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Hubo un tiempo -antes de ciertas reformillas en mi instituto- en que la ̶j̶a̶u̶l̶a̶ ̶d̶e̶ ̶c̶a̶s̶t̶i̶g̶a̶d̶o̶s̶ ̶ ̶ aula de convivencia estaba justo enfrente de la biblioteca

Así que cuando veía a un chaval allí rayando indolententemente la mesa le ofrecía venirse a ayudarme⬇️
Y la verdad es que ninguno se me negó, más bien todo lo contrario.

Muchos parecían aliviados por poder hacer algo para matar el tedio, digo yo.

Se ponían a recortar etiquetas o a pegar tejuelos con una eficiencia y una dedicación que ya quisiera ver yo en el aula, la verdad
Los primeros sorprendidos eran los profesores de guardia. Me miraban con cara de ¿en serio te quieres llevar a este chaval borde, maleducado y faltón al que no aguantan ni en su casa?

Pero oye, lo cierto es que la gran mayoría de libros de la biblio han sido forrados por ellos
Además, mira, también estaba bien tener la oportunidad de conocer a los chavales en otro contexto.

Ya no tenía que mandar callar ni regañar a un niño porque le había quitado la goma a su compañera de pupitre.

Así que podíamos hablar de tranquis, como quien dice
De esta manera he tenido decenas de conversaciones a veces entretenidas otras veces curiosas. Me han hablado del Fortnite, de su dedicación al Instagram, de las movidas consuetudinarias del parque...

Yo intentaba siempre adoctrinar un poquito, como el que no quiere la cosa
Aprendí pronto que la ocupación máxima era de 2 chavales, sobre todo porque cuando eran 3 o más se ponían a sellar libros y acababan sellándose la frente y los brazos

Así que si eran tres o cuatro los ponía a jugar al risk, bueno... a una versión más breve que me he inventado.
(Es que resulta que un año se me ocurrió vaciar una estantería llena de CD-ROMs educativos y enciclopedias Encarta que nadie mira y montar una especie de pequeña ludoteca con juegos de mesa que fui recopilando por el insti y otros que compré con nuestro exiguo presupuesto)
Así fue como llegó a la biblio un chaval bajito para su edad pero con muy mala leche (para cualquier edad)

También era fumador empedernido. En una ocasión había intentado marcar una especie de esvástica quemando el corcho de clase con una colilla encendida.

Todo bien.
Pero bueno, en la biblioteca se portaba bien y parecía interesado por hacer su labor con eficiencia, así que le enseñé a registrar libros en el sacrosanto Abies, a prestar y devolver documentos y esas cosas.

Al final se convirtió en un diligente colaborador de biblioteca.
Un día estábamos ordenando una montaña de libros cuando el chaval se topó con un cómic de los de The Walking Dead, uno que había sido donado por el profe de mates

Lo tomó, lo hojeó y se sentó con él en una de las mesas.
Yo estaba imprimiendo unas etiquetas en el ordenador y me quedé quieto de repente, casi sin respirar, esperando expectante que se obrara el milagro.

Este es un momento muy delicado y no tan fácil de ver: un adolescente problemático se acerca a un libro por voluntad propia.
(Porfaplis, sivuplé, que no me venga nadie diciendo que un comic no es un libro así como un libro libro en plan serio serio, por favor lo digo)
Sin presiones ni amenazas

Sin haberle dado la turra sobre los valores positivos de la lectura

Sin bellas frases acerca de que leer es como viajar por mundos infinitos

Sin puntos positivos por comprensión escrita

Simplemente un niño díscolo y un cómic frente a frente
Y sin embargo -yo diría que incluso contra todo pronóstico- ahí estaba el chaval, acercándose prudentemente, no vaya a ser que el libro le muerda, pasando las páginas con displicencia, contemplando tal o cual viñeta algo indolententemente
Yo fingía estar muy ocupado escaneando códigos de barras (para no interrumpir la sucesión de acontecimientos) pero en realidad estaba contemplando el delicado momento en que el rebelde sin causa volvía a la primera página y entreabría la puerta a la gran aventura de la lectura
Me di cuenta de que algo iba mal

Comenzó con un gesto ladeado cierta, cara de fastidio. Aproveché que tenía que dejar unos libros en la estantería de la M para acercarme

¿Qué estás mirando? -Le dije como si tal

Y entonces sucedió algo que no me había pasado nunca antes
Girando la cabeza hacia mi a la par que señalaba el volumen me dijo:

-¿Me lo lees?
.
.
.
.
.
.
.
.

No sé qué deciros sobre esto
En serio. Me da mucho que pensar. No sé si nos estamos esforzando tanto en promocionar la lectura que nos hemos olvidado que hay chavales que por diversos motivos no han adquirido la actitud necesaria para poder leer un libro por si mismos.
Y me refiero a motivos fuera incluso de su alcance, desde el entorno social hasta un sistema educativo sobrecargado
Y allí estaba ese chaval, víctima de tantas cosas por muy verdugo que se creyera a veces en clase, con sus quince años la mayoría de ellos transitando de clase en clase

No sabía leer
Así que nada, un poco sorprendido pero con gran curiosidad profesional al respecto, me senté junto a él y como el que no quiere la cosa comencé a leer el primer bocadillo de la primera viñeta. También describí un poco la escena.

Así comenzamos.
Íbamos un poco lento porque bueno, tampoco hay prisa y así podíamos ir comentando cómo iba evolucionando la historia. Además a los 15 minutos tocó el timbre.

Así que quedamos para mi próxima guardia de biblioteca para continuar la lectura donde lo habíamos dejado
Aunque parecía que no, el tomo tenía su enjundia, así que en una semana no habíamos leído ni en 40 páginas.

“Pues el mes que viene cumplo los 16 —dijo él, firmemente de que desde el segundo 1 en que tuviera la edad no iba a pisar más el insti-
... A ver si nos va a dar tiempo a acabar la historia"

Yo ya le había dicho que la historia continuaba en el Tomo 2, así que no se acababa, pero bueno

Tardamos dos semanas más en llegar a las últimas cinco o seis páginas que nos quedaban.
Terminamos cada página con calma, llegamos a la viñeta final, comentamos un poco como había quedado en la historia, y tal. Yo le pregunté que cuando cumplía años. Ya debía faltar muy poco, me imaginé.

Cumplí hace 2 días y sigo viniendo por ti, me dijo

Joer
También dijo “este es el primer libro que me leo“ con cara de “bueno pues no está tan mal“

Luego se despidió de mí y que yo sepa no ha vuelto a pisar el insti
Y bueno ya está, esto es lo que quería contar.

Siento haberme enrollado tanto, por favor, quitadme el móvil de las manos
*firmemente convencido de que...
Quisiera acabar este hilo con este gran interrogante

P. D. Muchas gracias por vuestros comentarios. Por cierto que este curso tampoco me han dado el premio provincial al bibliotecario del año.
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