Y no sólo son tristemente mecánicos; además son errados.
Un comentario sobre techos y suelos, antes de hilar sobre lo realmente importante... 👇
Decir ahora que el uribismo puede ganar porque Petro se presenta a las elecciones no sólo es un error: es un engaño.
-Lo es en términos económicos (latifundistas que se han beneficiado del conflicto y que por tanto le temen a una revisión de la propiedad rural).
Pero aunque el establecimiento (extremo centro incluido) lo use como “el coco” que nos obliga al silencio, hay que saberlo: está en declive y es la fuerza con el techo electoral más sólido.
En otras palabras, Uribe fue el mediocre ganador de varias elecciones en las que el abstencionismo fue superior al 50%.
Ya lo he dicho: ese es justo el rol que le asigna el establecimiento (y por el que le conviene tanto su existencia): servir de amenaza para frenar el cambio.
Se basan, sobre todo, en una especulación y una evidencia.
“Colombia, a diferencia del resto del mundo, es incapaz de asumir procesos transformadores. Quizás en el futuro, pero ahora no”.
Es un derrotismo interesado y pusilánime. Si lo aceptáramos, no seríamos dignos de un país mejor.
Dijeron que el “techo bajo” quedó bien demostrado en la consulta del 11 de marzo; que esos 3.500.000 votos que se obtuvieron entre Petro y Caicedo es todo a lo que puede aspirar el progresismo.
Es claro: están vendiendo gato por liebre.
Lo cierto es que esa cifra no representa el techo, sino el suelo del progresismo
Nada pervierte tanto la política, aleja tanto a la gente de su ejercicio consciente y beneficia tanto al statu quo, como entenderla así: una mezquina transacción, un mecánico conteo de votos.
Y entonces tendría razón Borges al decir que desconfía de la democracia, “ese curioso abuso de la estadística”.
Se trata de una reflexión sobre lo que nos rodea, las tensiones, lo justo y lo injusto, lo deseable e indeseable. Y se trata de darle una explicación —y un horizonte de acción— a esa reflexión.
Y sólo hace falta añadir un relato —es decir, una explicación— para empezar a liberar su fuerza transformadora
¿De qué lado estás? ¿Del lado de las multinacionales mineras, que multiplican su riqueza a cambio de envenenarlo todo, o del lado de las comunidades que defienden el agua, los alimentos, la salud y soberanía de sus territorios?
Y es precisamente esto lo que está haciendo Gustavo Petro.
Al fin la política como conciencia del territorio, de la interdependencia, de nuestro derecho y capacidad para trasformar las cosas.
“La voluntad de todos organizada para combatir el egoísmo”.