Eso vimos en 1994. Los magnicidios fueron la erupción.
Los primeros insistían en una economía cerrada, "autosuficiente", y en un control análogo de las decisiones cívicas: elecciones simuladas y ukases a discreción.
Tomaron nota del momento y entendieron de dónde venía el cambio.
Y esperaron.
Su tiempo llegó, simplemente porque lo que ellos promueven hoy va al alza en el mundo: fronteras, aranceles, proteccionismo, xenofobia, NACIONALISMO y restricción a libertades civiles "por seguridad".
La pugna sigue y seguirá. En política se baila una tanda y se descansa otra, seas reno o seas dino.
La clave es ser paciente.
Ese choque de visiones mutuamente excluyentes del mundo, el Estado y el individuo es vieja como el tiempo.
Aquí seguimos.
Los nuevos renos están en gestación; en congresos locales, en la academia naciente, en los blogs y las ONG.
No está fácil: hoy TODO partido o agrupación política formal, y casi todas sus figuras, son dinos.
Todos. Incluido el henano voracho y margarinflas.
Repitan conmigo: to-dos.
Pero juro que lo buscaremos.
A ver para qué nos alcanza.
Yo me voy a ajuarear porque al rato tengo evento de gala, y esta imagen no es algo casual.
Se cuidan lo que me gusta.