My Authors
Read all threads
Hace 80 años, en Berlín nació la idea más horrible de la historia. Hoy, en esa misma ciudad hay un edificio anguloso y extraño que intenta cerrar la herida que abrió esa idea.

En #LaBrasaTorrijos de hoy, el Museo Judío de Berlín: una cicatriz de hormigón y tiniebla.

(HILO 👇) Un suelo lleno de caras de metal con expresión horrorizadaUn pasillo atravesado por vigas a distintas alturas e inclinacionesLa fachada del Museo Judío: llena de ventanas estrechas inclinadas en todas direcciones.
Nuestra historia comienza hace mucho tiempo. Mucho. Tanto que está escrita en el principio del Libro del Génesis.

«Entonces Dios dijo: "Hágase la luz". Y la luz se hizo. Dios vio que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas». Una sala angulosa y oscura con una estrechísima franja de luz. No sé traducir esto a lenguaje de ciegos pero suponed una sala con el aire estancado por donde el aire fresco solo entra por una estrecha rendija en una esquina.
Solemos decir que la arquitectura es espacio. A veces, cuando intentamos ser precisos, afirmamos que es tiempo y espacio. Pero hay algo más. Hay algo que lo rodea todo, algo que lo acaricia todo, algo que lo envuelve y lo mece y lo define todo.

Hay algo antes.

La luz.
La luz es todo. La luz está al principio del tiempo y al principio del espacio. La luz es el primer motor de la arquitectura. La máquina omnisciente que hace que la arquitectura sea arquitectura.

Que imprime existencia a la existencia. Un espacio triangular con un punto de luz en el techo.
Pero por muy antiguo que sea el comienzo de nuestra historia, tenemos que dar un salto en el tiempo.
Un salto hasta 1946, el año en que nació Daniel Libeskind.

Un año después de la capitulación de Alemania y de que Europa viese el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Daniel es este bebé de la foto.
Al niño Daniel le gustaba la música. Le gustaba la matemática del sonido y la precisión de la armonía.

El niño Daniel tocaba el acordeón y lo tocaba tan bien que con tan solo 7 años ya ejecutó varios conciertos como solista en la televisión nacional. Un niño prodigio. Daniel Libeskind de niño tocando el acordeón.
El joven Daniel era un músico excelente. A los trece años viajó por primera vez a Estados Unidos gracias a una beca de la prestigiosa "America Israel Cultural Foundation", donde tocó junto a otro niño prodigio: ni más ni menos que el violinista Itzhak Perlman.
En 1960, el joven Daniel viajó por segunda vez a Estados Unidos. Cuando puso el pie en el puerto de Nueva York sabía que ese descenso era muy distinto al que había hecho un año antes en el aeropuerto JFK. New York en 1960
Ahora había navegado junto a sus padres y sus dos hermanos en uno de los últimos barcos de inmigrantes que cruzaron el Atlántico. El joven Daniel sabía que ya no iba a volver a Europa.
Aunque atendía a las clases de su instituto en el Bronx, el joven Daniel solía ayudar en la imprenta donde trabajaba su padre en el Bajo Manhattan. Desde allí, a menudo se asomaba a la ventana y miraba hacia el Sur y veía como se levantaban dos enormes edificios blancos. Las Torres Gemelas en construcción.
El joven Daniel vio como esos dos edificios, a medida que tomaban altura y se convertían en el corazón del complejo, acabaron recibiendo un nombre distinto al original. Casi nadie las llamaba World Trade Center. Eran las Torres Gemelas.
Al joven Daniel le gustaba la arquitectura. Le gustaba cómo las formas y los espacios se cruzaban y se intersecaban, y cómo debajo había una estructura que lo sostenía todo: la forma el espacio y las intersecciones.

Obtuvo el título de arquitecto en 1970. Daniel Libeskind de joven junto a una mesa de dibujo.
Daniel Libeskind se había casado con Nina Lewis un año antes de acabar la carrera. La conoció en el Camp Hemshekh de Nueva York.

El Hemshekh era un campo de verano patrocinado por el Bundismo socialista: la Unión General de Trabajadores Judíos de Lituania, Rusia y Polonia.
El Hemshekh fue fundado en 1959 por supervivientes del Holocausto.
Porque Daniel Libeskind nació en 1946, un año después del fin de la Guerra. Y nació en Łódź, Polonia.

