¿Qué implica poner en stand by el acuerdo stand by con el Fondo? ¿Qué gana y qué pierde la Argentina si se materializa la declaración de Alberto Fernández de resignar los USD 11.000 millones que todavía restan del acuerdo con el FMI?
Para empezar, tiene sentido contextualizar los USD 11.000 millones: representan un quinto de los vencimientos totales de deuda pública de 2020, la mitad de los pagos a privados en divisas del año próximo, un monto similar a las LETEs que se reperfilaron, un 3% del PBI.
En la misma línea, equivale al 85% de las Reservas netas y multiplica por seis a las divisas que compró el Banco Central (acumulación de Reservas netas) desde las elecciones generales de octubre pasado. Por lo tanto, es un número importante y "grande", pero no determinante.
Ahora bien, si las otras alternativas de crédito están cerradas (y este tipo de declaraciones las aleja aún más, no va en la dirección de abrirlas), ¿por qué resignar este dinero? En primer lugar, por las condicionalidades políticas que impone, pero además por razones simbólicas.
Destrabar el dinero del FMI obliga a seguir ajustando las cuentas públicas, en las líneas y al ritmo que el FMI exige. Si bien AF dejó entrever que no va a agravar el rojo fiscal (habló más de aumentar retenciones y otros impuestos que gastos), busca hacerlo con cierta autonomía.
El FMI es un acreedor que reduce explícitamente los grados de libertad de política económica: si bien todos los acreedores lo hacen de manera implícita, el FMI sujeta expresamente sus desembolsos a -no- adoptar ciertas políticas (no solo fiscales, también cambiarias por ejemplo).
Por caso, para 2020 nuestro país debería tener un superávit fiscal primario de 1% del PBI. Este año, ese número cerrará entre -0,5% y -1% del PBI, con lo cual el ajuste sería de 1,5-2 p.p., de mínima igual a 2019 (cuando se pasará de -2,6% en 2018 a la zona de 0,5% en 2019).
Pero las razones económicas no son las únicas: también hay aspectos simbólicos. Durante toda su campaña, Alberto intentó despegarse del FMI y de Macri, generando un nosotros y ellos. La declaración seguiría esa línea, buscando también tender puentes con otros actores globales.
En resumen, el costo de resignar los USD 11.000 mill del FMI será significativo. Sin embargo, sus ganancias también lo serán: más autonomía (o un intento de) para hacer política económica y despegarse del universo simbólico macrista, buscando revitalizar ciertos significantes.
