Nos rasgamos las vestiduras con la barbaridad que cometen los políticos en el yacimiento de La Joya (Huelva), donde construirán grandes edificios, pero ocurre porque los ciudadanos hemos permitido esos desmanes en el pasado. Por ejemplo, en Montelirio.
La zona arqueológica de Valencina-Castilleja de Guzmán era la que poseía más “tholoi” de Europa, pero ya no. Los destruyeron porque los políticos creen (saben?) que sus votantes son ἰδιώτης [idiotes] (1) y ellos no tendrán consecuencias penales ni políticas.
La existencia de esas grandes tumbas se debe al desarrollo de la metalurgia, una de las innovaciones más importantes en la historia de la Humanidad, gracias a que se encuentran cerca de la Faja Pirítica Ibérica y de lo que fue la enorme ría del Guadalquivir.
Conocemos ese espacio marino que se adentra en la tierra como Golfo Tartésico, que empezó a colmatarse desde época micénica.
Gracias a eso, desde tiempos remotos arribaban al suroeste de la Península Ibérica naves del Próximo Oriente para proveerse de minerales.
También era el punto de encuentro del comercio del estaño, que llegaba de la actual Galicia o de Cornualles (2).
Eso configuró, durante el Calcolítico, un yacimiento de dimensiones colosales, que excede el tamaño de cualquier otro de Europa Occidental.
¿Por que no sabías eso? Porque ha habido una destrucción masiva en toda la zona.
Por ejemplo, el dolmen de Ontiveros, que sostiene el peso de una casa y en el que se encontraron estas puntas de flecha extraordinarias:
El dolmen de La Pastora, que tiene el corredor más largo de la Península y está orientado al revés de lo habitual.
El dolmen de Matarrubilla, que tiene la cámara circular construida en torno a un bloque de piedra caliza que hacía funciones de altar.
O el dolmen de Montelirio, que se salvó gracias a la crisis inmobiliaria. Los políticos no encontraban un sitio mejor para construir en la zona, como véis en la imagen aérea.
La delegada de Cultura aseguraba que carecía de valor cultural, así que lo veremos con más detalle.
La zona era tan importante que se encontraba en el camino del comercio internacional del jade prehistórico, que recorría miles de kilómetros hasta llegar junto a la desembocadura del Guadalquivir:
En la cámara circular más grande se hallaron los cadáveres de varias personas junto a una pequeña estela que se iluminaba por el sol en determinado momento del año.
Dado que el corredor tiene más de 37 m de longitud y hay que recorrerlo, en parte, de rodillas, sólo cerebros como el de mi compi del Aula de la Experiencia, @ClaraGrima , pueden hacer cálculos tan elaborados y precisos.
Probablemente las mujeres fueron sacrificadas de forma ritual bebiendo cinabrio, que da el característico color rojo que se ve en la imagen anterior.
Sólo conozco algo así en la Tumbas Reales de Ur.
Las mujeres llevaban vestidos hechos con miles de pequeñas cuentas perforadas.
En la zona de Valencina-Castilleja se halló el mayor taller de marfil, africano y asiático, el mayor depósito de ámbar.
El intenso trabajo para proteger Montelirio por parte de Asociaciones, como la de Defensa del Territorio del Aljarafe fue ejemplar, pero sirvió de poco frente a la codicia urbanística.
Al cabo de poco tiempo las casas sobraron, están vacías y aún las estamos pagando.
(1) Los griegos denominaban “idiotes” a aquellos que sólo atendían sus asuntos particulares y pasaban de los asuntos públicos, como a quién votar o si iban a construir una casa en un lugar sagrado.
(2) El estaño se degrada en el agua de mar y por eso han quedado pocos lingotes, pero ya sabemos su procedencia.
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La embajada Keichō, enviada desde el Japón feudal a España, estuvo en Espartinas durante trece meses. Algunos de los miembros de la embajada estarían en el Monasterio de Loreto, la casa espiritual de Luis Sotelo, el promotor de la embajada.
Otros miembros de la embajada se quedarían en la Hacienda Mejina, donde Luis Solano tenía su casa terrenal:
El monasterio se encuentra en un entorno romano(1) junto a una torre defensiva mudéjar, conocida como Torre Mocha, la única de su tipo en el Aljarafe, de época de don Fadrique, hermano de Alfonso X. Está situada en un lugar estratégico.
La embajada Keichō, dirigida por el samurái Hasekura Tsunenaga (1571-1622), llegó a Sanlúcar el 6 de octubre de 1614. Antes de ser alojados por el conde de Salvatierra (1570-1618) en el Alcázar de Sevilla*, estuvieron en la Hacienda Mejina, en Espartinas, con toda probabilidad.
El promotor de la embajada era el franciscano Luis Sotelo (1574-1624), misionero en Japón que en 1612 entró en contacto con Date Massamune (1567-1636), daimyō de Sendai, que envió la embajada a España porque quería tecnología española y los ingresos del comercio internacional.
Probablemente llegaron desde Coria, donde se fabricaban las tinajas de barro para el aceite, por la Vereda de la Carne, desde la ensenada del río Pudio.
El Templete de la Cruz de San Onofre, en Sevilla, está hundido en el tiempo del olvido. Hoy es una de las muchas tumbas en las que yacen nuestros recuerdos. Es como una miga que ha quedado en el mantel de la modernidad en la que todos han olvidado el banquete.
Es un grano de piedra que no se entiende en un mundo de hierro y cemento.
Hoy se puede ver desde el apeadero de San Jerónimo, entre las vías del ferrocarril y la SE-30, que han dejado al templete de San Onofre en un agujero ruin.
Estamos en un espacio sagrado envilecido por las escaleras metálicas y por el escandaloso plástico rojo de los letreros de la estación.
Hombres cansados que se marchan de Sevilla lo miran indiferentes desde el tren, tras los cristales empañados, sin hacerse preguntas
Dentro de la arqueología industrial de Sevilla ocupa un lugar importante el edificio que fue Almacén Real de Maderas del Segura pasa desapercibido por todas las perrerías que le han hecho a lo largo de los siglos.
La escasa diligencia en el cuidado del entorno hizo que se perdiesen los enormes bosques que rodeaban a Sevilla, cuya primera mención se encuentra en Avieno y que explicaban que la República Romana, los almohades o Alfonso X construyesen grandes atarazanas en Sevilla.
El último bosque de alerces se quemó en el siglo XVI (los botánicos aseguran que nunca los hubo y las fuentes lo desmienten). El último de estos árboles fue arrancado por el ayuntamiento en 1802.
Desde su terrible derrota en las Navas de Tolosa (1212), los almohades sabían que tendrían que enfrentarse a muerte con los cristianos en la capital de su imperio: Sevilla.
Por eso construyeron la Torre del Oro (1221). El último baluarte. La última esperanza.
El nombre de "Torre del Oro" es una traducción del que tuvo en la época almohade y ese nombre también se le da en la Primera Crónica General, pero también se utilizó para almacén temporal del oro de América.
Sevilla y la Torre del Oro en 1588. Civitates Orbis Terrarum.
Tenía 12 lados para resistir mejor los proyectiles. El primer cañón de Europa se usó en el s. XIII durante esa guerra de siglos entre musulmanes y cristianos.
Es una obra maestra de la arquitectura militar y la poliercética. Es un juego geométrico de la muralla hacia el Alcázar.
En Sevilla tenemos algunas puertas de ladrillo agramilado que se parecen entre sí, como la puerta principal del Monasterio de Santa Paula, con su arco canopial.
La puerta de la iglesia del Monasterio de Santa Paula.