Thread by @Urieldesimoni

Hoy quiero hablar de branding. Por la naturaleza de mi trabajo construyendo marcas a partir de la comunicación, hay cosas que me fueron llamando la antención de UK y hoy quiero hablar de una, del cambio de la narrative emocional y como eso impacta en las marcas.

En primer lugar no podía entender cómo las marcas no construían una identidad y se dedicaban 100% a la publicidad paga, al posteo promocionado, a la violencia competitiva de los bids de Google Search.

Antes de que salten los fundamentalistas de todo, no tengo nada en contra de la publicidad ni las métricas. Solo creo que están incompletas si no hay un factor humano y una vision detrás. A ver, jamás recibí tanta basura por Instagram como cuando vine a UK.

Otra cosa que me llamó la atención la descripción de los puestos de laburo en el terreno del marketing y la “creatividad”. El 99% de los avisos piden gente especializada en PPC, SEO y generación de leads, que puedan crear campañas creativas con el único objeto de vender y vender.

Ahí, lógicamente, me saltó el Urielator y me dije, “y el amor dónde está?”, “donde está la construcción y relación entre personas, entre marcas e individuos?”

Entonces caigo en la cuenta de un ejemplo que puede ilustrar mi punto, un ejemplo que está en las narices de todos y, por el hecho de ser tan evidente, pasa desapercibido. Estoy hablando de una muestra, de un sampleo del comportamiento social respecto de una cultura

Basta de preámbulos. Hablo del mercado de las tarjetas de cumpleaños, celebraciones, aniversarios. Acá mandan tarjetas para TODO.

No solamente se pueden comprar en megatiendas que se dedican solo a eso, sino que hay apps para crear tarjetas customizadas y enviarlas por correo evitando el contacto cara a cara.

A eso le sumo el detalle de ver cómo se contacta la mayoría al momento de saludarse, de celebrarse: un mensaje de texto y pum, que te llegue por correo un “gracias por ser como sos, te quiero”. Punto.

Esto me dio la pauta de que el mercado de las tarjetas, por nombrar uno, es una manifestacion de los sentimientos a partir de la anulación del contacto.

Es cambiar la expresión humana de un abrazo, de un beso, de un “te quiero” en voz propia, por un “I owe you”, un pagaré, una pausa a la expresión.

Y todo cobra sentido. Porque esta falta de contacto se ve en las marcas. Siguen un proceso inverso.

No crean el contacto, la confianza, la cercanía en el orden natural, sino que invierten millones en publicidad, obtienen el revenue planeado y después se concentran, siempre a partir de un tercero, en construer la identidad. Pero esa identidad llega tarde.

La cualidad humana, el contacto con el otro es imposible de cuantificar. Acá entonces mi consejo: El dinero es importante, claro, porque es el combustible que hace que la vision de la marca se mueva hacia adelante;

pero las personas, el cliente, los empleados lo son mucho más, porque son la relación directa con la fibra más íntima de lo que nosh ace humanos.

Tal vez estoy loco, pero el 100% de las veces que creé un sentido de marca, un valor, una creencia, el resto siguió de forma natural a partir de esa construcción.

Eso. Creen identidad, creen el símbolo para que otros se sientan identificados. De esa forma un cliente no es una compra, es una relación humana. Una Amistad.