El confort construido en los últimos 40 años alrededor del mundo permitió que una masa crítica de votantes (que no "ciudadanos") tuvieran suficiente tiempo libre como para cuestionar las vacunas, dudar de la forma del planeta y votar por payasos.
Esta ola de desvaríos cívicos no es impuesta... si acaso, dirigida; mejor aún: oportunista.
Cualquiera cosa que no pase por ahí, es fútil: Argentina es ejemplo de calidad, por si México no lo era suficiente, luego del archiconocido caso venezolano.
Pensar y hacer por cuenta propia.
Abandonar la pose buenaondita y la piel de mazapán.
Respetar la ley y exigir su respeto al de al lado, se llame como se llame y traiga la playerita del color que fuere.
Urge.