Instagram es un sitio extraño.
Donde ves famosos con miles de seguidores aplaudir a gente que se pone un fonendo o una bata para otorgarse un conocimiento que no tiene.
Ellos, los famosos, creen que da igual.
Pero no es así.
Sus aplausos se llevan a otros que arrastrados caerán.
Donde ves famosos con miles de seguidores aplaudir a gente que se pone un fonendo o una bata para otorgarse un conocimiento que no tiene.
Ellos, los famosos, creen que da igual.
Pero no es así.
Sus aplausos se llevan a otros que arrastrados caerán.
Y el famoso no se percatará de la caída ni de las consecuencias de lo aplaudido.
Porque está lejos, distante y separado. Quizá propietario de una vida sin daño y una salud encomiable.
Desde ahí se puede aplaudir todo.
Desde donde no duele y no importa.
Porque está lejos, distante y separado. Quizá propietario de una vida sin daño y una salud encomiable.
Desde ahí se puede aplaudir todo.
Desde donde no duele y no importa.
Pero por cada gesto a favor de una pseudocosa, por cada palabra sobre lo que no aporta, habrá alguien que sufra las consecuencias de un error que brilla mucho.
Si lo dice aquel a quien admiro no puede ser malo y si lo es no es culpa suya.
Algo habrá fallado.
Si lo dice aquel a quien admiro no puede ser malo y si lo es no es culpa suya.
Algo habrá fallado.
Así que si te pagan por vender lo que no cura.
Si te abren puertas por alabar lo que es mentira.
Si eres famoso y crees que nada salpica recuerda que hacer daño es a veces como el efecto mariposa.
Haces click, un me gusta, y puedes arruinar la vida del que te pide una foto.
Si te abren puertas por alabar lo que es mentira.
Si eres famoso y crees que nada salpica recuerda que hacer daño es a veces como el efecto mariposa.
Haces click, un me gusta, y puedes arruinar la vida del que te pide una foto.
Si tienes conciencia probablemente se parezca a ese hormigueo que ahora, justo cuando lees esto, te acaricia la nuca.
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