En nuestras manos recae la formación de los/as profesionales que habrán de componer una sociedad mejor.
¿Para qué enseñar? ¿Qué enseñar? ¿Cómo enseñar? ¿Cómo evaluar?
En cuestión de días, cada maestrillo/a no es que tenga su librillo: tiene su propio canal de YouTube.
Y, aunque sabemos que nuestros destinatarios no siempre disponen de los medios tecnológicos necesarios: ¿qué otra cosa podemos hacer?
Les decimos: estamos aquí, seguimos aquí, mira que esto pasará. Y después se nos enturbian los ojos.
Nuestros alumnos y alumnas.
Vuestros hijos e hijas.
Reinventándonos a cada paso. Somos las personas más cercanas al futuro.
Una sociedad que pide tener a sus maestros y maestras, profesores y profesoras, al pie del cañón es una sociedad con esperanza.
Y eso nunca lo vamos a perder.
Ahora la burbuja de nuestras matemáticas, lengua, literatura, historia, física, química, biología, geología (etc.), vuela hasta cada hogar regalando un poco de oxígeno.
No caigamos en la tentación de monopolizar los esfuerzos: ni los nuestros ni los de nuestros estudiantes (ni los de sus familias).
No caigamos en la tentación de ignorar la situación. Esto está ocurriendo realmente.
Prefiero renunciar a un último tema y que mi mensaje sea recibido de forma sana. Ya tenemos una curva más importante que aplanar.
Espero, deseo, y confío, en que las instituciones sabrán encontrar la solución adecuada.
Pero tenga la sociedad un poco de comprensión hacia nosotros y nosotras. Quien más quien menos requiere su tiempo.
No todos/as disponemos de las mismas destrezas. No todos/as estábamos en las mismas condiciones de hacer tal readaptación de la noche a la mañana.
Ahora, más que nunca, cada uno de nosotros y nosotras somos una de esas estrellas.
⭐️⭐️⭐️
No pretendo encender ningún fuego, solo busco aliviar mis quemaduras.
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