Hoy el mundo es otro. Las grandes compañías de tecnología ayudaron a crearlo.
Pero, ¿a qué costo?
ATENTOS😯
Un virus que en un inicio se esperaba fuera como sus otras cepas, pero resultó mucho más agresivo, contagioso y resistente.
Es decir, se esperaba que cada paciente enfermo contagiara en promedio a 3.2 personas, pero realmente cada paciente enfermo contagió, en promedio, a más de 25 personas.
Grave error.
Contagio silencioso.
Pacientes con tiempos de recuperación más largos y, además, contagios silenciosos gracias a un virus que se comportaba como algo que nunca habíamos visto.
Histeria colectiva.
Para 2021 había construido 13 hospitales iguales y aun así no se daban abasto para atender a tantos enfermos con periodos de recuperación sumamente largos y contagios atípicos.
Pero la real crisis de salud mundial vino cuando el virus llegó a África, India y Sudamérica a mediados del 2020.
Los países más desarrollados se organizaron para establecer puntos de atención en las fronteras, pero fue insuficiente e insostenible.
A inicios del 2021, México recibió casi 2 millones de migrantes de Sudamérica.
Los servicios de salud en México colapsaron.
Querían llegar a Estados Unidos. Había un rumor respecto a que en EU había una vacuna y un tratamiento que reducía el tiempo de recuperación y paraba el contagio silencioso.
A nadie le convenía tener montones de muertos en la frontera.
Ni China, con toda su capacidad de construcción, pudo contener el virus de manera exitosa. Urgía una solución rápida para evitar más contagios.
La idea general era monitorear y detectar pacientes de forma temprana y atenderlos desde su casa con medicamento y equipo médico.
Algo que en aquel entonces parecía un fragmento de un libro de ciencia ficción, pero nos quedábamos sin opciones.
Esto pues había una clara conexión entre la respiración y virus.
Ahi fue donde entró Tesla que preparaba un proyecto muy importante de drones autómatas alimentados por luz solar. Los drones entregarían smartphones.
Enfocándose, principalmente, en las zonas más afectadas por brotes o con brotes muy agresivos del virus.
Algo como un alcoholímetro.
Sin poder salir en al menos 90 días.
Y, a través también de Amazon, se les enviaría cada tres días un paquete de víveres. Salir de sus casas sin permiso significaría romper la ley.
Todo estaba, tecnológicamente, dispuesto para la solución.
Nadie sabía lo que pasaba. Se comentó en redes de la presencia de drones. Se demostró, 3 meses después, que el plan funcionó.
Al enterarse, organizaciones de derechos humanos protestaron por temas de privacidad. La crisis de salud fue más fuerte. El plan se aprobó, nunca supimos el costo final.
Se desplegaron ejércitos en las ciudades del mundo para cerciorar que todo humano tenía un celular cerca. Se endureció la seguridad en todos lados.
Al primer año de la crisis, el 98% de la población del MUNDO tenía un celular y centro de carga solar.
Si llegaba un dron a tu casa, seguro tenías COVID-19.
Amazon compró Walmart para poder surtir los víveres a los pacientes en cuarentena. Todo usando distintos fondos de emergencia mundiales.
Pidieron más presupuesto para controlarlos y atenderlos oportunamente. Se autorizó.
El sistema, después de escuchar a tanta gente por tanto tiempo, empezó a prever crimen, violencia y disturbios, alertando autoridades con tiempo suficiente para aplicar medidas preventivas.
Amazon y Tesla desarrollaron un dron con cámara que se posicionaba justo en la escena de un futuro problema.
Hubo quien argumento a favor y en contra. Pero nunca nos habíamos dado cuenta de lo rebasadas que estaban las autoridades.
Fue ahí donde se empezó a cuestionar la razón de la existencia del gobierno.
La violencia estaba bajando. La gente empezó a pedirle a los gobiernos que les dieran la fuerza pública a estas empresas.
“Gobierno innecesario”. Se veía en protestas.
Las empresas nunca emitieron una opinión, pero ante la posible amenaza, los gobiernos intentaron quitarles el control del sistema de inteligencia.
Empezó la hostilidad.
Las empresas se vieron amenazadas y decidieron actuar con el apoyo popular.
Los cuatro grandes solucionaron el problema del COVID-19. Bajaron índices de violencia en casi todo el mundo.
Y ahora son los responsables del cobro de impuestos, seguridad y servicios públicos.
Se elige, para cada puesto, a quien el sistema de inteligencia decide que está más preparado para el puesto. Estamos constantemente monitoreados y el mundo está en paz.
Pero… ¿por cuánto tiempo?
Fin.