Nada mas demagógico, peligroso y totalitario que hacerle creer a la sociedad que hay mecanismos mágicos que crean riqueza y que no se basan en el esfuerzo previo, el trabajo, el ahorro y el riesgo. (Hilo)
Y es peor si se la convence de que la riqueza es un pecado o un delito, o produce pobreza, lo que justifica apoderarse de ella por cualquier medio, impuestos, confiscaciones o similares, para repartirla. (sigue)
Esas prédicas conducen siempre y sin excepción a mayor pobreza, desigualdad, y subdesarrollo. Esto ha sido probado hasta el cansancio en la práctica y es deliberadamente ignorada por los burócratas ignorantes, irresponsables y de mala fe. (sigue)
Esto pasa y pasará también en Chile, donde el retroceso de Bachelet empezó a complicar el crecimiento chileno y la sanidad de su economía, y lo que ahora propone Piñera a la desesperada lo comprometerá mas. (sigue)
Y ahí no parará. Porque se ha abierto el listado de deseos y y no se cerrará más. Como siempre, el socialismo sale a la calle en masa y pide dádivas. Pero no representa a toda la sociedad, ni lejos. (sigue)
Ahora, además, el socialismo extremo dice que las elecciones que consagraron a Piñera (y al sistema inherente) tuvieron poca concurrencia. Ignora deliberadamente, de nuevo, que la ciudadanía que no vota delega implícitamente en los votntes su decisión. (sigue)
Por eso el presidente debe retomar el rumbo perdido por Bachelet y por él mismo recientemente. El problema es que la sociedad, por error o conveniencia, ha comprado el discurso facilista de que es cuestión de "repensar el modelo". El modelo capitalista no es "repensable" (sigue)
Porque no es un programa ni un proyecto. Es simplemente el conjunto de leyes inexorables que rige el comportamiento de los individuos. Con lo que cualquier cambio tiene las mismas consecuencias siempre. Que son las que se todos conocemos. (sigue)
Por eso Piñera tiene una disyuntiva política, no económica. SI intenta resolverla cambiando el rumbo económico, será traidor a sus principios y a las ortodoxia y conducirá a Chile a un colapso de proporciones. (sigue)
El presidente debe aferrarse a sus convicciones y buscar una salida política. Una salida es un plebiscito para que la sociedad le ratifique el mandato. Si lo gana, podrá avanzar con el proyecto exitoso original pese a las protestas (sigue)
Si lo pierde, es mejor irse y mantenerse como representante y símbolo de la seriedad que quedarse como títere y rehen del socialismo que usa la calle como herramienta cuando no puede usar las urnas.
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