1) La administración Trump liquidó con drones al general-mayor iraní Qassem Soleimani, arquitecto de las intervenciones de Irán en Medio Oriente y segunda persona en importancia de su país. En el aeropuerto de Baghdad murieron, además, otras nueve personas.
2) Fue una sobre-reacción al atentado a la embajada yanqui en Irak, de hace unos días, que no tuvo víctimas. Hace años que Israel perseguía lo mismo sin suerte, al igual que Arabia Saudita.
3) El Ayatollah Alí Jamenei, a quien Soleimani respondía directamente, amenazó con “una dura venganza”. El ministro de Defensa iraní Amir Hatami, también comandante de las tropas de élite Quds, declaró: “Nos vengaremos de manera aplastante por el injusto asesinato de Soleimani”.
4) En política exterior se repiten dos dichos: “Irán no gana guerras, pero no pierde negociaciones”. Y: “Estados Unidos puede empezar una guerra contra Persia, pero la terminará Irán”.
5) El asesinado, de origen humilde y escaso bagaje cultural, expresaba paradójicamente el carácter de ícono cultural para gran parte de su pueblo. Dentro de los chiíes de Medio Oriente, era una mezcla de “… James Bond, Erwin Rommel y Lady Gada”, dijo un ex analista de la CIA.
6) Dentro del razonamiento trumpeano, “golpear, esperar, comprar barato”, la mezcla entre empeachement en ciernes y acto de guerra ofensivo –que requiere de la aprobación del Congreso-, pudo haber sido una mezcla fatal.
7) Pero cuando se es presidente hay que pensar en a quién se golpea y qué tipo de golpe se da. Dos veces; un esfuerzo. Hay una cosa segura: correrán ríos de sangre. Y subirá el petróleo.
8) EEUU tiene aliados estrechos (Gran Bretaña, Israel, entre otros) con embajadas en Sudamérica. Irán tiene una inteligencia sofisticada y asentada. Quizás Trump no piense en el daño colateral de sus decisiones, nosotros debemos hacerlo.
