Aquí cantándole a Genghis Khan y las antiguas glorias de su pueblo guerrero.
(Chusmeen ese canal de YouTube, está buenísimo)
Aquí, un ensamble de oud, tambura y santoor: hipnotizante, te transporta a la Antigua Persia; incienso, mirra y vino de Shiraz.
En este tema, muy triste y potente, le canta a la diáspora libanesa, los miles de personas que abandonaron el país por la guerra.
Bellísimo.
Vientos de mar y desierto.
«Mi sangre es palestina» dice el estribillo de Mohammed Assad, nacido en Gaza. Para escuchar y emocionarse.
La música bandarí me cautivó desde el primer momento: imposible escucharla sin querer ponerse a bailar.
No te podés considerar caucásico/a si no sabés cómo bailar la lezginka: si yo lo hago, termino con respirador.
Pero su música, cuánta sensibilidad...
Un mantra para las deidades Kali y Durga, para cerrar, y transportarse a Bengala, el Punjab o Rajastán...
Esta versión de «De mi madre», de Raly Barrionuevo y Lisandro Aristimuño, es TAN linda...
Volveré, volveré...