Por hallazgos, se cree que la Pirámide del Sol fue dedicada al dios de las tormentas, pero la presencia de Huehueteotl revela también un importante culto al fuego en el edificio.
“Cuando alguien pierde poder, los dioses son desacralizados y los templos arrasados. Está el Dios del Fuego, arrojado a la fosa de saqueo: podía no importarles ya aquella figura”.
“La ciudad fue destruida sistemáticamente con fuego, hubo una iconoclastia brutal, se destrozaron símbolos de culto”, dice el arqueólogo Leonardo López Luján.