(Hilo) El Libre Mercado: El Asalto Hegemónico a la Economía Política 
Hoy en dia el concepto de libre mercado ocupa la centralidad política tanto para el flanco izquierdo como para el derecho.
El “libre mercado” constituye el marco bajo el cual nuestra sociedad entiende y proyecta nuestro orden social.
Un orden donde existe una clara separación entre el expansivo espacio acumulativo (“la economía”) y el restante espacio social. Entre la dimensión que “crea riqueza” bajo un conjunto estricto de normas y aquellos factores que, escapando a su jurisdicción, “lastran” el “progreso”.
La “Economía” como una máquina que, bién tuneada, procesa los inputs materiales y personales de nuestra sociedad de una manera social y productivamente óptima.
Una máquina a engrasar vía políticas públicas destinadas a eliminar toda resistencia a una serie de oscuros procesos construidos, en gran medida, en base a una serie de abstractos principios.
El principal, la Libertad.
En este sentido el concepto de libre mercado no solo protagoniza toda columna de opinión socio-económica en nuestra patética prensa, sino que constituye la piedra angular gracias a la cual toda iniciativa pública debe ser juzgada.
Hoy ese concepto de libertad está articulado en base a esa concepción mecanicista del “mercado”. Las rigideces, y las distorsiones de mercado son el componente diabólico a extirpar de nuestra organización social.
Y lo son por una razón, porque constituyen un caveat de primer orden a la reproducción acumulativa. Un límite a la generación de beneficios empresariales.
Y no solo eso, estas “rigideces” (salario mínimo, legislación laboral, medioambiental, financiera o penetración fiscal) son, según dicen, responsables de todos los devastadores fallos de mercado que nos asolan.
La máquina deja de funcionar cuando este particular concepto de libertad no se impone. El agregado de nociones microeconómicas pierde su mágica coordinación.
Este paradigma socio-político-económico que ha colonizado tanto a los partícipes del foro de Davos como a cualquier txikitero de barrio representa la total involución de la geografía cognitiva que puso fin al absolutismo feudal.
Porque el concepto de libre mercado no es nuevo, ni constituye una categoría analítica que represente un entramado opresivo-autoritario al que derrocar por la vía revolucionaria.
Eso es no entender nada.
El concepto del libre mercado tiene su origen en la rama socio-económica de la Ilustración. En la colusión de los principios revolucionarios anti-absolutistas, antropocéntricos, e igualitarios con el ascenso de la razón como única vía para alcanzar el conocimiento.
En otras palabras, en la aplicación sistemática del método científico para explorar el status-quo y posteriormente organizar nuestra sociedad de acuerdo con los principios humanistas.
Nacía así la Economía Política. Disciplina que, a consecuencia de su contexto histórico, emprendería la tarea de exponer el emergente orden Capitalista como contrario a las máximas de la Revolución.
Quiénes materializan esta corriente? Los economistas clásicos. (Locke), Smith, Ricardo, Mill etc. Serán los primeros en detectar que el órden emergente y cada vez más hegemónico no supone un avance progresista alguno.
Sino la sustitución del modo de explotación del trabajo feudal-personal por el aquel modo dominado por la relación impersonal desplegada por el Capital.
(Smith) Hablarán en base al estudio objetivo del Capitalismo emergente. Hablarán de desposesión, hablarán de la naturaleza de la propiedad, de la razón de ser del Estado, de la teoría del valor-trabajo. 
De ello deducirán la naturaleza del beneficio, del dinero, de la mercantilización y de la “razón” económica.
Y gracias a estos avances científicos diseñarán un concepto de libre mercado de acuerdo con el paradigma humanista.
Tomemos el ejemplo Smithiano-Ricardiano. El Comunismo-Socialismo como teoría socio-económica es anterior a Marx, por bastante. Marx lo actualizó al marco industrial y lo volvió más técnico.
De hecho el Socialismo Ricardiano es incluso más políticamente radical (para esta corriente todo valor proviene del trabajo, en Marx no -un poco de Green Theory of Value-).
La concepción original del libre mercado original tenía por objetivo eliminar toda distorsión opresiva a las dinámicas mercantiles dentro de una sociedad. Nos suena?
La diferencia está en qué se consideraba una distorsión a la libertad revolucionario-ilustrada.
Para los economistas clásicos radicales la distorsión en el libre mercado la constituía el beneficio empresarial, la renta y el interés. Todo aquello que no se justificara en base al trabajo de uno (!!!!!!!!)
El libre mercado clásico era pues el intento teórico por eliminar de nuestras sociedades a los rentistas. Incluido el Capital, por medio de la abolición de la propiedad privada de los medios de producción.
Pero la Economía Política perdió la batalla. Y gracias a la hegemonía socio-cognitiva alcanzada por los Capitalistas en el siglo XIX el mundo fue involucionado a golpe de propaganda, pseudociencia y represión.
La “Economía”, cual Cristiano-usurpa-fiestas-Romanas, se autodenominaría heredera de los economistas clásicos y de su deseo de libertad.
Daría la Revolución por concluida. Eliminando la naturaleza política del estudio económico y blindando el orden establecido por la vía de la naturalización hipernormal.
Prostituyendo todos y cada uno de los preceptos para desarticularla como alternativa ideológica y amenaza al órden establecido. Los mal llamados “liberales”.
Una campaña multidimensional diseñada para ocultar los mecanismos socio-económicos Capitalistas que daban forma a la respuesta revolucionario-ilustrada que daba forma al Socialismo pre y post Marxista.
La teoría del valor-trabajo se desterró en favor de la fantasía marginalista,el análisis de los efectos de la competencia Capitalista desapareció bajo la delirante teoría del “equilibrio”, y el estudio de las crisis Capitalistas fue aplastado por la aún más delirante Ley de Say.
El analisis objetivo del Capitalismo desapareció de la faz de la tierra. Y con ello la verdadera naturaleza del concepto del Libre Mercado, que adoptaría su naturaleza opuesta como nueva seña de identidad.
La libertad capitalo-céntrica.
La libertad para convertirse en un rentista, para maximizar la renta succionada, y para eliminar toda amenaza a tu posición extractiva. La libertad del Capital para reproducirse sin oposición.
Siglo y medio después del Coup intelectual del Capital nuestra sociedad ha creado una escala de veneración basada en quién es capaz de ser un mejor rentista, de quien es capaz de negar más libertad.
Una escala que la predispone a utilizar un marco analítico bajo el cual el interés acumulativo del Capital es interiorizado personalmente y proyectado en sus opciones políticas.
Donde los “economistas” que dicen hacer ciencia tratan de resolver los problemas que el Capital quiere resolver y de la manera que el Capital quiere resolver.
Perfeccionando bajo el paradigma del nuevo “Libre Mercado” una estructura socio-económica cada vez más rentista monitoreada por el PIB, la productividad, y los beneficios empresariales de los distintos capitalistas de nuestro ecosistema.
Donde todo “avance” o “triunfo” económico es una vara de medir del retroceso progresista antropocéntrico. Celebramos que cada vez estamos más oprimidos.
La dominación es TOTAL.
La segunda mitad del siglo XVIII fué y será el futuro. Fin ;) 
