un CONTENIDO que es contradictorio con los presupuestos de lo que estamos HACIENDO al afirmarlo, hemos incurrido en una “contradicción performativa”. FUA
Esta noción fue introducida por Apel y popularizada por Habermas en su crítica a los filósofos “posmodernos”
Pensemos un ejemplo. Si un autor ARGUMENTARA algo como “la argumentación racional no es una vía para llegar al conocimiento, sino una forma de poder con la cual manipulamos a otras personas” (lo que se parece a ALGUNOS textos de Foucault en sus PEORES días)…
Probablemente podamos estar de acuerdo en que “tengo derecho” a sostener cualquier opinión si lo que estamos pensando como alternativa a eso es, por ejemplo, la clase de persecución doctrinaria cometida por la Iglesia Católica durante la Inquisición, o por los nazis.
Cuando lo que tenemos enfrente son instituciones que queman libros o que directamente queman personas que no comparten sus ideas, seguramente estaremos inclinados a sostener el derecho de cada cual a sostener la opinión que le plazca.
El problema de la astrología no es que sea falsa, es que NO PUEDE SER FALSA.
WAT.
Hoy este servidor y @valearvejita les traemos un nuevo episodio de #Epistemología101 de la mano de Popper y una mágica ayuda de Página/12.
Una hipótesis es falsable cuando EXISTE LA POSIBILIDAD de que se pruebe que es falsa.
Para el filósofo K. Popper, la FALSABILIDAD o REFUTABILIDAD es una virtud. Pero, ¿por qué la refutabilidad es algo bueno?
Predeciblemente no queremos que nuestras hipótesis resulten FALSAS: cuando se prueba que una lo es −por ejemplo, la hipótesis de que la Tierra es el centro del universo−, nos ponemos tristes, tratamos de emparcharla y, si no se puede arreglar, la cambiamos por una mejor