y es que, nuestros pensamientos o conclusiones sobre las cosas no siempre son las más ajustadas a los hechos, ni la forma de pensar que más nos ayuda a enfrentarnos a las situaciones.
Sin embargo, en muchas ocasiones podemos no darnos cuenta de que estamos siendo "irracionales" o poco ajustados a los hechos y eso se debe a que algunas de nuestras ideas y formas de pensar pueden estar ya fuertemente arraigadas o "sobreaprendidas"...
Esto no es nada extraño, pues igual que desarrollamos y consolidamos otros hábitos de comportamiento, también nuestras ideas y formas de pensar pueden consolidarse al ser repetidas una y otra vez sin plantearnos su adecuación o cuestionárnoslas.
El problema surge cuando la forma de pensar sobre ciertas cosas o el modo en que nos describimos la realidad (o incluso aspectos de nosotros mismos y de los demás) genera sufrimiento o no favorece que nos enfrentemos de la mejor manera que la situación requiere.
Cuando en terapia detectamos un discurso o forma de pensar que está siendo desajustada y problemática, intervenimos en ello enseñando a la persona a detectar esas descripciones o pensamientos desajustados, cuestionarlos y sustituirlos por otros más ajustados. (...)
En ocasiones, es en el propio contexto de terapia donde los psicólogos vamos moldeando el discurso del consultante, ayudándole a ver las cosas de otra manera, llegando a descripciones más ajustadas, beneficiosas y útiles.
Este cambio de forma de pensar a veces lleva tiempo e implica que los pensamientos arraigados siguen teniendo peso durante un tiempo, frente al nuevo discurso más racional que pretendemos introducir.
La clave está en obligarse a cuestionar los pensamientos iniciales y automatizados y entrenarse en introducir una nueva forma de pensar más justa o "racional"... Con la práctica, el nuevo pensamiento sustituirá al anterior, como en cualquier otro cambio de conducta.
"No creernos todo lo que pensamos" es una muy buena máxima para recordarnos que, los pensamientos, como cualquier otra conducta, son algo aprendido, y como cualquier otra conducta, pueden resultar problemáticos a la hora de relacionarnos y manejarnos en nuestro día a día.
...Pero también como con cualquier otra conducta, podemos modificarlos si detectamos que nos generan malestar o no nos están ayudando en nuestro día a día.
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“NO ME APETECE HACER COSAS” - El estado anímico se ve muy influido por nuestro nivel de actividad, y a su vez, afecta a las ganas que tenemos de hacer cosas. (HILO ⬇️)
Cuando nos encontramos tristes o bajos de ánimo, es probable que no nos apetezca hacer muchas de las cosas que hacemos habitualmente (quedar con amigos, ir al gimnasio, llamar por teléfono a un amigo...
…, e incluso puede que lleguemos a no tener ganas de realizar las actividades de autocuidado más básicas) porque en esos momentos cualquier cosa puede suponer un enorme esfuerzo.
¿CÓMO MODIFICAR EL ESTADO DE ÁNIMO? - Cuando estamos bajos de ánimo, la anticipación del esfuerzo que conllevará realizar cualquier actividad juega un papel determinante en el inicio o no de la actividad.En esos momentos cualquier actividad nos puede suponer un enorme esfuerzo.👇🏼
Sin embargo, si logramos movilizarnos y romper esas barreras iniciales, lograremos ir dando pasos hacia la mejora del estado de ánimo.
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Es posible que las primeras veces que nos pongamos a hacer cosas, este empujón cueste...
pero si persistimos en mantenernos activos, poco a poco iremos experimentando los resultados gratificantes de la actividad, además de mantenernos entretenidos y distraídos respecto a la fuente de malestar.
EL COMPROMISO EN PAREJA - El compromiso en una pareja implica asumir un proyecto común, estar al lado del otro y remar conjuntamente, aunque las cosas se pongan difíciles y aunque no siempre se esté de acuerdo en todo. (Hilo) #compromiso#pareja#relaciondepareja ⬇️
Requiere respetar las diferencias con el otro y saber llegar a acuerdos comunes. Implica trabajar conjuntamente por la relación, es decir "comprometerse" con ella.
....
Esto inevitablemente requiere capacidad de adaptación, no solo a las circunstancias, sino al otro y habilidades diversas que posibiliten esa adaptación: Ese saber lidiar con lo que venga y lograr llegar a buen puerto, saber apoyar al otro, saber compartir y...
Saber discernir cuando el problema está en el manejo que hacen los otros sobre la situación y no en el nuestro es una tarea en ocasiones costosa y muchas veces motivo de intervención en terapia.
(HILO sobre asertividad, poner límites y manejo del chantaje emocional...)
En ocasiones podemos sentirnos mal en situaciones en las que nuestra actuación es la adecuada o al menos, la que deseamos llevar a cabo. Sin embargo, nuestros deseos, elecciones o actuaciones a veces chocan con las que otras personas de nuestro entorno esperan/desearían. ...
No siempre son las que les agradan o les vendrían bien, pero eso no quiere decir que sean erróneas, equivocadas o algo por lo que nos debamos sentir mal o retractar. Así que ¡Cuidado! pq todos tenemos derecho a elegir lo q queremos o no hacer, del mismo modo q los demás lo tienen
Los pensamientos describen realidades y esas realidades tienen la capacidad de provocarnos emociones acordes a eso que nos contamos. En términos psicológicos/técnicos, PENSAR supone autoexponernos a estímulos condicionados que provocan respuestas condicionadas. (*Imagen de Elesq)
LA VUELTA A LA CALMA dependerá de nuestra capacidad para ordenar nuestros pensamientos:
CONCLUSIÓN: Nuestros estados de calma o de caos dependen muchas veces de aspectos sobre los que tenemos cierto control. No podemos controlar muchas cosas de las que nos suceden, pero sí elegir cómo queremos pensar sobre ellas, cuánto de nuestro tiempo dedicar y cómo manejarlas.
El "Yo soy así" sirve en muchos casos de excusa para no hacer esfuerzos para cambiar. Hace tiempo en mi blog hablaba de la función que cumple esta "justificación" de cara a nosotros y al resto. (Hilo)
Hoy lo retomo para recordar que aquello a lo que llamamos "personalidad" o "forma de ser", no es algo q llevemos determinado en los genes. No es más q un constructo utilizado para referirnos a patrones de conducta aprendidos que se han consolidado y se han convertido en estables
Lo cierto es que, si lo deseamos, podemos cambiar conductas, aunque estén muy enraizadas. En esos casos habrá que realizar más esfuerzo. Tendremos que estar atentos para no caer en viejos automatismos, habrá que renunciar a las cosas buenas de los viejos hábitos...