Imaginen ustedes que el Fiscal General de un país propone eliminar un delito del código penal porque: 1) los fiscales encuentran dificultades probatorias en él y les es difícil, por tanto, judicializar los casos; y 2) no resuelve el problema de violencia por el que se instauró.
Entre otras preguntas, uno podría cuestionarse: 1) ¿cuántos delitos se terminarían suprimiendo siguiendo el argumento de los problemas probatorios? Para empezar, por ejemplo, los delitos sexuales.
Y, 2) ¿quién medianamente informado considera q los problemas sociales se “solucionan” mediante el código penal? La sed de venganza q vemos en el populismo penal in crecendo, me temo, no pone atención al problema social, solo a las consecuencias para quien actúa de X manera.
imagine que el delito que se propone eliminar es el feminicidio (dejemos de lado ahora que ello obviaría las observaciones de la CEDAW y demás). Como se puede fácilmente intuir, aquellos que siempre han propuesto el “hombricidio” de inmediato se pondrían a aplaudir.
Pero, un comunicado de la Fiscalía en cuestión, sigamos suponiendo, termina el día (y los aplausos) diciendo que a cambio del “feminicidio” propone que todo homicidio de una mujer tenga una penalidad más alta, de entre 40 y 70 años.
Sin duda alguna, la propuesta final terminaría con las dificultades probatorias; pero, es algo así como acabar con una enfermedad matando al paciente. En un Estado de Derecho que garantiza la igualdad (aunque sea formal) entre hombres y mujeres, parece imposible que,
en las mismas circunstancias de muerte de un hombre y una mujer, de cierta manera termine valiendo más la vida de una mujer que de un hombre. Por eso, el delito de feminicidio pone el acento en las circunstancias en que mueren (son asesinadas) las mujeres.
Hay, sin embargo, un punto importante en la propuesta del Fiscal q no deberíamos dejar pasar desapercibido: en muchas legislaciones, dada la técnica legislativa empleada para crear el delito de feminicidio, hay serias dificultades probatorias q podrían ser sujetas a reforma.
Precisamente sobre esto, hace poco salió publicado un artículo de mi autoría, ahí trato a detalle estas cuestiones que en este espacio es imposible hacer: doxa.ua.es/article/view/2…
Una buena reforma del delito en cuestión tiene que tomar en cuenta que no se puede aumentar y aumentar y aumentar las circunstancias (de asesinato de una mujer) que serán consideradas como relevantes para ser tipificadas dentro del “feminicidio”.
Y tampoco se pueden seguir aumentando las penas con más y más y más años para quien comete este delito y, a la vez, sostener la reincorporación a la sociedad de los presos como fin de la pena. Los feminicidios no se acabarán con el aumento de penas,
es un problema enorme muchísimo más complejo y, en ese sentido, los legisladores tienen q hacer una tarea muchísimo más importante q levantar la mano en una votación para aumentar las penas; p.e., previendo recursos para evitar situaciones que originan el delito en comento.
Pero, no hay que menospreciar que el Fiscal está entre líneas reconociendo las propias debilidades de su institución. A nadie se le escapa (o se le debería escapar) que la investigación de un delito es fundamental para su persecución y finalmente debida sanción.
Así que, quizá el mejor trabajo que puede hacer el Fiscal es investigar (y publicar) clara y urgentemente cuáles son las deficiencias que tiene su institución en la persecución de un delito previsto por el legislador: ¿en qué está fallando su fiscalía, Sr. Fiscal?
Como muchos lectores sabrán, esta imaginaria situación de hecho sucedió ayer en México, superando cualquier ficción.
