Saussure: Curso de Lingüística general. Apéndice: Principios de fonología. Capítulo 1: Las especies fonológicas. Resumen:
Las divisiones en el sonido no tienen un fundamento motriz sino auditivo: sus impresiones acústicas. En efecto, no se podría sólo por la vista descubrir las divisiones en la secuencia de movimientos articulatorios, cuándo empieza y acaba cada sonido.
En el alfabeto griego primitivo cada sonido figura representado por un único signo gráfico. No existen grafías complejas como la ch española, ni representaciones dobles de un mismo sonido como c y s en francés, o un signo simple para dos sonidos, como la x por ks.
Este descubrimiento lo heredan los latinos. Los alfabetos de otros pueblos no analizan la cadena hablada en sus fases acústicas homogénas como estos. Así, ni los chipriotas (notación silábica) ni los semitas (notación sólo de consonantes).
La descripción de los sonidos deslindados no tiene por el contrario un fundamento auditivo sino motriz: el movimiento articulatorio de fonación. Cada sonido implica un movimiento articulatorio correlativo.
Digo «fonema» a la suma de las impresiones acústicas y de los movimientos articulatorios de las unidades oída y hablada, recíprocamente condicionadas. El fonema es por tanto una unidad compleja, con un pie en la cadena auditiva y otro en la motriz.
Los elementos que resultan del análisis de una cadena de sonidos constituyen momentos o eslabones suyos que no pueden ser considerados fuera del tiempo que ocupan.
Los elementos variables en los sonidos son los tres siguientes:
A. La forma de articulación bucal.
B. La intervención vibratoria de la laringe o no.
C. La intervención resonante nasal o no.
A. La forma de articulación bucal.
B. La intervención vibratoria de la laringe o no.
C. La intervención resonante nasal o no.
En función de los elementos B y C bajo el criterio positivo/negativo resultan los siguientes tipos de sonidos:
I. Sordos (no-B/no-C).
II. Sonoros (sí-B/no-C).
III. Sordos nasalizados (no-B/sí-C).
IV. Sonoros nasalizados (sí-B/sí-C).
I. Sordos (no-B/no-C).
II. Sonoros (sí-B/no-C).
III. Sordos nasalizados (no-B/sí-C).
IV. Sonoros nasalizados (sí-B/sí-C).
En función del elemento A hay que considerar los siguientes dos criterios:
a. El grado de oclusión/apertura de la boca, del 0 (mín.) al 6 (máx.), así: 0 (oclusivas), 1 (fricativas), 2 (nasales), 3 (líquidas), 4 (i, u, ü), 5 (e, o, ö) y 6 (a).
a. El grado de oclusión/apertura de la boca, del 0 (mín.) al 6 (máx.), así: 0 (oclusivas), 1 (fricativas), 2 (nasales), 3 (líquidas), 4 (i, u, ü), 5 (e, o, ö) y 6 (a).
b. El punto de articulación de la lengua: labial, dental, gutural.
[Tras ello figura la clasificación resultante.]
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