El Canciller del reino tropical acudió presuroso al llamado de Don Perejil, y humildemente se postró ante él diciendo; "Dime, oh soberano, ¿cuales son rus deseos esta vez?.
(Seguid este hilo)
Nada , mi fiel achichintle, sólo
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El Canciller preocupado por la salud mental de su amigo le preguntó; "Y puedo saber, mi señor, ¿cómo pensais rifar un vehículo que no os pertenece?
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Deja de contradecirme, Marcelino, ve y ejecuta mis órdenes.
Mientras pensaba en el pequeño
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Hizo ir a su presencia a Ponchito el encaminador de almas pudientes y le ordenó que juntara a los comerciantes, artesanos y usureros más ricos del reino para
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A la mañana siguiente en su tête a tête con el pueblo les haría saber su magnífica idea.
No os perdáis la continuación de esta historia
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(Sino leyeron las dos primeras partes)