Otra vez se robaron un densímetro nuclear. Estos aparatos usan cesio-137, un isótopo radiactivo que podría causar graves daños a las personas si es expuesto al ambiente. Algo que pasó en 1987 en Goiânia, Brasil, y que generó el accidente radiactivo más grave a este lado del mundo 
El 24 de septiembre de 1987, Leide Ferreira (6 años) se enfermó gravemente después de comer. Al día siguiente, sus padres experimentaron los mismos síntomas (vómitos, mareos y unas extrañas quemaduras en la piel) y María, mamá de Leide, la llevó a un hospital local
El médico diagnosticó una intoxicación alimenticia y la envió de vuelta a su casa. La abuela de Leide fue a ayudar a la familia y también enfermó gravemente. Se les empezó a caer el pelo y los vecinos rumoreaban que la familia completa tenía SIDA
El 28 de septiembre, María tomó un bus al hospital llevando con ella una bolsa de plástico que contenía un polvo iridiscente y le dijo al médico que eso era lo que los estaba enfermando. El médico descartó esta idea tildándola de supersticiosa e internó a la mujer en el Hospital
Otro médico sospechó del contenido de la bolsa y llamó a un físico que llegó con un contador Geiger. Al día siguiente, el estadio olímpico de Goiânia –convertido en hospital de campaña– recibió a más de 112.000 personas para que determinaran si estaban contaminadas con cesio-137
La historia comenzó 2 años antes, cuando en 1985 una clínica radiológica cerró sus instalaciones para cambiarse a un nuevo edificio. De manera negligente y con responsabilidades compartidas, un aparato de radioterapia que usaba cesio-137 para irradiar tumores quedó abandonado
El edificio fue parcialmente demolido y desmantelado. Era común que algunas personas entraran a sacar cachureos y fue inevitable que alguien le echara el ojo al aparto de radioterapia
El 13 de septiembre de 1987, dos amigos desarmaron una parte del equipo y se llevaron en una carretilla el módulo que luego desmantelaron, dejando expuesto un material de consistencia variable, similar a un polvo fino con algunos cristales del tamaño de granos de arroz
El material irradiaba un fulgor azul y pronto llamaron a amigos y familiares para observar el curioso espectáculo. Uno de ellos decidió hacer un anillo para su esposa usando uno de los cristales grandes, que guardó en su bolsillo
Otro pensó que sería ideal para el carnaval y se dibujó una cruz con ese material en el abdomen. Un tío de Leide le llevó de regalo parte del material –que a esta altura era considerado sobrenatural– y ella se lo untó en el cuerpo como si fuera glitter
El polvo iridiscente era cloruro de cesio, que se usa para matar tumores. La radiación proviene del cesio-137 y luego de una semana se había distribuido por todo el barrio. Había sido respirado, ingerido, untado y frotado en los cuerpos de decenas de personas
Cuando finalmente se descubrió el accidente, la cantidad de personas contaminadas llegó a las 249, dejando además 4 muertos. Entre ellos, la pequeña Leide y su madre, que fueron sepultadas en ataúdes de plomo que fueron cubiertos por una gruesa capa de concreto
El accidente radiactivo de Goiânia ha sido uno de los más graves de la historia y es una lección muy importante sobre el manejo de este tipo de material en equipos médicos o técnicos, como los densímetros nucleares [FIN]
