Vamos a llamarlo Federico.
Federico tenía el pelo ondulado y los dos dientes de arriba y adelante -las "paletas"- recubiertas con fundas plateadas.
Un galán.
Yo era la gorda nerd, con mis rulos indomables, mis pantalones con pitucones y mis buzos con volados.
En este cuadro, cada varón del grado ponía un puntaje para esos atributos.
Los míos eran desastrosos EXCEPTO en una columna: “ojos”. Ahí los valores eran sobresalientes.
Pensé que me la iba a sacar de las manos pero no. Me miró, miró la hoja, vio mi dedo apoyado en la columna “ojos” y me dijo:
26 años después me sigo acordando y, desde entonces, muchos días me pregunto si no debería salir a la calle así, tapada.
Hoy es uno de esos días y escribo esta historia mientras se me caen las lágrimas que, en ese momento, no dejé escapar.