A unos doscientos kilómetros al este de Treblinka y a otros doscientos al norte de Auschwitz. Auschwitz.
Daniel Libeskind es judío.

Y sus padres, Dora y Nachman, y su hermana Anette, fueron supervivientes del Holocausto. Foto de familia con Daniel bebé, Anette con unos 4 años y sus padres, Dora y Nachmann.
En 1989, Daniel Libeskind, judío polaco, ganó el concurso para la construcción del nuevo Museo Judío de Berlín. Una máscara metálica chillando en el suelo del museo judío.
La mayoría de los proyectos que se presentaron al concurso proponían espacios amplios, neutros y bien iluminados. Quizá como referencia a la Neue Nationalgalerie que Mies van der Rohe había construido en 1968 en el propio Berlín y que es uno de los edificios más bellos del mundo. la galeria nacional de Mies van der Rohe: dos planos enormes, de 100 por 100 m., uno en el techo y otro en el suelo completamente rodeados de vidrio.
Quizá se propusieron esos proyectos para visibilizar un estado de tranquilidad, comprensión y paz; un bálsamo arquitectónico que ayudase a sanar la herida más profunda del país.
Daniel Libeskind, judío polaco, no quería la paz ni la tranquilidad. Sabía que la herida no se curaría por la construcción de un edificio. Libeskind confiaba en que la herida ya se había curado, pero que no había que ocultarla ni taparla.
Como la herida no podía disimularse, el proyecto de Libeskind no atendía a grandes espacios neutros, sino que era una abultada y desgajada pastilla de hormigón y zinc, que recorría el lugar en un zig-zag retorcido y aparentemente caótico. Espacios retorcidos, espacios angulosos. En esta y en las otras dos imágenes.
El edificio de Libeskind tiene cien quiebros en cien ángulos y cien estrechísimas ventanas que acuchillan la fachada en cien itinerarios como cien tajos de espada y cien balazos y cien laceraciones.

Es la visibilización de una herida. El texto del tuit es explicativo de las imágenes. Decenas de ángulos, decenas de ventanas extrañas retorcidas e inclinadas.
El jurado del concurso lo llamó "Relámpago", posiblemente por su forma, pero el Museo Judío de Berlín en realidad es otra cosa. La planta del edificio. Retorcida como un relámpago.
El Museo Judío de Berlín es la piel que se acumula donde antes brotaba la sangre. Son los tejidos nuevos que aparecen donde antes había un desgarro y un vacío.

Es una cicatriz en la memoria de la Humanidad. Interiores retorcidos del museo.Un fragmento de fachada llena de ventanas estrechas cruzadas en ángulos de todo tipo.
El Museo Judío no tiene puerta de acceso ni salidas visibles al exterior. Se llega a través de un paso subterráneo. Dentro hay 60 quiebros en 60 secciones, que el propio Libeskind dice tomar de los sesenta giros que aparecen en la “Calle de dirección única” de Walter Benjamin.
Como también afirma inspirarse en el Gedenkbuch, el libro que recoge los nombres de todos los judíos que fueron víctimas del Holocausto.

Y como músico, también considera que el edificio es el acto final de la ópera “Moisés y Aarón”, que Arnold Schönberg dejó inacabada. Una representación de Moses und Aron. Una mujer desnuda rodeada de mujeres vestidas de negro y mujeres vestidas de blanco.
Entre todas esas referencias invisibles pero existentes y entre todos esos quiebros transitables pero sin salida aparente, el edificio es atravesado por una serie de vacíos inaccesibles que revelan una estructura portante que no parece tener relación con la forma.
Unas vigas inquietas e incomprensibles que agujerean el aire como lanzas de hormigón.
Tan solo hay dos vacíos que pueden recorrerse. Uno es el Vacío de la Memoria, donde el escultor israelí Menashe Kadishman inunda el suelo con diez mil caras de acero. Un espacio extraño con diez mil caras de acero en el suelo.
Y te ves obligado a pisarlas para atravesar el espacio.

