Thread by @Julianquin

En Cali vivimos un laboratorio de doctrina del shock.

Abro hilo:

Una estrategia coordinada donde se generó pánico colectivo. Caí, tuve miedo, mucho. Casi salgo corriendo después del toque de queda a acompañar a mi mamá que estaba sola en pance.

A eso de las 3-4 decretan el toque de queda. Todo estaba tranqui y ya se había generado focos de violencia en el oriente, por cierto, una bomba social a la que todos tememos.

Minutos antes del toque de queda empezó la viralización del pánico.

Fue muy bien seleccionado el sector.

Se escogió el sur de Cali, donde vivimos familias clase media muy conectada.

Todos hemos estudiado, salido de fiesta, trabajado con todos. El sur de Cali es un pueblo. Todos estamos conectados a menos de un grado.

Aclaro. Sur y Norte dónde pasa exactamente lo mismo. Soluciones residenciales conectadas por autopistas y al lado de las autopistas; Ciudad de Cali, Simón Bolivar y Sur Oriental; Agua Blanca.

Los caleños de este lado (los privilegiados), le tememos a Agua Blanca y hemos cerrado los ojos ante una evidente bomba social. Los índices de violencia de este sector nos hace una de las ciudades más violentas del mundo.

Volviendo; minutos antes del toque se viralizó el pánico. En los chats de Whatsapp empezaron a circular videos de robos y de vándalos intentando meterse a conjuntos residenciales en todo Valle del Lili. Para que se hagan una idea Valle del Lili es como un Cedritos en Bogotá.

Los vecinos armados con palos, hachas de los extintores, machetes, palos bajaron de sus apartamentos a hacer guardia. Disparos y sirenas se escuchan en el ambiente, el ruido de Whatsapp ya estaba en las calles. Se escuchaban murmullos, gritos y explosiones.

<<Pu tun pa ta pun tu pete, carros acelerados, truenos, gritos, tiros de escopeta y de revolver>>

Para ese momento el pánico ya nos había invadido. En ese momento es que pienso en salir por mi mamá, vive en pance y ya se escuchaba de la llegada de los vándalos a este sector.

La llegada del ejercito, el reporte de seguridad del secretario me generó calma. Pero este es mi punto de inflexión, más bien de reflexión. Mi mamá estaba más tranqui que yo.

El pánico empezó a desaparecer y asomado en el balcón viendo como actuaban los vecinos, la policía y todo mi whatsapp, me cambió y empezaron todas las preguntas que ya hice y que no me cuadraban.

¿Cuánta gente tienen las bandas criminales para sitiar a una ciudad?
¿Qué tan organizados pueden estar?
¿Cuánta gente está armada en Cali? ¿Cuántos heridos o muertos hubo? ¿Fueron disparos para disuadir? ¿Quién los hizo?

Las respuestas empezaron a aparecer pasada las 10 de la noche.

Vivo en frente de la reserva natural y la policía estuvo haciendo tiros toda la noche con el pánico infundado y la histeria transmitida todos mis vecinos aplaudían al glorioso ejercito nacional, salvador nuestro.

Un episodio muy macondiano se dio a eso de las 11 de la noche. Mis vecinos en pánico llamaron a la policía.

Después de escuchar a mis vecinos la policía entra a la reserva a buscar a “alguien” y pregunta: ¿quién anda ahí?

Le responden dentro de la reserva: La policía, ¿quién anda ahí?

Los vecinos de en frente también llamaron a la policía por movimientos extraños.

Eran momentos de histeria colectiva.

Por mi casa se seguían escuchando disparos. Disparos que no van a ningún lado. Todos en la reserva, allá a lo lejos. En Bochalema tal vez, en ciudad Jardín, tal vez, en Valle del Lili tal vez. Disparos, explosiones, gritos que no tenían objetivo.

O sí, tal vez, llenarnos de pánico, y es el motivo por el que cuento esto, justificar futuras acciones, más represión y fuerza, obligarnos por el miedo a quedarnos callados a agachar la cabeza ante la inconformidad.

Sabemos que esto tiene que ver con la marcha y la protesta que fue legítima y en la que participaron todo tipo de personas con diferentes motivaciones, todas ellas legítimas, pero necesitan callarnos.

Que ahora la gente piense que las protestas son negativas y déjenme decir que lo hicieron muy bien. Un caso práctico de doctrina de choque.

Les quedó bonito.

¡Ojo! La misma estrategia se repite en Bogotá en este momento. Atentos.

Bogotá, traten de mantener la calma. No se agredan entre ustedes mismos. Persuadan a sus vecinos de no usar la fuerza y mucho menos las armas.

Aquí un manual: