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La primera persona que dio la vuelta al mundo en menos de 80 días no fue un hombre. Fue una mujer.

Una mujer pionera del periodismo, amiga personal de Joseph Pultizer y una estrella de su época.

En #LaBrasaTorrijos de hoy, el día que Julio Verne conoció a Nellie Bly.

HILO 👇
El capítulo de hoy empieza por el final. O casi por el final. Empieza un 21 de enero de 1890, cuando el vapor RMS Oceanic de la White Star Lane atracaba, al fin, en el puerto de San San Francisco.

Y digo "al fin" porque el barco llegaba dos días tarde. El RMS Oceanic en una foto de época.
Entre los mil y pico pasajeros del Oceanic, había una joven que se sujetaba la falda de su vestido de tweed un poco por encima de la rodilla para poder bajar la pasarela. Viajaba sola y se llamaba Nellie Bly.
En realidad, Nellie Bly no se llamaba Nellie Bly sino Elizabeth Jane Cochrane y había nacido 25 años antes en un pueblo de Pennsilvania, en el seno de una familia de 15 hijos, la mayoría dedicados al trabajo granjero.
A los 16 años, Elizabeth se mudó con su madre Pittsburgh donde estudió magisterio.
En Pittsburgh fue donde descubrió que el periodismo era su vocación, gracias a una columna profundamente misógina que leyó en el Pittsburgh Dispatch.
El texto se titulaba: «¿Para qué sirven las chicas?» y, entre otras cosas, calificaba a la mujer trabajadora como «monstruosidad».

Eso le tocó los ovarios a la joven Elizabeth, que escribió una feroz refutación al Dispatch.
El editor quedó tan impresionado por la pasión de Elizabeth que le ofreció un trabajo en el periódico. Elizabeth se convirtió así en periodista. Y comenzó a firmar sus artículos con un pseudónimo que daría, literalmente, la vuelta al mundo: Nellie Bly.
Tras una emocionante corresponsalía en México y demasiados artículos aburridos sobre moda y sociedad, Bly abandonó el Dispatch y se trasladó a Nueva York.
En 1887 conoció a Joseph Pulitzer y comenzó a trabajar para el New York World.

Este señor de las antiparras:
(Por cierto, este Pulitzer es el Pulitzer famoso; el del premio, vamos).
En la Gran Manzana, Bly no solo fue pionera del periodismo femenino y feminista, sino también del periodismo incrustado cuando se hizo pasar por enferma mental para poder investigar las condiciones del Women’s Lunatic Asylum de Blackwell’s Island. Bly y una imagen de un sanatorio mental de la época.
En el reportaje, titulado «Diez días en el manicomio», se relataban con crudeza las numerosas brutalidades y negligencias cometidas a diario en la institución mental. Su publicación provocó un gran escándalo, además de una investigación por parte del Gran Jurado.
Pero el reportaje también hizo de Nellie Bly una periodista de enorme fama nacional.
Pero a Nellie Bly no le valía con ser reconocida solo en Estados Unidos. Por eso, en noviembre de 1888, propuso a Joseph Pulitzer realizar un trayecto alrededor del mundo. Un viaje que haría realidad la aclamada novela publicada por Julio Verne quince años antes.
Es más, no solo seguiría la ruta de Phileas Fogg sino que sería la primera persona en batir su récord de 80 días.
Pulitzer, poseedor de un finísimo ojo para los negocios, aceptó la propuesta de inmediato pues sabía de la monumental publicidad que una aventura de este tipo reportaría al periódico.

