Durante 2019, según Ultracine, se vendieron 5,11% más entradas de cine que en 2018. La crisis económica no tiene nada que ver con la asistencia en salas. El problema es la distribución y cómo los multipantallas disolvieron ciertas audiencias.
Un poco gracias a Toy Story 4, que metió 6,6 millones de tickets, récord histórico nacional. En total, fueron 46.869.000 de entradas.
Hay que tener en cuenta que hubo tres películas con más de tres millones de espectadores (Avengers: Endgame, El Rey León y Toy Story) y una que pegó en el poste (Guasón).
Eso sí, la argentina más vista, La odisea de los giles, no llegó a los dos millones. El cine argentino estuvo muy mal, con una pésima participación porcentual.
Aún sin datos completos (los prometo), hay que pensar que la segunda película después de La odisea..., El cuento de las comadrejas, estuvo muy por debajo del millón. Y que la décima película más vista nacional hizo poco más de 10.000.
Si tenemos en cuenta alrededor de 200 estrenos argentinos entre cerca de 400 en total, los números son desoladores.
Ojo: pasó también con filmes incluso estadounidenses, incluso muy bien tratados por la crítica. Razón: hay dos generaciones de espectadores que solo ven tanques.
Y ven tanques porque los multicines estrenan en no menos de 500 pantallas (más del 50% del total disponible en el país) de manera agresiva. Y eso ha crecido desde la gestión Mazure sin que se haya regulado nunca.
Obviamente: las plataformas permiten que ese cine "no inmersivo" se pueda ver con poca pérdida en casa. Pero ojo... ¿Y Guasón? ¿Y La odisea...?
Bueno, la primera está asociada a Batman y eso tiene un peso grande. La segunda combina elementos claves para el público argentino: Darín, comedia, pobres que le ganan a los ricosb (revancha, digamos: siempre vende aquí), relato policial.
Lo demás, simplemente, nadie sabe cómo ni a quién venderlo. Si ven la evolución semana a semana, notarán que, sin tanques, no hay negocio.
Aclaración pertinente: en los EE.UU. pasa lo mismo y es su cine nacional el que sufre. Pierden un 5% promedio de audiencia interanual en el último lustro: la gente solo "sale" al cine si tiene algo muy atractivo. Los más jóvenes prefieren contenido breve en dispositivos móviles.
(Lo último explica las "quejas" por la duración de El Irlandés; piensen que Titanic, igual de larga, fue récord mundial doce años; ni hablar de Lo que el viento se llevó)
Así que, repasando: buen año para la taquilla, pésimo para el cine argentino, las razones están en la exhibición y el cambio de hábitos de consumo. Cualquier otra cosa es llorar bobadas.
Sería hora de tomar estos datos en cuenta para diseñar una política cinematográfica moderna, siempre y cuando querramos tener cine nacional (que no se puede hacer sin subsidios, pero eso es otra cuestión)
Saludos
