Thread by @mitokondriac

Hoy día no queda más remedio que "entrenar" artificialmente la Flexibilidad Metabólica. Algo que sucedía de manera natural gracias a las estaciones y las épocas de escasez, se ha convertido en una estrategia para combatir la abundancia y el eterno verano. Emular esto desde el

punto de vista estacional o infradiano, es tan sencillo como abrazar más la cetosis en invierno para después aumentar los hidratos con el sol del verano.

Desde el punto de vista circadiano, tan sencillo como seguir los patrones de luz diurnos.
Comer sólo si es de día,

forzará un ayuno intermitente más marcado en invierno y menos en verano, pero a su vez, el ayuno intermitente como herramienta, mejorará la flexibilidad metabólica forzando a las mitocondrias a utilizar la glucosa postpandrial en un inicio para virar hacia los ácidos grasos,

según avanza el ayuno.
Por otra parte, la información que reciben y la manera de funcionar de las mitocondrias, variará en función del sustrato:
Carbohidratos: ⬆️glucosa⬆️insulina➡️GLUT4➡️Complejo I⬆️ ROS...

Grasas: b-ox.⬆️cetonas⬆️FADH2➡️Complejo II ⬇️ROS ⬆️UCP...

Así, la

abundancia de carbohidratos según la latitud, siempre ha ido de la mano del sol, del verano/otoño y su escasez, se notaba en el frío invierno. Los haplogrupos mitocondriales cercanos al ecuador, están mucho más acoplados para aprovechar al máximo los carbohidratos. La conversión

de glucosa en ATP es mucho más efectiva que en mayores latitudes, donde es necesario un sustrato que aporte más electrones y bombee mas H+ para generar calor (falta de sol) mediante el desacople y a su vez obtener cantidades equivalentes de ATP. Realmente,

todo esto sucedía de una manera natural, la información que obtenía nuestro reloj interno que regula todos los procesos celulares, de alguna manera casaba. Mejor dicho, habían evolucionado de la mano. Pero hoy día, comerse un plato de pasta en diciembre, podrá ser viable

gracias a la flexibilidad metabólica, ya que no dejan de ser un cargamento de glucosas a las que nuestras mitocondrias saben sacar buen provecho, pero realmente es una cronodisrupción evolutiva.
La luz, la información que nos rodea, predispone a nuestro metabolismo para

recibir alimentos que contengan información en forma de nutrientes, de electrones, acorde a esa luz. Las mitocondrias están conectadas al sol mediante la melatonina marcada por la duración de los días. La insulina es una hormona circadiana que responde a los patrones de luz.

Los cambios en la nutrición de los últimos 50 años ha sido la hecatombe de esta forma de alimentación estacional y de cercanía, que aun nuestros abuelos llegaron a conocer.
A su vez, la luz artificial ha sido el acabose de los patrones circadianos bien definidos, alterando el

ciclo natural de la melatonina, la insulina, la serotonina, el cortisol... y transgrediendo la información luminosa captada por todos los receptores luminosos oculares, todos los que pueblan nuestro tejido adiposo subcutáneo o el arteriovenoso entre otros.

Vivimoos en un eterno verano, de abundancia de azúcares añadidos, frutas azucaradas y grasas a mansalva, comiendo ad libitum rodeados de luz artificial tóxica que desregula totalmente las verdaderas señales que han esculpido nuestra

fisiología, el día y la noche.
Y habrá quien piense. Pues yo como pasta todo el año y no pasa nada. O yo hago keto todo el año y estoy fenomenal. No cabe duda que la capacidad de adaptación al entorno y regeneración es tremenda, yo también salía de fiesta todos los fines de

semana, pero a la larga, silenciosamente, en lo más profundo de los reactores de energía, la asincronía va marcando terreno, acumulando estrés, va aumentando la heteroplasmia, se reduce su capacidad regenerativa, aparece la resistencia, se pierde la flexibilidad metabólica, la

la barriguita, el cansancio, el azúcar un poco alto, luego el colesterol, la pastillita, vuelvo a comer pasta que me pincho la insulina, sigo comiendo lo mismo... el resultado a la inflexibilidad metabólica, es el síndrome metabólico.
Ya.
Dejo este link:
cell.com/cell/fulltext/…

Ps. El ejercicio o el no sedentarismo, son el mejor lubricante conocido para mejorar la flexibilidad metabólica.