Y más si era una mujer quien la llevaba a buen término.
Porque claro, en una época donde, para la sociedad, la mujer era poco menos que una comparsa, el hecho de que fuese una mujer quien emprendiese tal aventura suponía un hito histórico.
Un año después, el 14 de noviembre de 1889 a las 9:40, Nellie Bly embarcó en el buque de vapor Augusta Victoria. Atrás dejaba el puerto de Hoboken; delante tenía una aventura de 40.000 kilómetros. El Victoria Augusta.
El itinerario, calculado con precisión y anunciado a bombo y platillo por el New York World, recorrería el mundo en tan solo 72 días.
Nellie Bly tenía 25 años y portaba como único equipaje el vestido que llevaba puesto, un abrigo grueso, varias mudas de ropa interior y un pequeño neceser de viaje, además de unas 200 libras esterlinas guardadas en una bolsa sujeta alrededor del cuello.
El resto del apoyo económico corría a cargo del New York World, patrocinador y financiador del viaje mediante una agresiva campaña de artículos publicados a nivel nacional. Recortes del New York World de la época.
Tal fue el impacto que la revista Cosmopolitan (sí, esa revista Cosmopolitan) envió el mismo día a su propia reportera, Elizabeth Bisland, para hacer la misma ruta pero en sentido inverso.
En su viaje, Bly vivió innumerables peripecias: recorrió Inglaterra, cruzó el Canal de Suez, recien abierto por Port Said. Atravesó Ceilán (actual Sri Lanka), Malasia y los territorios británicos del sudeste asiático. Canal de Suez en 1900Ceilán en 1900.
Sufrió retrasos y desvíos en las rutas navieras y ferroviarias, sobre todo en la parte asiática del trayecto.
Retrasos que su espíritu periodístico aprovechó para visitar una leprosería en China o un mercado de animales exóticos en Singapur, donde, por cierto, se compró un mono.
(Siempre me he preguntado si las imágenes de Karen Allen con el mono en Indiana Jones en busca del Arca Perdida fueron totalmente casuales).
Todas estas andanzas las fue escribiendo en crónicas que el World iba publicando y más tarde se agruparían en el libro "Around the World in Seventy-Two Days", novela de gran éxito que incluía una versión del Juego de la Oca, sustituyendo al palmípedo por la intrépida reportera.
Sin embargo, el episodio más plácido pero también más apasionante le sobrevino al poco de comenzar, cuando llegó a Londres el octavo día de ruta y recibió una carta manuscrita que empezaba así:
"Estimada Señorita Nellie Bly...
Efectivamente, el mismísimo Julio Verne se había enterado de las andanzas de Bly y le invitaba a su casa.

«Oh, me encantaría verles», escribió de vuelta Bly, «Cómo voy a rechazar tal oferta».
Así pues, la periodista sacrificó dos días de ruta y de sueño y se plantó al día siguiente en la mansión que los Verne tenían en el centro de Francia.
«Los ojos brillantes de Julio Verne me escrutaron con interés y amabilidad, y madame Verne me recibió con la cordialidad de una amiga querida», escribiría Bly al reseñar el encuentro.
Pero claro, entre los dos días perdidos y los retrasos que vendrían después, Bly llegó a Japón con casi 4 días detrás de su objetivo.
En Yokohama tomó un vapor, el Oceanic, cuya ruta era dos días más rápida que la prevista. Por eso, y retomando el primer tuit del hilo, Bly llegó a San Francisco con dos días de retraso.

Si los horarios se mantenían, aún iba a necesitar otros seis días para cruzar los Estados Unidos. Lo bueno es que sabía que Joseph Pultizer no estaría dispuesto a que los horarios se mantuviesen.
Por eso, Bly, no se sorprendió demasiado cuando el cochero que la recibió en el muelle le entregó un telegrama que rezaba: «Estimada Miss Bly. Este coche la llevará a la terminal ferroviaria. Llegará usted a tiempo».
En efecto, en la San Francisco Terminal Railway le esperaba un tren privado fletado por el New York World, el periódico para el que escribía. Lo habían bautizado «Miss Nellie Bly Special».
Tras cuatro días en los que el tren batió todos los récords de velocidad, con una asombrosa media de sesenta kilómetros por hora (60 Km/h!!), la joven periodista puso un pie en el andén de la estación de Jersey City, New Jersey.
Allí la aguardaba una muchedumbre vitoreándola, al frente de la cual destacaba Pultizer, editor y dueño del World. Eran las 15:51 del 25 de enero de 1890 y Nellie Bly acababa de dar la vuelta al mundo en setenta y dos días.

Lo había conseguido.

Había superado a Phileas Fogg.
Y con esta fotografía de Nellie Bly feliz, saludando a la multitud, nos vamos a ir despidiendo del episodio de #LaBrasaTorrijos de hoy.

Si os lo habéis pasado bien, hacedme un RT o un FAV o un follow o invitadme a un carajillo de anís, lo que os venga mejor.
Nos vemos en un nuevo episodio el próximo jueves.

Como siempre, recordad que si queréis conocer más territorios improbables, tenéis todos los capítulos de #LaBrasaTorrijos archivados en mi tuit fijado, que es este:

Las imágenes del episodio de hoy son de:
Joan W. Blos, Catherine Stock, Paramount Pictures, Cosmopolitan archives y un montón de Dominio Público.

(Fin del HILO 🚀🌏)
(Y en el capítulo de la semana que viene vamos a viajar al altiplano boliviano para conocer una arquitectura autodidacta y ultrabombástica)
Ah, y si queréis escuchar otra historia chula, aquí os dejo el primer episodio del podcast que hemos grabado @lopedetoledo y yo sobre Bucky Fuller, una de las mentes más revolucionarias del siglo XX.

Os va a encantar.

open.spotify.com/episode/5LLmuV…
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