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1. ¿Qué es lo más preocupante en una situación tan compleja como la que generó la protesta de este viernes en la Glorieta de Insurgentes donde miles de mujeres (algunas más feministas, algunas menos; todas indignadas, eso sí) levantaron sus reclamos contra el gobierno de la CDMX?
2. Hay una cosa que es definitiva y contundente: El reclamo esencial que se está haciendo es completamente legítimo. La violencia de género en México ha sido un problema serio, y lejos de resolverse se ha acentuado con el actual gobierno (federal y local).
3. Es cierto que la protesta de hoy fue particularmente violenta, y se puede estar de acuerdo o no con ello. Pero centrar el debate en eso sería un error. La violencia en la manifestación fue un efecto, no una causa. Y sus propias causas son múltiples y complejas.
4. Apelar a que hubo infiltrados que querían deslegitimar la protesta me parece ingenuo. Implica descartar que exista una verdadera furia social ante un problema que se ha traducido en miles de mujeres asesinadas, violadas o agredidas. Yo no me creo eso. La ira es genuina.
5. A mi modo de ver, el problema está en el desempeño (fallido) del gobierno de Claudia Sheinbaum en particular, y López en general. Como autoridades máximas del Estado a nivel federal y CDMX, deberían estar cumpliendo con dos obligaciones básicas.
6. La primera, darle respuesta y solución a todo nivel a las demandas legítimas que se les están haciendo. La segunda, garantizar la integridad del patrimonio de la Ciudad, tanto humano como material. Y ahí es donde empiezan los fallos.
7. El gobierno no está ofreciendo soluciones. Peor aún: Se comporta como si ni siquiera le importara hacerlo. Sheinbaum ha demostrado una perturbadora insensibilidad en este tema, y eso ha exacerbado la furia de los colectivos feministas y de la ciudadanía.
8. En el otro lado, ha olvidado que el Estado es -por definición- quien ejerce la violencia de manera legítima. Es decir, quien puede en un momento dado recurrir a las fuerzas del orden público para someter a quienes tratan de perturbar el orden público.
9. Dependiendo de la línea ideológica, es normal que cada gobierno prefiera una u otra opción. Hay algunos que dejan que fluya la protesta (aunque sea violenta) porque ven con simpatía ese tipo de disidencia. Eso lo vimos mucho en la CDMX durante años.
10. Durante los sexenios de Fox, Calderón y Peña, la CDMX ya bajo gobierno perredista y, específicamente, lopezobradorista, siempre solapó las protestas violentas que iban dirigidas contra el gobierno federal. Les sacó raja política.
11. Otros gobiernos optan por suprimir, o incluso reprimir, ese tipo de protestas, anteponiendo el interés de la comunidad por encima de los postulados ideológicos. Lo sorprendente en el caso de México y la CDMX es que el gobierno no está asumiendo ni una ni otra postura.
12. Al criminalizar la protesta y decir que sólo es "provocaciión", y amenazar con abrir carpetas de investigación contra las manifestantes, se pone en contra de quienes se han organizado para hacer los reclamos. Pero, sorprendentemente, no lo hacen cuidando a la ciudadanía.
13. Es decir: No se usa la fuerza pública para imponer el control. Se nota que sigue pesando ese fantasma de Tlaltelolco 68 que hace que a los gobiernos mexicanos les dé pánico usar la fuerza legítima para defender a la ciudad y su patrimonio.
14. Al no hacerlo, también están entrando en conflicto -y agraviando- a la población civil que no está de acuerdo con las manifestaciones violentas. En un sorprendente gesto de absoluta ineptitud, Claudia Sheinbaum se está enemistando con todos.
15. Lo ideal sería que su gobierno agarrara el toro por los cuernos y se comprometiera a dar resultados efectivos en la lucha contra la violencia de género. Y sobre controlar manifestaciones como la de hoy, la verdad es que no sería difícil ni grave.
16. No fue una manifestación multitudinaria como las de otros años. Un equipo de granaderos bien entrenados habría podido evitar que se hicieran destrozos excesivos sin convertir el asunto en un episodio de represión brutal. Pero resulta que no tenemos granaderos.
17. Una de las primeras medidas de Sheinbaum fue cerrar ese grupo. Cierto: Eran unos gorilas incontrolables que a veces causaban más problemas de los que resolvían. Pero la solución era capacitarlos. Profesionalizarlos. No desaparecerlos.
18. La consecuencia de ese error es que ahora Sheinbaum no tiene cómo reaccionar ante los dos frentes que ha abierto. Ante la ciudadanía que se siente agraviada con las manifestaciones violentas, porque no hay cómo ni con qué. Ante la protesta legítima, por estúpida e indolente.
19. El problema ahora es peor: La violencia de género sigue sin control, los grupos, núcleos o colectivos rebeldes están más indignados que nunca, no existen las corporaciones de fuerza pública para garantizar la seguridad colectiva, y el gobierno no sabe qué hacer.
20. Claudia Sheinbaum no lo sabe, pero esta semana enterró su carrera política. Y López no va a salir ileso de eso. Si en 2024 pierden la CDMX, puede garantizarse que Morena pierde también la presidencia.
21. La solución, en este punto, ya no es apostarle a refundar a los granaderos y dedicarse a imponer el orden por la fuerza. Eso sólo la dibujaría como una gobernadora intolerante, brutal y represiva.
22. La única solución es emprender políticas de control de la violencia de género, y tener éxito en ello. Dar buenos resultados en el corto y mediano plazo. Pero me temo que eso no va a ser posible. Sheinbaum ha demostrado que es una absoluta incompetente.
23. Lo preocupante de hoy ees que, casi con toda seguridad, hemos visto el momento parte aguas en el que el gobierno de la ciudad más grande del hemisferio occidental ha perdido el control de la situación. Y no veo de qué modo pueda recuperarlo.
