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(#hilo) ¿Qué pasaría si la región neciamente sigue optando por las vías diplomáticas para intentar resolver el caso venezolano? ¿Qué pasaría si continúa rechazando, en su mayoría, la alternativa de la fuerza? Nada de ello cambia la realidad y eso lo sabe muy bien Colombia.
La región podrá seguir jugando al apaciguamiento con un régimen criminal y de pretensiones expansionistas (hablo también de Cuba) pero, ¿qué harán cuando invada Polonia? ¿Qué harán cuando ocurra lo inminente, cuando la realidad sea simplemente insostenible?
En este caso Polonia es Colombia y se expone a una desestabilización demográfica y económica inaguantable; pero, además, ya todos sabemos gracias a @RevistaSemana que existe un proyecto para desequilibrar a la sociedad y al Estado colombiano por la vía de atentados precisos.
Ante esa realidad —nuevamente, ineludible y que siempre se impondrá—, hemos visto ciertos gestos del Gobierno colombiano que hablan de una voluntad de prepararse ante la eventual utilización de la fuerza y el conflicto.
Duque, quien ha encabezado los esfuerzos por llevar a la dictadura ante la CPI, lleva meses asomando muy bien su disposición de confrontar al régimen de Nicolás Maduro. En mayo de este año, fue el colombiano el que «invitó a Guaidó a facilitar captura del ELN en Venezuela».
Asimismo, Duque ha venido esgrimiendo la herramienta de la Resolución 1373 de las Naciones Unidas frente al hecho de que Venezuela es hoy santuario de terroristas. Dicha resolución es severa ante los Estados que pretenden amparar a estas asociaciones criminales.
Ha sido Duque, también, uno de los más enérgicos promotores de la activación del TIAR en la OEA con respecto al caso venezolano. Hoy el discurso del canciller Holmes Trujillo demostró cuán en serio se toma Colombia la amenaza que representa Venezuela como paraíso de criminales.
Luego de que todos nos enteramos de la decisión de las FARC de retomar las armas, Duque anunció su determinación de combatir al grupo terrorista. También anunció algo clave a todos: habló con el presidente Guaidó.
Desconozco los términos de la conversación, pero podría especular: no fue afable; en cambio, se dieron órdenes. A las horas desde Venezuela se informaba lo siguiente: autorización de satélites para ubicar a las FARC y declaración en la AN de esos grupos como terroristas.
Lo he escrito y sostengo: para Colombia y los colombianos, la resolución de la tragedia venezolana es un tema de supervivencia. No podrá el país de Duque —y su Gobierno— aguantar el desarrollo de esta dinámica que contempla otros millones de migrantes y amenazas a su seguridad.
El Gobierno colombiano lleva meses preparando el argumento legal y político para lo inminente. Jamás será lo deseable, pero en Nariño entienden muy bien que la realidad no se puede alterar y que siempre se termina imponiendo. Lo clave será si en Washington también lo comprenden.