Y cuando las pisas, suenan.
No es un símbolo o una alegoría; son diez mil caras que gritan como gritaron las víctimas de la Shoah o como grita cada víctima de la violencia y la guerra. La cara metálica que grita.
Porque es muy difícil creer que la guerra que Libeskind no vivió por apenas un año, pero que experimentó a través de la historia, y aún más cerca, de su propia familia, no modelase el otro gran vacío accesible del Museo Judío de Berlín: la Torre del Holocausto.
Como al resto del edificio, a la Torre del Holocausto no se llega por ninguna puerta y no tiene ninguna salida al exterior. Apareces dentro desde un pasillo en el sótano.
Y dentro no hay nada.

O hay todo. Una imagen similar a la del tuit de
Dentro hay 20 m2 de superficie y 20 m. de altura de espacio. Entre sus paredes angulosas hay 400 m3 de aire inalcanzable. 400 metros cúbicos de tiempo detenido, eterno.

Y cuando te apoyas en uno de sus muros y miras hacia arriba solo ves 400 metros cúbicos de oscuridad. Una sala oscura.
O no. La misma imágen del tuit de
Porque en el Museo Judío de Berlín, Daniel Libeskind, judío polaco, ha renunciado a la tranquilidad, a la comprensión y a la paz. Pero no ha renunciado a la luz.
Y es que la luz, como en el principio del Génesis, es omnisciente. Está en todos lados y sin ella no hay nada. Y como dice su propia definición ontológica, la oscuridad no existe sin la luz.
En una esquina superior de la Torre del Holocausto hay una finísima línea de luz. Una única ventana vertical a veinte metros de altura.

Un fogonazo imposible que, breve como un relámpago, ilumina los bordes de una cicatriz construida con hormigón y tiniebla.
Y con esta imagen de las caras, el hormigón y la tiniebla, vamos a irnos despidiendo del Museo Judío de Berlín y del capitulo de hoy de #LaBrasaTorrijos.

Si os ha gustado, se agradece que me hagáis RT, FAV, follow o que me deis una amistosa palmada en la espalda.
Nos vemos en un nuevo episodio el próximo jueves.

Como siempre, recordad que si queréis conocer más territorios improbables, tenéis todos los capítulos de #LaBrasaTorrijos archivados en mi tuit fijado, que es este:

Las fotos de hoy son de:

Jens Ziehe, Hufton+Crow, Guenther Schneider, Michele Nastasi, BitterBredt, Denis Esakov, Anabella Fernandez, Laurian Ghinitou, Michelle M F, Michael Francis, Sam Saunders, Xoan Sampaiño, Ben Francis y el vídeo es de @Andrew_loptar

(Fin del HILO 👆)
@Andrew_loptar (Y en el próximo episodio, para celebrar el día de San Valentín, vamos a conocer la historia de un matrimonio que cambió el mundo)
Por cierto, si os ha gustado, que sepáis que en mi cuenta de Instagram estoy contando otras historias, más pequeñas y en un formato distinto, pero también cantidad de chulas. instagram.com/p/B8LdZyUqsYf/…
Y también en Facebook por si no tenéis Instagram: facebook.com/pedrotorrijos.…
Missing some Tweet in this thread? You can try to force a refresh.

Enjoying this thread?

Keep Current with Pedro Torrijos

Profile picture

Stay in touch and get notified when new unrolls are available from this author!

Read all threads

This Thread may be Removed Anytime!

Twitter may remove this content at anytime, convert it as a PDF, save and print for later use!

Try unrolling a thread yourself!

how to unroll video

1) Follow Thread Reader App on Twitter so you can easily mention us!

2) Go to a Twitter thread (series of Tweets by the same owner) and mention us with a keyword "unroll" @threadreaderapp unroll

You can practice here first or read more on our help page!

Follow Us on Twitter!

Did Thread Reader help you today?

Support us! We are indie developers!


This site is made by just three indie developers on a laptop doing marketing, support and development! Read more about the story.

Become a Premium Member ($3.00/month or $30.00/year) and get exclusive features!

Become Premium

Too expensive? Make a small donation by buying us coffee ($5) or help with server cost ($10)

Donate via Paypal Become our Patreon

Thank you for your support!